“En primer lugar, su obra está instalada en un templo, la Catedral de Cuenca, sobre uno de cuyos muros sigue habiendo un monumento dedicado a la memoria de un líder falangista”, escriben al artista chino los creadores contemporáneos reunidos en el colectivo La Situación. Tras explicarle que la Falange fue un partido fascista español, que “fundamentó ideológicamente un Golpe de Estado, que se transformó en una guerra civil y, posteriormente, en un régimen dictatorial del que fueron víctimas decenas de miles de personas”.

Para los firmantes, existe una contradicción evidente entre el título de la exposición dedicada al artista chino represaliado por las autoridades de su país y la obra que se expone. “Ai Weiwei: La poética de la libertad, es contradictorio con la pervivencia de esa memoria del fascismo”, aseguran. El protagonista no ha pasado por Cuenca, polo que no ha podido ver cómo se ha expuesto sus piezas y tampoco debe contar con información sobre “el contexto económico y político en que se inscribe”.

“Nos consideramos en la obligación de hacerle saber que el modo como su obra ha sido expuesta contradice la intencionalidad crítica de su propuesta”. El colectivo cuenta en la carta que la empresa que ha ideado y gestionado el proyecto es EULEN, dedicada a la seguridad que ha abierto una línea de negocio destinada a la oferta de servicios para el sector cultural.

Libertad, un buen negocio

“Que la “libertad” se ligue a la “seguridad” se sostiene sobre un discurso ideológico neoliberal que apela a la libertad como prerrogativa exclusiva de la iniciativa privada ligada al capital. Por otra parte, las empresas de este tipo conciben el arte como una industria de entretenimiento, y trabajan más con una lógica de inversión turística que de inversión cultural”. La Situación 2016 se declara a favor del desarrollo de la industria turística, pero en contra de que la cultura “sea concebida como herramienta turística”. Tampoco creen en que la inversión en tejido cultural sea sustituido por inversiones destinadas a “la promoción de ciudades-marca”.

Los artistas españoles lamentan que no han podido saber el dinero público invertido en la exposición, “cuyo objetivo es ser herramientas para la creación de tejido cultural y no instrumentos para alimentar negocios privados”.

“Como persona que ha estado en prisión, querríamos conocer su posición respecto a un sistema judicial que envía a prisión a quienes roban en un supermercado y permite la impunidad de quienes defraudan millones de euros y de representantes públicos corruptos que se han enriquecido a costa de lo público incluso en momentos en que los ciudadanos viven en situación de precariedad”, añaden.

“Pero en España, hay otras cárceles: las económicas, de quienes son desahuciados o condenados a la precariedad de por vida, y los llamados “centros de internamiento de extranjeros” (CIE), en que se recluye a personas procedentes de fuera de la Unión Europea y a quienes arbitrariamente se cataloga como migrantes ilegales o refugiados. En las últimas horas se ha producido un motín en el CIE de Aluche, donde un numeroso grupo de “sin papeles” ha reivindicado “libertad” y “justicia”. ¿No cree que su obra debería acompañar estos hechos y situaciones y no una selección de cuadros de pintores informalistas, que fueron en su momento instrumentalizados por las políticas culturales del régimen franquista?”.