Wilfredo Prieto (Cuba, 1978) se llevó las portadas y las tertulias el año pasado en ARCO al dejar medio vacío un vaso de agua y venderlo por 20.000 euros. El debate sobre la legitimidad del arte contemporáneo resucitó con la edición de la feria, que cada año quiere ser menos estridente y rompedora y más profesional y comercial.

La nueva edición de la feria, en la que cumple 35 años, el artista cubano regresa con la galería Nogueras Blanchard menos provocador. Pone a la venta sus dibujos y bocetos de las ideas con las que se va cruzando en su proceso creativo. Algunas terminan convertidas en obra, otras acaban en la papelera. Son hojas arrancadas de sus cuadernos, garabateadas a bolígrafo. Wilfredo enmarca sus ensayos y los vende a 1.800 euros, la obra más barata que ha encontrado este periodista (tres veces el salario mínimo interprofesional) el primer día de feria. 

Twelve deaths, de Wilfredo Prieto.

Prieto no se considera un provocador, aunque le gustaría que el arte lo fuera mucho más. En ARCO este año tampoco lo encontrará. El vaso no era una pieza espectacular, de hecho era un grito mudo en medio del ruido. Una obra demasiado silenciosa para tanta competencia, una aguja en un pajar que sólo la casualidad desveló.

Es un artista que recurre a la ironía, al absurdo y al humor para construir un discurso ambiguo, una broma sencilla de significado complejo. Pero sus galeristas han preferido rebajar el jaleo del año pasado con cerca de 20 dibujos que suponen el laboratorio de su obra mayor. “El problema es que tenemos una noción del arte muy seria y nos cuesta entender otras categorías de arte”, explicaba el artista a este periodistas hace un año, en medio de la tormenta del vaso.

Luces de discoteca, de Wilfredo Prieto.

El artista cubano asegura que sus obras se caracterizan por un corte filosófico y político. Lo rescata de la cotidianidad y espera que en la feria se aprecie todo el sentido de su pieza. Pero las ferias son un espacio de carácter comercial, por eso no en “el lugar idóneo para reflexionar y entender nuestras preocupaciones”.

La edición 35 es, si cabe, más seria de lo habitual: la dirección ha invitado a grandes galerías del panorama comercial, en vez de a las de un país. Lo han llamado “Imaginando otros futuros”, con cerca de 30 empresas que han traído a sus artistas a la espera de que los coleccionistas españoles, los pocos coleccionistas españoles, adquieran obra. En total, tienen stands 221 galerías. La feria estará abierta hasta el domingo y el precio por entrar son 40 euros.