Cómo le gusta a la escritora Margaret Atwood (Ottawa, 1939) imaginarse mundos distópicos y futuros aterradores. Prueba de ello son dos de sus mayores éxitos, El cuento de la criada y la trilogía de MaddAddam, cuya primera entrega Oryx y Crake (Salamadra), ha llegado esta semana a las librerías españolas. 

Tras leer la primera parte de este trío de libros, que se completará con El año del diluvio y Maddaddam, es inevitable tener la sensación de que la autora canadiense lleva años poseyendo una bola de cristal, un tesoro al que acude en busca de ideas (cada vez más locas) con las que crear sus obras. En el año 2003 y en inglés, Atwood publicaba Oryx y Crake, una visionaria novela en la que una pandemia acababa con el 99% de la población mundial. Un mundo en el que solo han sobrevivido unos pocos humanos y que es habitado por seres genéticamente modificados. 

Aunque han pasado ya 18 años, algunas de las previsiones más terroríficas de la autora se han hecho realidad. Atreverse a jugar y manipular la naturaleza a veces tiene sus consecuencias y el ansia de poder llega a destruir comunidades. 

En su libro, Atwood habla de una sociedad que no lee, quizás el mayor miedo que puede tener sobre el futuro un escritor, y que además desconoce todo lo anterior, todo eso que para nosotros hoy es la vida. Cero ordenadores, cero lámparas, cero iPhones y cero gimnasios. Solo restos que se van encontrando a orillas del mar o entre los escombros de lo que fue una metrópoli. 

Oryx y Crake es la primera entrega de una nueva trilogía distópica sobre el fin del mundo, a la que sigue El año del diluvio, que saldrá a la venta el 8 de julio, y MaddAddam, la novela inédita de Margaret Atwood que verá la luz el 14 de octubre de este año de la mano de Salamandra. 

Portada del libro 'Oryx y Crake ', de la gran Margaret Atwood Narrativa Salamandra

Pitonisa "Atwood"

Lejos de encontrar similitudes entre nuestros animales y los seres extraños que ha inventado para la ocasión, como los cerdones, creados con células humanas, o los mofaches, diseñados para convertirse en tu nueva mascota favorita; Atwood reflexiona a través de esta narrativa sobre algunos de los problemas que nos acechan en nuestro día a día. 

La prolífera explotación del medio ambiente y la destrucción de la Madre Tierra ocasionada por el hombre, así como el peligro de experimentar con la ciencia, la vida humana y los cuestionamientos éticos que van de la mano con ello son explorados en este libro. 

Aunque también hay una parte de ese "supuesto" presente similar al nuestro que es extremadamente agria, casi escuece. En esa normalidad que después se destruye, internet se convierte en un nido de pornografía infantil, ejecuciones y asesinatos en tiempo real, multitud de atrocidades o la invasión de la vida privada vía streaming. Todo ello en una red accesible para todos a nivel mundial y con intereses económicos de por medio, que explora los límites y la posible expansión de la famosa Deep Web.

La historia

El Hombre de las Nieves se llamaba Jimmy. Pero eso era en una vida anterior, una más parecida a la que conocemos todos nosotros. Porque ahora Jimmy es el único hombre del planeta y se desenvuelve en un inquietante mundo postapocalíptico desde una posición de "otredad". En esta historia Jimmy es el extraterrestre y tiene que sobrevivir en un mundo modificado por la mala praxis de los humanos, y sus ansias de crear, experimentar y dejarse llevar por el juego de la avaricia. 

Con una historia de amor que se va descubriendo según avanza la historia, un análisis de los conflictos familiares y las relaciones paterno y maternofiliales, y un sentimiento permanente de soledad, Oryx y Crake imagina un futuro distópico no muy lejos de la realidad en algunos aspectos. 

Hombre de las Nieves llora la pérdida de Crake, su mejor amigo, y de la bella y esquiva Oryx, de quien ambos estaban enamorados, mientras lucha por sobrevivir en absoluta soledad sobre la faz de la Tierra. A merced de los elementos, acechado por los recuerdos y sin más compañía que la de los Hijos de Crake, unos seres de ojos verdes que lo consideran una especie de profeta. Hombre de las Nieves se pregunta cómo ha podido cambiar todo en tan poco tiempo y emprende un doble viaje hacia su pasado y hacia la burbuja de alta tecnología creada por Crake, el lugar donde empezó todo.

La escritora canadiense Margaret Atwood. L. Mora

La autora asegura que no es ciencia ficción. Unas declaraciones que inspiran miedo y curiosidad a partes iguales. "Lo que hago no es ciencia ficción: la ciencia ficción tiene que ver con naves espaciales y marcianos. No quiero que la gente se confunda; estas historias ocurren en nuestro planeta, sólo que en otro tiempo, en el futuro", afirma la autora. "Pueden considerarse distopías, aunque en el presente existan realidades distópicas como la que se vive en Corea del Norte. Con Julio Verne no había ningún problema: sus novelas se llamaban «novelas de anticipación» porque la ciencia ficción aún no se había inventado. Me siento más cerca de ese término", añade. 

El virus

No paramos de escuchar que la pandemia que azota al mundo es un "castigo" por haber maltratado al planeta. Otros optan por culpar al gigante asiático y sus "experimentos". Pues bien, en la novela, el virus ha sido creado en un laboratorio por un científico llamado Crake, quien ha decidido extinguir a su propia especie porque entiende que, de no hacerlo, el planeta entero está abocado a su destrucción.

De esta forma, Atwood culpa directamente a la especie humana de la destrucción, sin metáforas ni supuestas conspiraciones lideradas por sectas ni Miguel Bosé. El egoísmo humano está provocando un imparable calentamiento global que acaba con miles de formas de vida, así como un auge del poder avaricioso en ámbitos como la política o la economía. 

La escritora realiza una crítica sobre las contradicciones del progreso científico y tecnológico, y cuestiona si éste provoca la destrucción del mundo, como si de una premonición de la Covid-19 se tratase. 

Su protagonista, Hombre de las Nieves, se topa con tres mujeres sobrevivientes a la pandemia. Esto, lejos de suponer un chute de alegría, provoca en el personaje un problema ético. ¿Debería matarlas, aunque pudieran ser las últimas mujeres del mundo, para salvar a los crakers?

Animales futuristas

Otros de los aspectos más impactantes de esta trilogía es la creación de animales, como los cerdones, diseñados para alojar una amplia gama de tejidos humanos destinados a trasplantes o las ovejas mohairs, a las que les crece cabello humano para surtir a la industria de la belleza.

"Nada es pura invención. He tergiversado algunas cosas, pero no me he inventado nada: las cabras que producen seda de araña existen ya, y también el conejo verde que brilla porque tiene ADN de medusa. Algunas de las cosas de las que hablo se estaban creando entonces [a principios del siglo XXI] y otras son posibles en teoría", relata Atwood. 

Aquí entra en juego también su hincapié en el cambio climático: "La extinción de las especies y del cambio climático eran discusiones que mi padre tenía con sus colegas cuando yo era niña, y que al final han acabado en los titulares de todos los periódicos, décadas más tarde. Y eso que aún no se había abierto la caja de Pandora del ADN". 

Los mundos de Atwood 

Atwood es una de las escritoras más prestigiosas del panorama internacional. Sus obras han sido traducidas a más de cuarenta idiomas, ha escrito poesía, ensayos, entre ellos el brillante Penélope y las doce criadas, cuentos y dieciocho novelas, entre las que cabe destacar Por último, el corazón (2016), Alias Grace (2016), El cuento de la criada (2017), convertida en una exitosa serie de televisión, y su secuela Los testamentos (2019). 

Pese a su larga lista de obras, no deja de sorprender. Ha sido dos veces ganadora del prestigioso Premio Booker y merecedora del Premio Príncipe de Asturias de Las Letras en 2008, entre otros muchos galardones.

Ella es una figura polémica en el mundo de la literatura: dentro y fuera de los libros, y sus comentarios sobre feminismo siempre causan alboroto a su alrededor, como lo hacen los ejemplares de sus best sellers al llegar a las librerías. 

Después del fenómeno editorial de El cuento de la criada y su secuela Los testamentos, Salamandra continúa la recuperación de lo mejor de la obra de Margaret Atwood publicando, por primera vez completa en español esta visionaria trilogía distópica sobre el fin del mundo. Y, aunque nos dé un poco de miedo descubrir qué nuevo futuro "posible" se le pasa por la cabeza, estamos deseando devorar el próximo. 

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