El mundo de la fotografía y la publicidad está de luto. Leopoldo Pomés Campello ha fallecido a los 87 años de edad. "Lo más importante en la vida, para mí, ha sido mirar", era una de las frases que empleaba y que le ha servido para toda la vida.

Quien fuera galardonado en octubre del pasado año con el Premio Nacional de Fotografía, revolucionó la fotografía con un estilo erótico sutil que se mezclaba con el simbolismo de las siluetas humanas.

El catalán nació en 1931 en Barcelona y desde que era joven se interesó por la fotografía. Empezó con una Kodak que su padre apenas utilizaba —la primera imagen que tomó de sus padres está presente en su libro No era pecado (Tusquets)— hasta que este decidió regalarle una. De hecho, Pomés siempre recalcaba que era un pésimo estudiante y la fotografía era lo único que se le daba bien.

Su primera exposición en 1955, la cual casi no sale adelante porque el director de las Galerías Layetanas no confiaba en su trabajo, fue todo un éxito. De esta manera, destacó su Imagen blanca cuatro años más tarde, donde se representa una enorme fotografía de una mujer en bañador tumbada sobre la arena de la playa

Además de esa mirada crítica del entorno que le rodeaba, el catalán conoció a personalidades como Picasso y se interesó por los paisajes de Modest Urgell, quien influyó enormemente en su obra artística.

Obtuvo la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona, el Premio de Artes Plásticas de la Generalidad de Cataluña en 1998 y la Cruz de Sant Jordi en 1999.

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