“Eso era acoso totalmente, totalmente. No tengo ninguna duda de que eso era acoso. Yo estaba ahí y estaba siendo acosada. Él quería que yo fuera a su casa, no quería que me fuera a la mía. Él quería que… que me fuera con él esa noche”. Solloza y traga saliva. Quien habla es Patricia Wulf, la mezzosoprano que se ha enfrentado al mítico tenor español Plácido Domingo. Es la única de las nueve denunciantes -que señalan el "comportamiento sexual inapropiado" del artista- que se ha identificado en su comunicado y que, incluso, ha atendido a la prensa para contar en primera persona su caso.

Todas apuntan que la intocable leyenda de la ópera las presionó -encontrándose ellas en los albores de sus trayectorias profesionales- para tener sexo con él. Presuntamente las chantajeaba con futuros trabajos e incluso, según su testimonio, Domingo llegaba a idear castigos profesionales para las que no accedían a sus deseos. Sin duda el cantante, director de orquesta, productor y compositor -antiguo director general de la Ópera Nacional de Washington y, actualmente, responsable de la Ópera de Los Ángeles- es uno de los hombres más poderosos de la escena mundial.

A eso se refiere Wulf cuando recuerda su experiencia con él: "Era un secreto muy conocido, algo que pasaba muy a menudo. Él vino hacia mí, se puso muy cerca y me dijo: 'Patricia, tienes que venir a casa esta noche'. Fue impactante. Fue muy difícil. Las mujeres somos tratadas como objetos muy a menudo y esto tiene que terminar", relata. La mujer madura mira a cámara y a ratos se amasa los cabellos rubios, nerviosamente. Cuenta que cada vez que le rechazaba, no paraba de preguntarse a sí misma: "¿Acabo de arruinar mi carrera?". Saca un álbum y muestra imágenes con el polémico protagonista de los hechos. 

En una de las fotos, que data de 1998, aparece ella acompañada de Plácido Domingo. Él coge en brazos a su hija de cuatro años. Wulf viste un jersey blanco y una boina calada, el artista va de negro y va maquillado, con los ojos marcados y los pómulos claros. Según recuerda la mezzosoprano, fue después de la presentación de Fedora en la Ópera de Washington.

Artista y feminista 

Pero, ¿quién es Patricia Wulf? Comenzó su carrera profesional como solista con el papel de Mimí en La bohème de Puccini, en 1989. Interpretó el papel protagonista desde Maine hasta Florida. También trabajó en The Mother of Us All -La madre de todos nosotros- una ópera en dos actos con música de Virgil Thomson: trata sobre la vida de Susan B. Anthony, una figura referente en la reivindicación del voto femenino de los EEUU.

No le tembló el pulso tampoco al ponerse los pantalones interpretando a Cherubino, el paje de la condesa en Las bodas de Fígaro (Mozart) o a Siebel, el enamorado de Marguerite en Fausto. Con Plácido Domingo cantó en la ópera Nacional de Washington, en varias ocasiones: en Don Carlo y en Fedora, por ejemplo. Asimismo, ha actuado en la Opera Carolina, en el Summer Opera Theater, en la Ópera de Baltimore, en la Ópera Piedmont, en la Ópera Indiana y en la Ópera Sarasota.

Patricia Wulf.

En 1992, Wulf participó en el Spoleto Festival USA, en una pieza original llamada Touch me not. Como mezzo ha trabajado en el Réquiem de Mozart. Fue la protagonista en el estreno mundial de Cornelius Coyote e interpretó a Pauline en Toy Shop en una gira de dos meses por toda Florida. En varias ocasiones ha puesto su talento al servicio de demandas sociales como cuando daba recitales en solitario para recaudar fondos para Healthy Families, una fundación sin ánimo de lucro que apoya a las mujeres solteras y a sus hijos, para que estos puedan completar su educación universitaria. 

Patricia es licenciada en Música, con especialidad en Interpretación Vocal. Además, siguió estudiando Voz durante doce años en Washington D. C. y en Nueva York. Reside en una granja en Virginia, con su esposo. Tiene dos hijos ya adultos. Su papel predilecto, dice, sigue siendo el de Mimí en La Bohéme. "No hay nada en el mundo como morir en el escenario".