“Me parece que soy de la quinta que vio el Mundial 78. Me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor”, cantaba Calamaro en Crímenes perfectos. La leyenda del rock argentino trae larga historia en los párpados y en las letras: siempre fue un icono de subversión, desde aquellos jóvenes ochenta en los que movía la melena rizada y desafiaba al mundo desde unas oscuras gafas de sol, con el gesto torcido, como de niño ingobernable de Los Abuelos de La Nada o, después, de Los Rodríguez.

Eso sí: hace unos diez años, en el programa de Buenafuente, renunció, “no sin pesar”, a su “estatus de progre sospechado de rojo y librepensador”: “Renuncio a la progresía porque quiero corridas en Cataluña, quiero correrme en una fiesta de arte y muerte, verte correrte de buena suerte, y, es más, quiero que vuelva José Tomás (…) No me muevo de mi respeto a las tradiciones. Hago bulto por la libertad de culto”.

De lo que en realidad está en contra Calamaro es de la prohibición de la tauromaquia y casi de cualquier otra prohibición. Se encuentra el cantante más cerca del “prohibido prohibir” del mayo del 68 -apropiado décadas después por Esperanza Aguirre en un libro editado por Espasa- que de la extrema derecha de Vox, pero su amor por las plazas lo ha obnubilado: ayer puso a bailar a las redes con una declaración extraña en la que decía simpatizar con el partido de Abascal y se reconocía “más representado por los patriotas y reaccionarios que por los progresistas”.

Se refirió también a algunos de sus "oráculos", entre los que incluyó a sus amigos Sánchez Dragó y Morante, ambos hijos de Vox: "Hay que saber interpretar lo que nos dicen (...) Para mí hablan más que los debates, en donde se tiran los trastos a la cabeza". Recordó, en cualquier caso, que él es “residente en Argentina” y que, aunque respeta la democracia ibérica, no vota en España. Esta mañana reculaba más abiertamente en forma de poema, posicionándose en el extremocentrismo: “Para los conservadores, soy referente de izquierdas” y “para los reaccionarios, soy un loco peligroso”. ¿Qué dice la biografía y la obra de Calamaro sobre su pensamiento? ¿Encajaría realmente con Vox? Aquí un pequeño análisis que, a la postre, acaba situándole más en el liberalismo: 

1. Sin documentos

Aunque Calamaro no se ha manifestado acerca de las severas políticas de inmigración de Vox, en alguna ocasión se ha definido como inmigrante: “Soy un inmigrante, aunque tengo mis papeles en regla, estoy en España del Sur. Tengo un viaje programado a España del Norte. Todo es inquietante y peligroso”. Eso se suma a uno de sus himnos más célebres, que en su estribillo reza “déjame atravesar el viento sin documentos, que lo haré por el tiempo que tuvimos”. También se refería a esas ansias de expansión en La verdadera libertad: “¿Cuál es la verdadera libertad? Es eso que conoce el preso, o es una forma de practicar la verdad salvaje. De ponerse el único traje porque no hay ninguna fiesta, de organizar una protesta violenta contra la vida lenta. Es lo que me gusta de ser libre, como un pájaro libre, buscando el hueso que uno nunca va a encontrar”.

2. Legalización de la marihuana

“Voy a salir a caminar solito, a sentarme un parque a fumar un porrito”, cantaba en Loco. También en Veneno, Clonazepán y circo y Victoria y soledad hacía referencias de ese tipo, y tuvo consecuencias: en República Dominicana, por ejemplo, prohibieron la difusión de estos temas. Durante una gira en 1994 con Los Rodríguez, en un recital en La Plata, bromeó con el público mencionando la posibilidad de fumarse un porro de marihuana. Por esta razón le abrieron una causa por apología al consumo de drogas, pero acabaría resolviéndose en abril de 2005, con su absolución. En España, a este respecto, los únicos dos partidos que han hablado, allá por 2015, de legalizar el cannabis han sido Podemos y Ciudadanos. PP y PSOE siempre se han manifestado en contra.

En cuanto a Vox, el partido con el que simpatizaría Calamaro, cabe reseñar la siguiente declaración de Dragó, biógrafo de Abascal: “Yo tenía galletas de maría: “Santi, coño, pruébalas”. “No, no, yo no la pruebo”. Yo entiendo que a una persona no le guste la marihuana, pero no entiendo que no la pruebe. Esa distancia que va entre el bienpensante y el libertino es lo más sorprendente entre Santi y yo (…) Hablarle a Santi de la marihuana es como hablarle a mi madre. No sabe nada de eso, no ha sido progre nunca”. Finaliza diciendo: “Él no prohíbe lo de tomar marihuana, pero con lo de legalizar se asusta…”. 

3. Feminismo

Al contrario que Vox, Calamaro sí se considera feminista. No le teme al concepto y no lanza bautizos como “terroristas de género”. Así lo ha expresado en artículos como el que viene: “Servidor fue educado en el feminismo, mi padre y mi abuelo fueron feministas antes que yo. Es una cuestión de educación y también de principios (principio de igualdad y convivencia); sin embargo nuevas corrientes “feministas” (si digo “nuevas” es porque nunca me habían discutido este punto), se sienten ofendidas porque doy a entender que los varones podemos (y deberíamos) ser feministas. Si hablamos de igualdad, entonces todos estamos comprometidos (...)”.

Eso sí, expresa cierta reticencia hacia el hecho de que ciertos sectores feministas sientan que los hombres no pueden identificarse como tal. “Yo me sigo considerando feminista, como antes lo fueron mi padre y mi abuelo. Es una cuestión de pensamiento refinado, de ética humana”.

4. Familia no tradicional

El artista sí ha pasado por el altar, pero se divorció al poco. En general, su filosofía es más libertina, como manifiesta en canciones como Hace calor: “Iremos a un hotel, iremos a cenar, pero nunca iremos juntos al altar”. Su concepto del amor y de las relaciones se distancia del de “familia tradicional”: “Me casó Elvis en Las Vegas. O sea, que estoy casado según la ley del rock and roll”.

5. A favor del aborto

A principios de 2018, Calamaro se manifestó mediante un vídeo (junto a otros artistas hispanoamericanos como Fito Páez o Patricia Sosa) para respaldar el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que se debatía en el Congreso de los Diputados de Argentina. Vox, por su parte, se manifiesta en contra. 

6. Ateo

“Yo, como ateo, soy tolerante con todas las religiones”, expresó en Hoy por Hoy a mediados de 2015. Defiende siempre que tiene ocasión que la inteligencia es “amoral”, que se deja llevar por las estadísticas para establecer sus opiniones, con un razonamiento de corte liberal. Es un racionalista. 

7. De izquierdas

A pesar de que le profesa un gran respeto a Felipe VI, Calamaro nunca ha dejado de considerarse de izquierdas. “Por izquierdas no me corre casi nadie, ni siquiera el "coletas"", dijo en una clara alusión a Pablo Iglesias. Añadió que tenía "sangre roja" y que "la corrección política" le importaba poco: "No es que la edad me haya inclinado hacia la derecha del pensamiento; no termino de creerme una serie de tendencias por el simple hecho de ser tendencias, que cada uno coma lo que quiera y vaya las veces que quiera a ver los toros para siempre". En estas últimas declaraciones, ha recordado que es “obrero” y “socialista”. Este último término tampoco encajaría en la idiosincrasia de Vox, un partido que ha pedido “desalojar” esa ideología.