El actor estadounidense Luke Perry, conocido por el gran público por interpretar al entrañable Dylan en la serie Sensación de vivir acaba de fallecer a los 52 años a consecuencia de un derrame cerebral "masivo", como ha informado el portal TMZ. Ha contado su representante que el actor estaba acompañado por sus hijos Jack y Sophie, su novia Wendy Madison, su exesposa Minnie Sharp, su madre, su padrastro y sus hermanos.

Según fuentes de la familia, los médicos habían sedado a Luke, con la esperanza "de darle a su cerebro la posibilidad de luchar para recuperarse del trauma del derrame cerebral", pero al parecer los daños ya eran irreversibles.

En la serie que le catapultó a la fama, Perry interpretaba a un niño malo con aires de James Dean: conquistó a todo el público de los noventa en 200 episodios. Recuerden cómo, en el capítulo en el que fue presentado -el tercero-, se parte la cara por el indefenso Scott, que estaba siendo atacado por unos matones. Su presencia era imponente y bastaba para desarmar a otros chulos. Al fin y al cabo, él era el rey de todos ellos. 

Su personalidad era compleja, constantemente atacada por ciertos traumas, por ciertos nubarrones internos. Tenía problemas con el alcohol. Arrastraba dolores familiares. Vivía solo. Peinaba tupé y lucía gafas de sol como sólo unos pocos saben.

Dylan y Brenda.

Su gran amor fue Brenda Walsh (interpretada por Shannen Doherty). Beverly Hills no tenía sentido sin el uno y la otra. Juntos vivieron su primera relación sexual y se convirtieron en iconos noventeros forracarpetas, a pesar de que la vida -ni siquiera en la ficción- fuera perfecta: ella llegó a pensar que estaba embarazada de él, cortaron su relación un tiempo, Dylan la engañó con su mejor amiga... y finalmente se reconciliaron, en el último día del último curso de Brenda.