Leticia Sabater es impresentable en el mejor sentido de la palabra: qué españolito no va a conocer ya de sus excentricidades, de sus himnos sandungueros, de sus performances inagotables entre la vanguardia y el esperpento. Quizá sean lo mismo. Esta semana nos deslumbró con su nueva ocurrencia en forma de villancico, El polvorrón: el canto de una mujer que perdió la vergüenza y hoy se siente más liviana que nunca, impermeable al qué dirán. En conversación con El Español se quita la malla del personaje y sale a la luz la persona: es un placer conocer a la Sabater más romántica, más moderada y tímida. Una dama que entiende que el amor es, también, cuestión de tiempo. 

¿Qué importancia tiene el sexo en la vida? 

Pues yo creo que es importantísimo. Primero, y antes de nada, porque hace que la persona se relaje del estrés que lleva encima. Me da igual cómo lo practiques: individual, tríos, duetos… de cualquier manera es fundamental para la salud y la felicidad porque te relaja y te desestresa. 

¿Qué te hubiera gustado que te explicaran sobre sexo cuando eras adolescente?

Uf… tantas cosas, hija. Todo fue un poco a trancas y barrancas. A mí la verdad es que me hubiera encantado tener una asignatura de sexo en el colegio, porque es tremendo… tú llegas a la pubertad y no tienes ni idea de nada. Cuando vi un pene me llevé un susto de muerte… pensaba que si me metían un poco más de la puntita me quedaría embarazada. Debería ser asignatura obligatoria a partir de una edad, siempre explicándolo todo bien, ¿sabes?, todo contado de la manera en la que hay que contarlo. Te quiero decir: a muchas niñas les da vergüenza preguntarle a su madre esas cosas. Se evitarían muchos embarazos no deseados si hubiese más salud sexual. 

Nos han vendido demasiado el cuento de Disney. 

¡Claro…! Y es que mi época no es la de ahora. Ahora ves sexo donde te da la gana, es difícil controlarlo. Pero para mí en aquella época era chocante todo. También depende de la familia que tengas, la mía era muy tradicional en ese aspecto y no veíamos nada de sexo en casa. Mis padres ni siquiera se besaban en público, imagínate. A mí me costó mucho mi primer beso, y después, mucho después, pasar a hacer el amor… me costó un montón. Lo hice tardísimo, por desconocimiento. Me pasé años en los que decía "méteme sólo la puntita", y luego: “ya, ya, ya, que es mucho”. 

Leí que perdiste la virginidad a los veintipoco. 

Sí, como a los 22 o por ahí. Hasta esa edad no había pasado de la puntita. Lo tenía a todos con el cacahuete a punto de reventar (risas). Pero para mí es importante el amor en esa primera vez. Que sea con el primer hombre de tu vida. Lo mío fue por amor, fue con el chico más guapo del colegio, el típico que tus amigas quieren y al final te lo llevas tú. Moreno, ojos verdes, familia bien… educado tradicionalmente en el Colegio del Pilar. Imagínate qué dos: los dos súper tradicionales. Estuve siete añazos con él y después lo dejamos. Pobre, se ha llevado la peor parte (risas)

¿En ese momento donde tenía una sexo con su pareja? Con tan poca independencia… 

En los pubs. Yo me acuerdo que había un pub que se llamaba Aguacates. Íbamos con 14 años y la gente allí aprovechaba. No para tener sexo, pero se tiraban por los sillones a enrollarse y restregarse y tal. Luego para casa como una monja, como si no te hubieras comido un colín. Eran edades muy potentes sexualmente. Bueno, y los cines. De repente los chicos como locos yendo al cine… y nadie veía la película. Entre que te pone la mano y se la quitas se pasa la película. Pero el sexo ahora ha cambiado mucho. 

¿Te parece que ahora vamos demasiado embalados?

Totalmente, y eso es bueno y malo. En internet está todo lo que no podíamos preguntar a nuestros padres, y eso es bueno, pero que la primera experiencia sexual de muchos niños sea con el porno… es una pena, se ha perdido lo bonito de antes. Ahora es muy difícil vivir un amor así de bonito. Ahora piensa que por más que los padres les bloqueen a los niños el ordenador siempre hay alguno que les enseña el porno al resto, o cuando los padres se van de viaje y no los vigilan… Qué pena que se pierdan la etapa esta bonita y romántica de ir poco a poco. Cuando uno le da tiempo a las cosas se enamora más. No hace falta que todo sea tan rápido. 

Hace unos años contaste que te reconstruiste el himen por 6.000 euros. ¿Estaba relacionado precisamente con esto: con la obsesión por las primeras veces y por recuperar esa lentitud…?

Sí, me apetecía mucho precisamente por esto, porque la primera vez no terminé de enterarme de lo que pasaba. No entiendes cómo eso entra ni sale, no tienes ni idea de los movimientos que tienes que hacer, no conoces el cuerpo… la primera vez no me supo a nada, por eso me lo reconstruí, y ya que estaba allí en Miami y me lo regalaban… allí es súper normal, ¿eh?, las chicas se lo regalan a sus novios por sus cumpleaños y se quedan perplejos, no se lo esperan. Es una cosa muy ilusionante. 

Es curioso que en estos tiempos de liberación sexual a los hombres les guste un regalo así, ¿no? ¿Es que en realidad siguen deseando ser los primeros?

Claro, quieren ser los únicos. Lo tengo clarísimo. Lo que más les gusta es que seas virgen, por más que digan “uy, uy, a mí no me gusta enseñar”… mentira, se les hace el culo pepsi-cola. 

Esta frase antigua tan machista de “que sea una señora en la calle y una puta en la cama”. 

No sé si es machista, ¿eh? Yo la comparto totalmente. A mí me la dijo un chico de 32 la semana pasada, así que ya te digo, lo siguen opinando. Yo creo que ellos lo dicen para ver cómo respiras tú, es sacar de una mentira una verdad… saber si vas a estar suelta en la cama o no. Te voy a decir una cosa: te advierto que deberías escucharla a partir de ahora de otra manera, porque tiene un sentido distinto detrás. En el fondo si te la dicen es que el tío quiere saber cómo lo va a pasar contigo si llegáis a acostaros. 

También te ensanchaste la vagina porque te dolía, ¿no? Muchas veces hablamos del tamaño del pene pero no del de la vagina. ¿Cuál es tu experiencia? 

Uy, es que me dolía muchísimo, y ya a veces no sé si porque ellos la tenían muy grande y no me cabía o porque yo lo tenía muy pequeño… más bien las dos cosas. Yo siempre he sido muy estrecha, de hueso estrecho. Toda la vida sufriendo por eso. Tuve que dejar a un abogado guapísimo, nunca se me olvidará… y no me atrevía a decirle que era por eso. Ya te digo, he tenido que dejar a unas ocho personas por eso, porque tenía la vagina muy estrecha, fíjate cómo me afectaba. Con ellos se dice esto de “cuanto más grande mejor”, y no, ¿eh?, muchas veces no. Caballo grande, ande o no ande… el pene del hombre tiene que ser proporcional a la ingle de su pareja… se han engañado mucho tiempo con el tema del tamaño, quizá por una cuestión de virilidad, pero eso es una tontería.

Supongo que ellos contigo sí estarían encantados.

¡Hombre…! Ellos felices, claro, apretaditos. Pero yo no. Hay que estar compenetrados. Me acuerdo de un amigo que salía con una amiga, y él decía: “Era horroroso, me bailaba aquello dentro…. Una dentera...”. Fíjate, ellos se dan cuenta de todo. Yo pensé: ay, unas tanto y otras tan poco. 

También hiciste una muñeca hinchable de ti misma. Decías que era “moderna y picante, pero no guarra”.

Sí, sale en verano de 2019. Y la muñeca no va a tener agujero, ¿eh?, porque ya te digo, una cosa es ser sexy y picante… y la otra cosa ya es ser porno y guarra, y mi muñeca no es ninguna guarra. Hay una línea. Las muñecas con agujeros sólo se venden en sex shops, y nosotros no queríamos eso para ella. Sacamos más productos y no queremos ese estilo, sino una muñeca hinchable de compañía, algo agradable. Tú mañana te enfadas con tu novio y lo envías al sofá y él se agarra a Leticia para dormir con ella. Es divertida, puedes bailar con ella, tiene mi pecho, mi bikini… “Al mediodía, alegría”. Canta, dice cosas. Te canta la Salchipapa.

¿Es importante hablar para fomentar el erotismo? 

Para mí es importantísimo hablar durante el sexo, porque vamos a ver… evidentemente te estimula todos los sentidos. A cada persona le gusta decir diferentes cosas. A unas les encanta que las llamen “puta”, otras “princesa”… hay gente silenciosa y gente que está todo el día callada. Yo pienso que el hablar aviva el sexo. El hablar ayuda a fantasear… cuando empiezas las relaciones a lo mejor no necesitas hablar tanto porque todo está muy fresco, muy nuevo, pero luego con los años se tienen que avivar las relaciones de otra manera, con disfraces, o hablando mucho, o inventando, proponiendo… a la gente le da como vergüenza, pero yo soy de hablar. Eso sí, que no me digan tonterías, porque siempre hay uno que va de gracioso en el sexo… típico que hace chistes tontos en la cama… es que me deja fría. Esta gente que se desnuda haciendo tonterías y chistes… es como “vale, vístete y vete”. 

¿Cuáles son las inseguridades de la mujer en la cama y cuáles las del hombre?

Las de la mujer se centran en su cuerpo, suele verse gorda, lo pasa fatal si hay un michelín… yo me incluyo, esa es nuestra inseguridad y muchas veces está en nuestra cabeza, porque a ellos les importa un bledo. Ellos piensan en ir al momento que están esperando con ansiedad y les da igual ocho que ochenta, no se fijan tanto ni con tanto detalle como nosotras. La presión de ellos es el no correrse demasiado pronto. Nosotras tenemos la ventaja de que podemos fingir un orgasmo, pero ellos no. También te digo: yo alguna vez he fingido un orgasmo pero ya no lo hago, ¿sabes lo que pasa?, que eso ya con los años… pues tía, no te pasa, porque eres mucho más liste, porque te conoces mucho mejor y siempre lo consigues, te lo provocas tú sola. Sin embargo cuando eres joven es más complicado. 

¿Con qué edad te has sentido más sabia sexualmente?

A partir de los 30 empecé a disfrutar del sexo completamente, me quité todos los tapujos… de los 18 a los 30 estás más perdida. Bueno, nosotras más que ellos, yo creo, porque ellos son más simples en ese sentido. 

¿Cuál es el mayor tabú sexual que existe en la España de 2018?

El sadomasoquismo. 

¿Protagonizarías una película porno?

No, no, y me lo han propuesto muchas veces desde los 18 años… me lo han propuesto siempre. Y claro que no, no me interesa el porno, no me interesa en absoluto. Ni siquiera lo consumo porque no me interesa. Para ellos, el porno es una religión. Les viene fenomenal, en 5 minutos tienen el tema resuelto, es como el comer… 5 minutos, se corren y a otra cosa. Todo lleno de porno. Fíjate en Twitter por la noche. Todo es porno. 

¿Has tenido experiencias con mujeres?

La verdad es que sí, en una fiesta, y estuvo bien, pero no me gustan las mujeres. Fue por probar un poco, por el cachondeo, pero sin más trascendencia.

¿Qué tiene que tener el hombre perfecto para Leticia Sabater? 

Pues tiene que tener tiempo. No quiero un tío que esté todo el día trabajando, desde las 8 de la mañana a las 10 de la noche. Un hombre que tenga tiempo, eso para empezar… por eso precisamente estoy soltera, porque es dificilísimo. Me quiero ir de viaje, quiero disfrutar… para lo otro pues prefiero estar sola. También te digo que me gustan más jóvenes que yo, a partir de 35. Atractivos. Que sean limpios. Que se cuiden. Me gusta el rollo metrosexual. 

Has tenido sexo con hombres importantes y nunca desvelas sus nombres. 

Sí, pero no lo contaré. Nunca me lo he planteado. Son hombres que no son conocidos precisamente por hablar de sus temas amorosos, sino por sus trabajos. 

¿Temblaría España?

Se sorprendería. 

¿Con qué político pasarías una noche?

Ahora mismo me parecen todos sexys. Es un buen momento. Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Casado… pasaría una noche con los tres. A lo mejor Pablo Iglesias no me parece tan sexy pero es un cachondo mental. Me encantan los cuatro políticos que hay ahora, son jóvenes, modernos, cada uno con sus ideales… guapos, sexys y con sentido del humor. Más allá de eso, soy apolítica.