Patrona de la ciudad de Madrid, ¿pero hasta dónde hay que remontarse para hallar su origen? Son varias las leyendas que circulan sobre la Virgen de la Almudena y con protagonistas de sobra conocidos en la historia de España: el Apóstol Santiago, el rey Alfonso VI o incluso Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador. Sin embargo, lo único que puede asegurarse es que su nombre procede del árabe, de la palabra al-mudayna, que significa "ciudadela".

El primero de los mitos referentes a la procedencia de la Virgen describe la posibilidad de que hubiera sido el Apóstol Santiago, en el año 38, el encargado de llevar su imagen, pintada por San Lucas y la talló Nicodemus, hasta la ciudad de Madrid. Siguiendo esa versión, los habitantes de la en aquel entonces pequeña villa, comenzarían a adorar a la Almudena como su patrona.

Más verosimilitud se le puede dar a la tradición popular que narra que, en torno al año 712 y ante la probable invasión de las tropas árabes de Madrid, los cristianos decidieron esconder la imagen de la Virgen en uno de los cubos de piedra de la muralla. Cuando el rey Alfonso VI reconquistó la ciudad en el último tramo del siglo XI, una de sus grandes obsesiones fue dar con el paradero de este tesoro religioso. Pero nadie conocía el lugar exacto de los muros en el que se había tapiado.

Ante la improductiva búsqueda, Alfonso VI, apodado el Bravo, mandó pintar una imagen de la Virgen para que se la pudiera venerar en la iglesia de Santa María, consagrada de nuevo tras haber sido utilizada como mezquita durante la dominación árabe. El cuadro, que hoy se pude observar en la cripta de la catedral y habría sido pintado a finales del siglo XII principios del XIII, Virgen de la Flor de Lis.

El milagro, no obstante, terminaría produciéndose: el monarca convocó una procesión que encabezaba él mismo y al paso por uno de los cubos cercanos a la Puerta de la Vega, un fragmento de la muralla se vino abajo y apareció en ese hueco la Virgen, sin haber sufrido daño alguno y con las dos velas con las que fue confinada todavía encendidas. Y eso que habían transcurrido tres siglos.

La última leyenda gira en torno a la figura de el Cid. Cuando Rodrigo Díaz de Vivar se encontraba en Toledo, la Virgen se le habría aparecido tras ayudar a un leproso a salir de un surco en la tierra en el que había caído y le habría dicho que tenía que tomar Madrid. Siguiendo la predicción, el Cid se acercó a la villa y la parte de la muralla donde había permanecido oculta la imagen se desprendió. Así fue como el héroe castellano tomó la ciudadela tras haber entrado por ese pequeño hueco.

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