Olga Rodríguez Caoimhe Toman

Horas antes de que Rosalía apareciese en la plaza de Colón, allí ya estaba todo encendío. El verbo aparecer no es casual. Sus guiños a imágenes religiosas, su respeto por el flamenco y sus ritmos que salen de un quad o de una mesa de mezclas, hicieron del concierto de la catalana en la Plaza de Colón de Madrid toda una experiencia religiosa en la noche de Halloween.

Lo de Rosalía no son solo canciones. Son una performance, un show, un espectáculo digno de las grandes divas del pop y de la media parte de la Superbowl. Red Bull se encargó de que la cantante catalana presentase ante más de 11.000 personas el disco que presenta este viernes, El mal querer. Ella, sus doce bailarinas, el Guincho, las coristas y los palmeros hicieron el resto.

Algo menos de una hora necesitó la de Sant Esteve de Ses Rovires para paralizar Madrid. Rosalía se puso un velo y cantó La Madrugá, junto a un baile delicado acompañada de doce mujeres capaces de mover con suavidad las telas o de parecer un ejército en formación. “Mis niñas”, las llamó la cantante, dando sus 15 minutos de fama a quienes la acompañan en el escenario.

El mal querer es el segundo disco de Rosalía, el primero, junto a Raul Refree, escondía joyas como Catalina, esa revisión de un tango que arrancó las lágrimas de la cantante en su concierto de anoche. Sin apenas una base que la acompañara y con tan solo un foco de luz cenital que la iluminara, ella volvió a sus raíces flamencas de 'Los Ángeles’, provocando un silencio sepulcral en el público.

Todavía emocionada, observó como sus bailarinas se acercaban empujando un quad, dejando claro que el show continuaba y de forma más agresiva.  “Me hace el corazón feliz, que estéis aquí con nosotros”, dijo la cantante justo antes de querer bajar a saludar a su público.

Tras sentir el cariño de sus fans, Rosalia indicó a El Guincho que continuase al grito de "Vámonos Pablo" y comenzaron a retumbar unos ritmos y unas secciones de viento metal que recordaban al concierto de Beyoncé en Coachella a mediados de este año. Con su "Esto está encendío", la catalana deja claro que está a la altura de las grandes estrellas del pop y que todavía tiene mucho trayecto por recorrer.

La cantante nos muestra su lado más movido con números más coreográficos, entre ellos el reciente single Di Mi Nombre y con su tema Bagdad la cantante nos recordó que aunque su pasión es el flamenco también ha crecido junto a la música pop de los 2000 y le rindió homenaje al Cry Me A River de Justin Timberlake asombrando al público.

Rosalía transforma todo lo que toca. Un “así sí” le pidió a los fans que querían un bis. Y “así sí” gritó Colón hasta que sonaron las primeras notas de Malamente. El éxito que ha contagiado el “tra-tra” a toda la comunidad millenial fue el broche de oro a un concierto que ha pasado de ser secreto a que todo el mundo hable de él. ¿Más Rosalía? Mañana con su nuevo disco.