La Mala -María Rodríguez- no es una mujer empoderada, es una mujer poderosa: hay movimientos sísmicos acá en la Tierra cuando ella camina y se le menean los pendientes largos. Tiene voz, discurso e identidad sin mijita de márketing. Es una hembra real, una verdad hecha música, una francotiradora descarnada. Reina del rap español y latinoamericano; deslenguada militante que gestiona la rabia y la canjea en verso. Cuenta que rapea con las palmas. En Gitanas lanza un canto a la hermandad entre mujeres, a la autoprotección y a La Manada feminista. Dicen que las chavalas buenas iban al cielo, pero ya saben: la Mala va a todas partes.

¿Que qué tiene La Mala de padre y qué de madre? Pues imagino que cada uno saca lo mejor y el resto se lo inventa. Trato de aprender a desechar las cosas que están mal dentro de las cosas que nos enseñan y aprender otras que a lo mejor no nos han enseñado. Me gusta pensar que todos podemos llegar a ser mucho más de lo que se supone que debemos ser. Nuestros padres nos educan hasta cierto punto y luego tú puedes seguir aprendiendo y escogiendo cómo quieres ser en la vida. Podemos crear. Y podemos traer a nuestra vida las cosas que busquemos. Creo que soy una persona que siempre está buscando y que a la vez agradece sabiduría a sus antepasados, pero que entiende que tiene que seguir caminando hacia delante.

Me dices que nací en Jerez de la Frontera y que curré como camarera, profesora de aeróbic y limpiadora antes de poder dedicarme a lo mío. Pues sí: yo creo que el destino es lo que lo hace todo. Tú puedes estar muy cabezona en querer una cosa, pero la vida te dice “por aquí”. Mis padres son de Cádiz y yo he nacido en Jerez porque el pueblo en el que vivía mi madre era muy chiquitillo y no había hospitales… toda mi familia es de Cádiz, de la provincia de Cádiz, y mi madre se fue a trabajar a Sevilla. Ahí he crecido. De pequeña quería ser motorista, maestra, periodista. Quise ser tantas cosas… también pensé en ser diseñadora de moda, porque me gustaba hacer ropa y la vendía en las tiendecillas de la Alameda. Me decían “lo haces mú bien, qué vestíos más chulos”. Y me venía arriba y decía “voy a estudiar esto”. Pero siempre había escrito, hice una canción que tuvo mucha aceptación y aún estoy en esas.

Para mí era importante aportar en mi casa, porque he crecido sola con mi madre. Mi madre es la que siempre ha trabajado y yo en cuanto he podido también he querido ayudar, por las necesidades de la casa… Yo quería sacarme trabajillos de lo que sea para tener independencia. La independencia económica es fundamental si se quiere ir a alguna parte. Fue relativamente rápido que empezase a hacer dinero con la música.

¿Que por qué La Mala y no La Buena, me preguntas…? (Risas). Porque mi tía me decía “¡mala!”, y yo lo cogí como nombre de guerra porque me gustaba, porque entendía que el ser mujer estaba mal visto, que nos tachan de malas… por ser preguntonas, por hacer cosas diferentes. Todas las cosas que consideraban negativas las he cogido para darles la vuelta. Me preguntas que cómo se hace respetar uno a través de sus letras. Bueno, para mí no era un propósito hacerme respetar. Mi propósito era crear y expresarme. La verdad es que ha sido un placer, porque la escena en la que yo empecé era súper abierta, yo amé el mundillo por eso. Me sentía muy cómoda porque podía hacer mis letras y compartirlas. Me encantó ver que cada vez iban más chicas a los conciertos. Al principio éramos muy pocas, y algunas eran novias de los raperos. Pero ver que hay mujeres del mundillo moviendo la cabeza en los conciertos me ha causado un verdadero orgullo.

Yo en realidad estaba contando mi historia, no le daba importancia… no entendía que podía representar a otras personas. Todos necesitamos vernos representados. Ha sido muy bonito y totalmente natural. No ha sido como “yo, mujer, mi discurso”, sino de forma natural, como alguien más del barrio. Los chicos del barrio me gustaban porque contaban cosas que yo conocía, sitios donde yo había estado, y pensé: guau, yo también quiero contar mis historias.

Me preguntas dónde está el rap de derechas en España. ¿Que si el rap como género sólo tiene sentido si es de izquierdas? Bueno, había mucha gente que considerábamos mierda y los llamábamos “vendíos” porque era rap comercial. Yo no estaba buscando aquello, no era combativo, sino que estabas ahí regalándote… para conseguir un beneficio económico. La verdad es que yo entiendo que es muy fácil la postura de “cada uno expresa lo que siente, el arte es libre, y tal y cual”, pero yo pienso que hay cosas que están mal o están bien. Eso es universal: el bien y el mal. Y ya está. Si tú estás fomentando valores de mierda, eres un mierda y estás haciendo las cosas fatal.

La pregunta es interesante porque con eso hemos crecido, con los vídeos americanos. La sociedad entera, globalmente, favorece el aplauso al que tiene dinero pero no piensa ¿por qué lo tiene? Simplemente, como lo tiene, ya es admirable. Esto es algo absolutamente ridículo. El sentido común es el menos común de los sentidos. Tienes que plantearte si ese dinero se ha ganado dignamente o no, si lo ha hecho de una manera rara o si es porque es inteligente o porque tiene muchos valores…

En España se ha culpado a los pobres por serlo. Todo el mundo merece tener dignidad y todo el mundo, si fuese más humilde, entendería que cada uno tiene algo que enseñar al resto. Hasta el ignorante tiene algo que enseñarte. Ay, cómo son los valores de nuestra sociedad.

Me preguntas cómo es mi relación con el mundo gitano, por mi tema Gitanas. Bueno, yo soy una persona que ama esa cultura y que la siente mía, aunque no me haya criado entre gitanos. Me dices que has leído por ahí que mi padre era gitano y mi madre no. Yo no hablo de mi familia… es algo que mantengo en mi ámbito personal. Pero sí te puedo decir que a mí me ha criado mi madre y mi madre no es gitana. Partiendo de ahí, yo como andaluza y como flamenca te digo que respeto y aprecio y amo a toda la comunidad gitana. Realmente valoro en ella un montón de cualidades que han enriquecido a toda la sociedad, y me parece una vergüenza que haya quien los señale para decir cosas negativas, para criticarlos, cuando tienen tanto positivo. Los machacan. Y los machacan porque están en la posición más débil.

A los gitanos les pasa como a cualquier minoría: es un asunto de visibilidad. Si tú sólo estás mostrando un lado negativo, pues la gente se hace una idea equivocada… esto es así. La gente tiene que dejar de mirarlo todo con esos ojos y dejar de ser tan prejuiciosa y racista, igual que tan machista… todo se consigue gracias al visibilizar y concienciar y dar voz a la gente. Lo que no está bien es que por lo visto el Secretariado Gitano esté medio llevado por payos… la gente del poder. Si no pones a gente gitana en los lugares de poder estás perpetuando los estigmas.

¿Que qué me parece el tema de la apropiación cultural? Hay alguien que decía algo muy interesante, y es que ya no es apropiación, es expropiación. Es como “nos queréis sacar de aquí”, “pretendéis sacar a los gitanos del flamenco”. Si sacas el elemento gitano del flamenco, ¿qué queda? No queda ná. Un poco de respeto. ¿Cuando vas a casa de alguien, tú como actúas? Con respeto, ¿no? ¿O abres la nevera y coges y te pones a comer todo lo que haya…?

Yo lo digo con todo el respeto y el cariño, pero es lo que hay. Yo he vivido en La Macarena toda la vida y allí veía una cantidad de estudiantes que iban a aprender flamenco. Si tú los vieras… allí, día tras día, sin levantar la cabeza del suelo. Aprendiendo. Nunca terminas de aprender, de beber, de mamar, de ver cómo bailan, cómo tocan… esa es la actitud que yo creo que hay que tener cuando amas algo y cuando no puedes vivir, porque lo adoras… Es de un amor inmenso. No como hace ahora la gente: se hacen la foto y te roban un cacho.

No quiero formar parte de la polémica de Rosalía, porque los medios tienden a enfrentar opiniones. Si bien el debate es necesario, respeto a todos los artistas, más si son jóvenes y empiezan. Es muy difícil hacerse un hueco en eta industria, se necesita mucha suerte. Ella tiene talento suficiente para hacer lo que quiera, llegará muy lejos. Yo te puedo hablar de mis gitanas y del mensaje feminista que encierra.

Todas las mujeres estamos frente a una misma situación. Lo que nos ayuda es permanecer unidas. Esta es la sororidad de la que hablo en la canción.