Berlín

El actor español Javier Bardem sabe elegir sus batallas fuera de los sets de rodaje. El paso del tiempo parece haberle dado la razón en lo que a Oriente Medio se refiere. En vista de la inestable situación geopolítica en esa región del mundo, su famoso 'No a la Guerra' de Irak en 2003 era mucho mejor opción que aquella ofensiva contra el régimen del ajusticiado Saddam Hussein. Sin aquella guerra lanzada por los Estados Unidos de George W. Bush y un puñado de países aliados – entre ellos España – no se entiende los funestos desórdenes que sufre ahora buena parte del mundo árabe.

El 'No a la Guerra' no ganó a los belicistas, pero Bardem y compañía avisaban. Ahora, el 'oscarizado' actor español alerta de algo que podría acabar siendo peor para la suerte de toda la humanidad. No le desmotiva que tenga que alzar su voz y su arte por encima de la de alguien como el todopoderoso presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Avisa Bardem de que el futuro del planeta está en juego en los océanos. “Un océano sano es una de las grandes defensas contra el cambio climático”, dice la voz en off Bardem en su documental 'Santuario'. Precisamente sobre el cambio climático, Trump piensa lo siguiente: “El concepto del calentamiento global fue creado por y para que los chinos pudieran hacer las manufacturas estadounidenses no competitivas”.

En el Océano Antártico se está jugando el futuro de la humanidad y no hay plan b porque no hay planeta b

Tras 'Santuario', un proyecto cinematográfico rodado principalmente durante el reciente viaje de siete días a la Antártida de Javier Bardem a bordo del rompehielos de la ONG ecologista Greenpeace 'Artic Sunrise', también están su hermano Carlos y el director Álvaro Longoria. En pleno festival de cine de la Berlinale, no es una coincidencia que Greenpeace convocara a Bardem este martes para presentar junto a los extractos de 'Santuario' algunos de sus datos sobre la biodiversidad del fondo marino del Océano Antártico.

Rueda de prensa de Javier Bardem

Allí “se está jugando el futuro de la humanidad y no hay plan b porque no hay planeta b”, asegura Bardem en su documental, presentado junto a investigadores y representantes de Greenpeace. “Si no empezamos a proteger nuestros océanos, empezando por el Océano Antártico, el planeta sufrirá tremendamente”, apunta Bardem en el film.

“En tres semanas cumplo 49 años, tengo dos hijos y no quiero que el único y maravilloso mundo que tenemos muera”, recalcaba el actor en la rueda de prensa que protagonizó en Berlín. En el Theater am Schiffbauerdamm, el célebre teatro del Berliner Ensemble, la compañía que fundara en Berlín el poeta y dramaturgo germano Bertolt Brecht tras la Segunda Guerra Mundial, Bardem aparecía en su versión más actual de artista comprometido. En concreto, comprometido con la protección del Océano Antártico. Bardem lucha con Greenpeace para que el próximo mes de octubre se declare ese océano como un santuario natural, una zona protegida de la explotación pesquera industrial.

En tres semanas cumplo 49 años, tengo dos hijos y no quiero que el único y maravilloso mundo que tenemos muera

Para alcanzar ese objetivo, “podemos hacer individualmente cosas importantes, pero necesitamos líderes, gobiernos y gente que pueda marcar diferencias y nos guíen”, según Bardem. En ese grupo, no están ni Donald Trump ni su Gobierno.

Sabe Bardem, como ya pasara en los años en que sonaban los tambores de guerra en Irak, que su misión actual no es tarea fácil. Frente a él hay, sin ir más lejos, todo un presidente de Estados Unidos. En la agenda del inquilino de la Casa Blanca está acabar con mucha de la legislación medioambiental de su país, empezando por buena parte de la que implantara su predecesor Barack Obama.

Trump, por ejemplo, no tenía miramientos en revocar el pasado agosto una orden ejecutiva de la Administración Obama sobre riesgos de inundaciones. Este será un mal crónico de aquí a 2100 para casi doscientas poblaciones costeras estadunidenses por culpa de las subidas del nivel del mar. Éstas constituyen parte de las evidencias en las que se apoyan quienes defienden que el planeta se está calentando. Se responsabiliza a ese calentamiento global del incremento del deshielo en zonas como el Océano Antártico, lo que, en consecuencia, ocasiona las subidas del nivel del mar.

Trump no ayuda contra el cambio climático

El presidente Donald Trump no reconoce esta realidad. Para Bardem, esta actitud es perjudicial. “Sólo veo el reality-show que está protagonizando en la Casa Blanca. Pero el presidente de un país tan importante, retirándose del Acuerdo de París, y sus negaciones constantes del cambio climático no son buenas. No ayudan”, responde Bardem a EL ESPAÑOL en Berlín. Aludía el actor a la decisión de Trump de retirar el pasado mes de junio a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático.

Militantes de Greenpeace a las puertas del teatro donde intervino Bardem

Adoptado en diciembre de 2015, ese texto asociado a la capital gala fija la guía para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana. A esos gases se les responsabiliza del calentamiento global del planeta. Pese a los malos augurios que genera una Administración Trump aislacionista pesan sobre las políticas medioambientales que buscan la protección el planeta, Bardem asegura tener motivos para el optimismo.

“El otro día alguien me dijo algo que me parece muy sensato. El hecho de que Donald Trump esté en contra de algo, eso hace que se sume más gente a nuestra causa”, abunda Bardem al ser preguntado por este periódico. “¿Sabes lo que digo? Si tú le ves hacer algo, tú sólo tienes que hacer lo contrario”, añade.

Intereses económicos por encima del medio ambiente

Entiende Bardem, “miembro de Greenpeace desde hace años”, según sus términos, que la salud de los océanos – y por ende la del planeta – es algo que no puede estar por debajo de los intereses económicos. El Océano Antártico, por ejemplo, está actualmente sometido a la presión de la pesca industrial. “Hay cosas por las que el dinero no puede estar por encima”, según Bardem, antes de aludir a aquellas naciones que, como los Estados Unidos de Trump, priorizan ahora la economía al medio ambiente.

“Hay países que por sus intereses económicos no están pensando en los intereses de nuestra especie. Eso da mucho coraje, mucha rabia”, sostiene el célebre actor español. De esa indignación, sin embargo, pueden surgir nuevos militantes ecologistas que se sumen al millón de personas de todo el mundo que ya han firmado en escasas semanas la petición de Greenpeace para hacer que el Océano Antártico se convierta en un santuario medioambiental. “Esas firmas estarán sobre las espaldas de los políticos”, según Bardem.

El próximo mes de octubre está previsto que se decida sobre la propuesta de la Unión Europea iniciada por el Gobierno alemán sobre la declaración como santuario del Océano Antártico. Esta decisión recae sobre la Comisión del Océano Antártico, una instancia internacional compuesta por una veintena de representantes de países de todo el mundo. El grupo incluye a la Unión Europea y Estados Unidos. Está por ver si el mensaje de Bardem y Greenpeace se impone o si acabará siendo otra ignorada señal de alarma ante importantes riesgos internacionales.