Berlín

Antes de renovar su mandato como canciller, seguro que llegaron a los oídos de Angela Merkel o a los de sus ayudantes de la Cancillería Federal la música de Compressorhead. Éste es, literalmente, el grupo más “heavy metal” de la escena del rock internacional. Todos sus componentes son de metal. Reunidos sobre una báscula pesan algo más de 2.500 kilos.

En uno de sus conciertos más recientes, Compressorhead tocaba en una pequeña plaza situada junto a la estación central de trenes de Berlín, no lejos de donde trabaja la jefa del Ejecutivo germano. El concierto era una de las grandes atracciones de Futurium, una feria dedicada a las nuevas tecnologías. Pero entre adolescentes, familias y aficionados a la tecnología, en el público también había auténticos roqueros.

Compressorhead es una banda de rock duro compuesta por seis robots obra del artista británico Frank Barnes

Rudy es un buen ejemplo. Este hombre de mediana edad, pelo largo y algunas canas va vestido con chaqueta de cuero y pantalón vaquero. “Tengo todos los vinilos de Black Sabbath y Motorhead en casa”, dice a EL ESPAÑOL gritando para que se le escuche en pleno concierto de Compressorhead. Precisamente uno de los temas que toca la banda de robots es “Ace of Spades”, un clásico de la banda londinense que liderara el fallecido en 2015 Lemmy Kilmister.

Artistas hechos de material reciclado

Compressorhead es una banda de rock duro compuesta por seis robots obra del artista británico Frank Barnes (Coventry, 1976). Desde los 17 años construye robots. Llegó a la capital alemana hace un par de décadas. A Barnes siempre le gustó el punk-rock y el rock algo pasado de decibelios. No fue una casualidad que su primer robot fuera una máquina que tocaba el tambor. Ese proyecto, hace ahora justo diez años, se amplió hasta adquirir la forma de Stickboy, o “chico de las baquetas”.

Así se llama el robot de cuatro brazos que toca la batería en Compressorhead. “Lo hice con material reciclado”, cuenta Barnes a EL ESPAÑOL. Habla mientras posa para una foto con el robot que dio lugar a la formación de su robótica banda. Durante una década el “chico de las baquetas” ha estado dando conciertos en fiestas y ferias de todo el mundo. Eso ha permitido a Barnes y su equipo asumir la creación de otros cinco robots. Hay dos guitarristas, un bajista, un vocalista y un pequeño robot que aguanta el charles a Stickboy.

Sólo la construcción del robot vocalista, la más reciente, ha implicado desembolsar 7.000 euros

Lo que empezó por una labor de reciclaje que costó algunos cientos de euros se ha convertido en un proyecto profesional que incluye costosas inversiones de miles de euros. Sólo la construcción del robot vocalista, la más reciente, ha implicado desembolsar 7.000 euros. “No te puedo decir cuánto dinero he invertido en esto. Pero han sido años y años de dedicación”, comenta Barnes.

Party Machine, primer disco de la banda de robots

Él se dedica profesionalmente a la construcción de robots. Sin embargo, ahora está muy concentrado en la carrera de Compressorhead. El grupo ha pasado de ir de feria en feria a grabar su propio disco. Party Machine, se llama el álbum, producto de la colaboración de Barnes con el músico canadiense Jon Wright, batería de la banda No Means No.

Esa es mi banda favorita. Escribí a John y le pregunté si quería escribir música para nosotros. Se animó y seis meses después estaba en Berlín, en el salón de mi casa, para empezar a escribir canciones”, cuenta el creador de Compressorhead.

Al igual que muchos grupos, Compressorhead comenzó a rodarse sobre los escenarios tocando versiones de otros grupos. Barnes y su equipo eligieron temas de Nirvana, Black Sabbath y Motorhead, entre otras bandas. “Hace un par de años empezamos como cualquier otra banda, haciendo versiones. Eso nos permitía a hacer tocar a los robots y observar si tocaban bien o no. Cuando la canción sonaba bien, entonces ya supimos cómo crear nuestras propias canciones”, explica Barnes.

Barnes posa junto a uno de sus robots Salvador Martínez Berlín

Los robots están programados para tocar cualquier canción de rock. Otros géneros se les escapan. “Es posible hacer jazz con ellos pero yo no quería hacer un grupo de jazz. La cuestión es cuánto tiempo quieres invertir, puedes pasar años para conseguir un redoble jazzero en la batería, pero nosotros lo que queremos es tocar ya y pasar un buen rato”, reconoce Barnes. “Una cosa que hago mucho es improvisar en casa con el robot de la batería. Yo toco el bajo y él la batería, mola mucho”, dice sonriente.

Tocando con Courtney Love, la viuda de Kurt Kobain

Ni Barnes ni su equipo – otras dos personas le ayudan con la programación y la presentación artística de los robots – quieren que las máquinas sustituyan a los hombres en esto de la música. “La idea de hacer robots que hicieran música no tiene nada que ver con que los robots remplacen a los humanos, los humanos son geniales también. Esto lo hacemos para nuestra propia satisfacción”, aclara el arista británico. “Es que mola mucho hacer robots que toquen música”, añade. Barnes no es el único en pensarlo. Sus robots han dado la vuelta al mundo, prodigándose en grandes metrópolis como Nueva York, Moscú o Síndey.

Creo que los organizadores no pudieron encontrar ninguna banda humana que pudiera tocar con Courtney Love. Y por eso tiraron de robots

Por lo que cuenta Barnes, no se puede negar que Compressorhead pueda ser incluso una socorrida solución para algunos artistas. “En una ocasión nos invitaron a tocar en un espectáculo de moda, en Milán. Nos dijeron que tenían una cantante y que teníamos que tocar con ella. Cuando vimos que la cantante era Courtney Love, nos dijimos que nos pagarían caro, así que fuimos”, rememora el artista británico, aludiendo a la viuda de Kurt Kobain y lideresa de la banda Hole.

La propia Love se ha definido como una mala guitarrista. Ha llegando a afirmar que, cuando toma una púa, la guitarra “suena como una mierda”. En el espectáculo de Milán, hace dos años, Compressorhead cubrieron el expediente junto a la otrora mujer del líder de Nirvana. “Creo que los organizadores no pudieron encontrar ninguna banda humana que pudiera tocar con Courtney Love. Y por eso tiraron de robots”, bromea al respecto Barnes.

Problemas si les falta un tornillo

Aquella actuación tuvo lugar mucho antes de que Compressorhead alineara en su formación a un robot “vocalista”. La mandíbula y los dientes del frontman de la banda robótica se mueven sacando sonrisas al público. En Berlín, hubo también miradas de desconcierto cuando la mano que sujetaba el micrófono del cantante empezó a dar vueltas de 360 grados sin parar. “Es todavía un bebé, hay detalles que mejorar”, reconoce Barnes. Al fin y al cabo, Compressorhead no están más que al inicio de su carrera.

Seguro que los aficionados a la música en vivo echarían de menos en la actuación de Compressorhead en Berlín la respiración entrecortada del cantante tomando aire entre canción y canción. Ante el buen centenar de personas que asistieron a ese concierto, se hacían extraños los silencios entre algunas canciones, sobre todo cuando había un parón para realizar ajustes en los robots. Al parecer, hubo que apretar algún tornillo por aquí y por allá a los músicos creados por Barnes.

Puede haber problemas en una actuación si a los músicos metálicos se les cae algún un tornillo. En sentido figurado, a algún músico puede faltarle algún tornillo. ¿Pero no es esa una de las gracias de ir a verlos en directo?