La semana más cruda para la Secretaría de Estado de Agenda Digital ha culminado con la actuación de su responsable, José María Lassalle. Después de haber fulminado ayudas por valor de dos millones de euros para la parte más débil del sector del videojuego y rectificar ante la avalancha de críticas contra la decisión del ministro Álvaro Nadal, tocaba hacer balance de 2017 y planificar el futuro.

Tanto la presentación del Libro Blanco del desarrollo español de videojuegos como el anuncio de 6,2 millones de euros en ayudas a las nuevas empresas para su expansión (no para sus productos) han quedado enterrados por las palabras del representante de la industria en el Gobierno. Lassalle ha comparado al sector como un monstruo parecido a un Frankenstein machista, además de tener “empresarios sin músculo”.

Llama la atención que la universidad de Ignacio Pérez Dolset, U-TAD, aparezca entre los patrocinadores del Libro Blanco. El antiguo presidente de DEV está imputado por la operación de la UDEF contra el fraude del grupo ZED, por un supuesto desvío de 67 millones de euros en ayudas públicas. No parece la mejor manera de desvincularse de ese pasado corrupto.

Ausencia femenina

Lassalle, superado por su personaje, ha aprovechado el punto flaco de un sector extremadamente cipotudo (sólo el 17% de los trabajadores son mujeres) para mostrarse como el mayor protector del feminismo: “Vamos a construir un potente sector del videojuego, que no puede levantarse en el machismo, no podemos olvidar a las mujeres”, ha asegurado el secretario de Estado de Agenda Digital.

Sin embargo, Lassalle promociona la desigualdad en sus equipos. La realidad desmonta el nuevo discurso de Lassalle: pide al videojuego que incluya a las mujeres, pero en su Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital sólo hay dos mujeres (Gloria Placer y Cristina Morales) en los 11 cargos de alta dirección de su equipo.

Lassalle hizo suya la jornada y centró las tres cuartas partes de su discurso en la defensa de un nuevo rumbo feminista del sector, con alusiones a los acosos que sufren las mujeres y a los paneles absolutamente cipotudos como las ponencias del día en torno al Libro Blanco. “El machismo es una lacra que arrastramos del pasado, pero es inaceptable que se produzca y agudice con tanta intensidad en un ámbito nuevo como el mundo digital. Queremos contrarrestar este exceso de testosterona digital”, ha dicho.

Una lacra ministril

Al referirse a la lacra del pasado es posible que pensara en su anterior etapa al frente de la Secretaría de Estado de Cultura, donde sólo tuvo a dos mujeres entre sus cargos de máxima responsabilidad: la mujer de su actual jefe, Teresa Lizaranzu, y Susana de la Sierra, a la que despidió por enfrentarse a sus políticas culturales en el cine. Este panorama cipotudo en Cultura se ha perpetuado gracias a Fernando Benzo: no hay ninguna mujer en ninguna de las dos direcciones generales que gestionan el falso ministerio. Y en 11 subdirecciones, sólo cuatro mujeres.

Ahí no quedó la cosa, Lassalle se regodeaba en su intervención y llegó a citar a Joan Closas, en catalán, sin traducirlo. “Necesitamos más mujeres”, dijo. “El uso de las nuevas tecnologías ha intensificado las brechas digitales que profundizan en la desigualdad y que son incompatibles con los valores sociales del siglo XXI”.

Y también citó a Frankenstein, para montar una comparación tan alucinante como el monstruo de Mary Shelley: “Si la teconología incorpora principios humanistas y femeninos será más empática y ética, sin esta atribución ética el nuevo reino digital será como un Frankenstein, liderado desde una amoralidad testosterónica. Nuestro avance como sociedad será nulo si el que nos ofrece este fuego digital es un Prometeo machista”.

Las ayudas millonarias

El presidente de DEV, Luis Quintans, reclamó celebrar ante todo este día. Había motivos gracias a las ayudas. Pero también subrayó que el machismo lastra al sector y lanzó una curiosa oferta para regenerar la cúpula de la DEV (en la que no hay ni una mujer): “Cuando deje la presidencia quiero que me sustituya una mujer”.

Lo importante del día era el anuncio de las ayudas rescatadas del fuego: 6,2 millones de euros, con una aportación máxima de 150.000 euros a cada proyecto. Destinado para la promoción empresarial, no para la creación de juegos. “Lo que necesitan para su internacionalización”, explican a este periódico desde Agenda Digital. Precisamente, el Libro Blanco descubre que el 57% de los ingresos de las empresas del sector proviene de los mercados internacionales.

Un sector con futuro

El Libro deja claro que hay un fracaso de la mayoría de las statups y empresas pequeñas, que la falta de capital inversor con vocación de permanencia pone en riesgo a los estudios de tamaño mediano, que la oferta de empleo es insuficiente para absorber la siguiente generación de estudiantes, que los estudios más grandes se marchan a otros países, que la amenaza de pérdida de talento de nuestros mejores creativos y profesionales es un hecho y que los inversores ven frustradas sus apuestas y terminan renunciando y dirigiéndose a otros países.

Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, no hizo alusión a la desigualdad, pero sí dijo que el videojuego es el producto cultural de entretenimiento más accesible de todos: “No hay ninguna herramienta tan accesible como un videojuego. Puedes hacerlo en cualquier momento y lugar”, explicó sin tener en cuenta los costes de acceso a esa “herramienta”.