Que el sistema educativo español nunca deja de sorprendernos es un hecho que todos reconoceremos a estas alturas de la democracia. Cuando pensaba usted que lo había visto todo, de pronto descubre que hay una tropelía mayor que consigue que la enseñanza caiga todavía más bajo. Pero, tranquilo, mañana vendrá una reforma educativa que hará buena a ésta que ya se nos marcha. Así que disfrutemos y pongámonos en situación: la Dirección General de Infantil, Primaria y Secundaria redacta un texto dirigido a aquellos centros que se acogen a la ayuda voluntaria ofrecida por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Hasta aquí, todo pinta bien.

Estos centros educativos reciben el texto con algarabía. Un comité de profesionales ha puesto todo su empeño en esta redacción, que habrá de ser leída por el profesor de turno para, de esta forma, conseguir que los alumnos de cinco años mejoren su comprensión lectora. Se trata de un texto con poco más de doscientas palabras, dirigido a niños, por lo que no necesitaremos que goce de un nivel lingüístico gongorino. Además, cuenta con la supervisión de varios intermediarios. ¿Qué puede salir mal?

Si quiere analfabetizar a sus alumnos, éste es su texto. Antes de llegar al punto final los tendrá en el punto de adoctrinamiento exacto

Pero, claro, siempre hay que contar con la fragilidad de nuestro sistema educativo. Cuando el profesor sostiene el folio entre sus manos, se percata: el texto consigue eliminar cualquier atisbo educacional en cómodos plazos. Si quiere analfabetizar a sus alumnos, éste es su texto. Antes de llegar al punto final los tendrá en el punto de adoctrinamiento exacto. 

Interrogativas indirectas

Un clásico cuando de bombardear la lingüística se trata. Una tilde por aquí, una hache por allá. Todo vale en este baile gramatical. Si quiere destruir la educación de un niño, empiece por acabar con las reglas ortográficas. Como no podía ser de otra forma, en este texto que hoy analizamos podrá encontrar las instrucciones precisas. Por ejemplo, escriba "no sabía dónde estaba ni PORQUE se la habían llevado" en lugar de "no sabía dónde estaba ni POR QUÉ se la habían llevado". ¿Para qué vamos a introducir interrogativas directas si podemos utilizar simples conjunciones? El analfabetismo se lo agradecerá.

Sintaxis

Si usted quiere entorpecer la educación de un niño, entre sus víctimas no puede faltar la sintaxis. Dos de los elementos sintácticos más famosos son el sujeto y el verbo, a menudo inseparables. ¿Que queremos cargárnoslos? Muy fácil, introducimos una coma entre ambos y se acabó. Así lo hacen nuestros amigos de la Dirección General de Infantil, Primaria y Secundaria cuando escriben: "El príncipe que pasaba por allí, vio todo". Esta coma, etiquetada coloquialmente como "coma criminal", dejará la capacidad sintáctica de nuestras pobres víctimas completamente atrofiada, así que no desaprovechen la situación.

Alumnos de un colegio madrileño durante la reválida de este miércoles EFE

Laísmos

Oiga, no deje que la gramática se escape viva. Si quiere llevar a cabo una analfabetización total, es condición ‘sine qua non’ que deje los pronombres átonos hechos un adefesio. Lo mismo da leísmo, laísmo o loísmo. La cuestión es que no quede familia que reconozca al complemento directo en el caso del leísmo y al complemento indirecto en el caso del laísmo y el loísmo. El autor de nuestro texto nos regala dos laísmos de época: "la taparon la cabeza con un pañuelo" y "todo lo que la ocurrió a la princesa". A ver quién es el listo que examina a la víctima ahora.

Redacción

Si queremos realizar una prueba de comprensión lectora, lo principal es que nuestro nivel de redacción sea nefasto. Escribamos frases inconexas. Prendámosle fuego a la retórica y bailemos alrededor de la hoguera. Así conseguiremos que los niños atrofien su capacidad cognitiva e incluso adquieran vicios innecesarios. De esta manera, escribiremos: "La princesa estuvo varios días en el barco pirata, pero un día la princesa...". ¿Que hay seis sustantivos y dos de ellos se repiten? No importa, que la capacidad expresiva de los niños se busque la vida por sí misma.

Escribamos frases inconexas. Prendámosle fuego a la retórica y bailemos alrededor de la hoguera. Así conseguiremos que los niños atrofien su capacidad cognitiva

Puntuación

Las comas tampoco pueden faltar en cualquier sangría educativa que se precie. Su uso ya ha sido analizado en apartados precedentes, pero no basta con abusar de su presencia, haciendo que sujeto y verbo se alejen. También necesitamos que se note su ausencia de algún modo. ¿Que la subordinada explicativa tiene que ir precedida de una coma? Pues nada, se la quitamos y así tendremos a la ignorancia de nuestro lado. Esto mismo piensan nuestros amigos de la Consejería de Educación. Al menos esto se deduce cuando nos topamos con la siguiente construcción: "Era el príncipe que iba a rescatarla y como el pirata...". Fuera comas y a vivir.

Sexismo

Ahora que ya se ha corrompido la forma, sólo queda corromper de igual modo el fondo. Ya tiene usted a su borrego a punto, dispuesto a seguir el paso firme del rebaño. Hábleles a los niños de princesas que no se valen por sí solas, de mujeres que se sienten indefensas frente al hombre y que necesitarán la ayuda de un príncipe que "pasaba por allí" para poder salvarse de un secuestro. Haga alusión a la belleza de la princesa, a pesar de que esto no le aporte nada relevante a la narración. Ellos lo normalizarán y lo encontrarán obvio. ¿Hemos venido aquí a adoctrinar o no?

Si consigue completar estas instrucciones con éxito, enhorabuena. Está usted preparado para vigilar el redil por el que circulan nuestros muchachos. Un par de textos más y los convertiremos en perfectos iletrados. Eso sí, si por alguna razón no lo consigue, preocúpese. Lo suyo es vocacional y no tiene valor alguno dentro de nuestro sistema educativo.