Peio H. Riaño Joana Rei

El Pleno del Ayuntamiento de Madrid del 22 de diciembre ha hecho historia. Con la oposición del PP, y el apoyo del PSOE -partido que presentó la propuesta-, Ciudadanos y Ahora Madrid, el Consistorio ejecutará la retirada inmediata de cinco placas y monolitos que honran a personajes relacionados con la dictadura franquista. Además, en los próximos seis meses saldrán de las calles de la capital una treintena de nombres:

Calle Batalla de Belchite (Arganzuela)

Plaza Hermanos Falcó y Álvarez de Toledo (Barajas)

Paseo Muñoz Grandes (Carabanchel)

General García de la Herrán (Carabanchel)

Plaza Juan Pujol (Centro)

Calle Caídos de la División Azul (Chamartín)

Plaza Arriba España (Chamartín)

Calle General Asensio Cabanillas (Chamberí)

Calle General Dávila (Chamberí)

Calle Moscardó (Chamberí)

Calle General Kirkpatrick (Ciudad Lineal)

Plaza Caudillo (Fuencarral-El Pardo)

Calle Primero de Octubre (Fuencarral-El Pardo)

Calle Capitán Cortés (Hortaleza)

Calle Estanislao Gómez (Hortaleza)

Calle General Millán Astray (Latina)

Avenida Arco de la Victoria (Moncloa-Aravaca)

Paseo General Sagardia Ramos (Moncloa-Aravaca)

Calle Crucero Baleares (Puente de Vallecas)

Calle Francisco Iglesias (Puente de Vallecas)

Calle Comandante Zorita (Tetuán)

Calle General Orgaz (Tetuán)

Calle Hermanos García Noblejas (San Blas-Canillejas)

Calle Eduardo Aunós (Salamanca)

Pasaje General Mola (Salamanca)

Calle General Varela (Tetuán)

Calle General Yagüe (Tetuán)

Plaza Fernández Ladreda

Calle del General Saliquet (La Latina)

Lápida José García Vara

Monolito al Alférez Provisional (Barrio de Los Jerónimos)

Lápida de Los Caídos (Chamartín)

Mártires de la sacramental de San Isidro.

Estas son sólo una parte de los 150 hitos que el callejero de Madrid mantiene en vivos en la actualidad. Con esta medida se pone punto final al ensalzamiento y homenaje de todos esos personajes que participaron en el Golpe de Estado de 1936 y la represión franquista. El actual Gobierno del Ayuntamiento aplica de esta manera la Ley de Memoria Histórica de 2007, en lo referente a la simbología.

"Madrid ha sido el escenario de una guerra que en total ha dejado a más de 144 mil desaparecidos y 40 años de dictadura, de olvido, de exilio, de miedo y de silencio. Un escenario de vulneración de derechos humanos que ha sido reconocido por innumerables sentencias e informes internacionales", dijo durante el pleno Celia Mayer, concejala del área de Cultura y Deporte.  "A pesar de todo ello muchas de las calles de nuestra ciudad siguen siendo presididas por todos aquellos que tuvieron una responsabilidad directa en estos actos tan atroces, considerados crímenes de lesa humanidad por estas organizaciones internacionales".
"Madrid tiene el reto de elaborar una política pública y un plan integral de memoria colectiva,", dijo. Para ello, el Ayuntamiento de Madrid contará con la colaboración de la Cátedra de la Memoria Histórica de la Universidad Complutense y de varias asociaciones de memoria histórica. Juntos, elaborarán una guía sobre los nombres de las calles que hay que retirar, los procedimientos y calendario para llevarlo a cabo, una memoria económica de los costes que se presentará en un plazo de cuatro meses para discusión y votación en el pleno. Se presentará también "una propuesta de declaración institucional de condena al franquismo y de reconocimiento de las víctimas de la dictadura".
Para la retirada inmediata del nombre de las 30 calles y monumentos referidos, el ayuntamiento ha seguido un criterio que tiene que ver con que los nombres en cuestión "sean de incitadores del golpe o ejecutores de delitos de lesa humanidad reconocidos por las Naciones Unidas". En el caso de los vestígios, la decisión se apoya en un informe de la dirección General de Patrimonio y, en el caso de las calles, en un informe justificativo de la Cátedra de Memoria Histórica de Universidad Complutense. 
Esperanza Aguirre ha asegurado que el PP hubiera votado a favor de la iniciativa si se hubiera aceptado su enmienda para garantizar que se actúa "contra la violencia o persecución por razones políticas, ideológicas o religiosas", y ha subrayado que rechazar su enmienda supone olvidar el espíritu de reconciliación que presidió la Transición.

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