Máximo Huerta en una fotografía publicada en sus redes sociales.

Máximo Huerta en una fotografía publicada en sus redes sociales.

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Máximo Huerta, instalado de nuevo en Madrid "dos días a la semana": su increíble cambio físico y cómo está su madre

El escritor ha regresado a Mediaset para seguir acompañando a Ana Rosa. Según confirma EL ESPAÑOL, volver a la capital "le ha sentado muy bien".

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Antes del 3 de febrero de 2025 la vida del escritor Máximo Huerta (54 años) se escribía en Buñol, el municipio de la Comunidad Valenciana donde se trasladó a vivir, alejándose del ruido de la siempre despierta Madrid, para cuidar de su madre y atender su librería.

Viajaba a la capital de España puntualmente, pero su día a día transcurría a más de 300 kilómetros. Una oferta de televisión lo tentó y él dijo sí. Y aceptó porque detrás de ese proyecto estaba Ana Rosa Quintana (69), que volvía a las mañanas tras probar suerte con TardeAR.

Dos días después de anunciarse su fichaje, el 5, Max -como lo conoce su entorno- volvió a los focos de los platós de televisión. Explicó entonces que su intervención en el programa iba a ser semanal, que no se mudaría a Madrid, que estaría yendo y viniendo de Buñol.

Máximo Huerta en una imagen actual de sus redes sociales.

Máximo Huerta en una imagen actual de sus redes sociales.

Su madre, Clara Hernández, requería de sus cuidados y atenciones, así lo explicó a EL ESPAÑOL el propio Máximo. "Yo no puedo dejar de cuidar a mi madre. (...) Ahora ella está más estable, y por eso puedo irme a Madrid". Insistió en que no habría mudanza.

Ahora, en esta nueva temporada tras el verano, este periódico conoce importantes, aunque sutiles, cambios en la vida del escritor. De entrada, este periódico puede confirmar que Máximo, que dispone de un piso en el centro de Madrid, se ha instalado en la capital.

Eso sí, sólo dos días a la semana, no de forma definitiva. Se dio cuenta Huerta que no salía rentable, a la larga, tantos viajes de ida y vuelta. Y por eso ha iniciado una bonita etapa en la capital, en esa ciudad que tantas alegrías le dio y donde comenzó a soñar a lo grande.

Máximo reconoce, en conversación con este diario, que este cambio de aires en su vida -por más que sólo sea de dos días- le ha "sentado muy bien". Ha vuelto a reconectar con la capital, ahora la ve y disfruta de otra manera, con la madurez que dan sus 54 años.

Máximo Huerta, más delgado, haciéndose un selfie.

Máximo Huerta, más delgado, haciéndose un selfie.

"Por supuesto, volver a estar con amigos es algo que hace la vida más fácil. Hay que hacerse la vida fácil", abunda. Esa última frase -"Hazte la vida fácil"- se la dijo su madre hace mucho tiempo, así lo plasma él en su obra Adiós, pequeño.

Y él trata de llevarla a la práctica. Explica a EL ESPAÑOL que no significa "eludir conflictos, es evitarlos".

Esos dos días en Madrid los vive Max como tiempo de desconexión de la realidad que vive en Buñol. Está feliz, extremo que se nota, además, en su aspecto.

Máximo ha perdido peso, está "mucho más delgado", como demuestran sus fotografías en redes sociales. Huerta ha dado en cambio a su vida y se traduce en su flamante imagen. ¿Y hay novedades en el plano sentimental? No, Máximo sigue soltero.

Está abierto al amor, eso sí. El pasado mes de abril, este medio charló con Huerta y éste reflexionó así sobre ese sentimiento: "De amor... ¿qué te puedo decir? Que me gustaría tener 32 años y toda la vida por delante".

"A los 54, ya quiero que el amor sea como en las novelas". ¿Cómo define Máximo Huerta ese sentimiento, el amor, tan poderoso? "El amor es un accidente, una sorpresa, pero sigue adelante o no por otros ingredientes. ¡Espero encontrarlo!", lanzó su deseo.

Un piso con encanto

Ubicado en un edificio clásico, el piso destaca por su encanto. La luz natural es protagonista gracias a unos grandes ventanales que ofrecen vistas privilegiadas del skyline madrileño.

Desde uno de ellos, Huerta ha compartido reflexiones con sus seguidores, describiéndolo como "la proa de un barco" desde donde observa la vida pasar.

La decoración combina tonos blancos y pastel con elementos retro y modernos. El salón, amplio y luminoso, está presidido por una chimenea de estilo parisino, rodeada de alfombras suaves, lámparas indirectas y plantas que aportan frescura.

Todo está dispuesto para crear un ambiente acogedor y sereno. Separado por un arco con vigas de madera, el despacho es otro de los espacios clave. Allí, Máximo escribe, pinta y trabaja rodeado de libros, esculturas, jarrones y recuerdos de sus viajes.

Máximo Huerta y su madre en una imagen compartida en Instagram.

Máximo Huerta y su madre en una imagen compartida en Instagram. Gtres

Una gran estantería alberga su biblioteca personal, mientras que dos butacas retro y un espejo de marco gris completan el rincón creativo.

La cocina, abierta al salón, sigue una línea minimalista en tonos blancos. La campana extractora empotrada en el techo optimiza el espacio, y un cuadro colorido rompe la uniformidad, aportando vitalidad al conjunto.

La salud de Clara

Máximo es, ante todo, hijo, y así lo demostró cuando no dudó en trasladarse a vivir a Buñol, Valencia, para estar cerca de su madre, Clara, aquejada ella de una delicada salud de un tiempo a esta parte. "Yo no puedo dejar de cuidar a mi madre", manifestó a este medio el pasado febrero.

Añadió: "He cogido este programa porque me parece interesante, me parece maravilloso volver a estar con compañeros con los que disfruté mucho". Clave, determinante en su decisión, fue la mejoría en la salud de Clara: "Ahora mi madre está más estable y por eso puedo irme a Madrid".

Cabe recordar que desde 2020 la madre del periodista, Clara Hernández, ha padecido varios contratiempos de salud, tras ser diagnosticada de un tumor y, posteriormente, sufrir una dura caída por las escaleras que se complicó con el tiempo.

Desde que Máximo se trasladó a vivir a Valencia, su ocupación ha girado en torno a su progenitora. "Lo urgente es lo importante", ha manifestado el autor de Una tienda en París cuando Clara ha tenido que ingresar en el hospital.