El empresario Javier Ungría en una fotografía cedida a EL ESPAÑOL.

El empresario Javier Ungría en una fotografía cedida a EL ESPAÑOL.

Famosos ENTREVISTA

Hablamos con Javier Ungría: "Cuando me separé de Elena Tablada tuve que aprender cosas muy rápido como padre"

EL ESPAÑOL charla con el empresario en un momento de "transición". Asegura que su única motivación actual es cuidar y atender a su hija, Camila.

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El empresario Javier Ungría (42 años) es un hombre positivo y resiliente, que trata siempre de mirar al futuro; hacia atrás sólo se gira para aprender de los errores y procurar no cometerlos de nuevo. No va en su carácter recrearse en lo negativo.

Cuando EL ESPAÑOL lo contacta admite estar en un punto de "transición" en su vida. De cambios. Se refiere Ungría al reciente cierre de su restaurante en Madrid, Haches. Puso mucha ilusión e implicación en ese proyecto de hostelería, pero no pudo ser.

Muy pragmático, sostiene que cuando "los proyectos te empiezan a dar más disgustos que alegrías hay que pensar que hay que dar una vuelta de tuerca". Ahora, tras el verano, llegan nuevas propuestas profesionales que lo tienen ilusionado.

javier Ungría, en una imagen de archivo.

javier Ungría, en una imagen de archivo.

En el plano personal y familiar, su vida, su día a día, sólo gira en torno a una persona: su hija Camila, fruto de su historia de amor -y turbulento divorcio- con Elena Tablada (44). Arguye Javier que todo lo que hace, desde que se levanta hasta que se va a dormir, es por y para su hija.

Su papel de padre es lo mejor que tiene y lo que le da sentido a su vida. Con Elena, reconoce Ungría, no está viviendo un momento precisamente cordial, pero confía en que todo el asunto judicial que los envuelve termine pronto, sobre todo por el bienestar de su hija en común.

El objetivo de esta charla es conocer al Javier Ungría fuera de los medios, a la persona, al hombre y al padre. ¿Cómo se define?

Javier creo que es una persona bastante sencilla, familiar, optimista, positiva y que le gusta disfrutar mucho de su gente sin muchas pretensiones.

¿Cree que en los últimos años se ha dado una imagen de usted en la prensa que no es la correcta?

Es que la prensa o la gente que no me conoce puede dar una opinión de mí que es totalmente sesgada. No me conocen, entonces la opinión real de mí la puede dar la gente que me conoce: mi familia, mis amigos, gente con la que he tratado. En la prensa, al final, entiendo que por unos factores u otros, se tienen opiniones de todo tipo, pero no tiene por qué ser la verdad.

El empresario, en una instantánea cedida a EL ESPAÑOL.

El empresario, en una instantánea cedida a EL ESPAÑOL.

¿En qué momento vital se encuentra?

Me encuentro en un momento de mucha transición, de muchos cambios tanto personal como profesionalmente. Siempre optimista mirando al futuro.

Hace poco se ha conocido que ha cerrado su restaurante, Haches, ¿a qué se debe?

Con mi proyecto de hostelería estuve casi 10 años y la verdad es que fue un proyecto maravilloso, con muchísima ilusión. Pero hay veces que cuando los proyectos te empiezan a dar más disgustos que alegrías hay que pensar que hay que dar una vuelta de tuerca.

Entonces, decidí que era el momento de cerrar ese proyecto, quedarte con todo el aprendizaje y mirar hacia delante para nuevas oportunidades.

¿Qué proyectos tiene en la actualidad? ¿Cómo es su día a día?

Bueno, ahora llega el verano. El verano siempre es una época un poco difícil para empezar nuevos proyectos, pero aún así ya tengo encima de la mesa varias cosas. Sigo metido en cosas de hostelería, en temas de inmobiliaria también.

Hay varios sectores que estoy trabajando. Algunos no son mi zona de confort, pero, bueno, otros sí. Al final yo intento acoplarme a todo lo que puedo y acometer mis responsabilidades como padre y pagar todas mis facturas.

Usted ha demostrado que, con tal de trabajar, es capaz de salir de su zona de confort. Lo hizo en Supervivientes.

Sí, claro. En la vida hay que saber moverse en todo tipo de escenarios. Sobre todo, cuando tienes ciertas responsabilidades. Cuando las tienes, hay que acoplarse a todo, hay que buscar todo tipo de opciones para poder generar, para poder crecer.

Javier Ungría, sonriendo.

Javier Ungría, sonriendo.

Su papel como padre de Camila es el más importante de su vida. ¿Qué significa ella en su vida y qué le ha aportado como padre?

Camila para mí es el proyecto más apasionante de mi vida, sin duda alguna. Es mi manera o mi motivo para trabajar, para vivir, para ver las cosas de una manera bonita. Me ha enseñado una variedad de cosas, sobre todo a marchas forzadas. Porque cuando me separé, Camila tenía dos años e inevitablemente tuve que aprender muchas cosas muy rápido.

A mí me ha enseñado a ordenar mis prioridades en la vida. A saber que lo primero no es uno mismo, sino que hay otra persona que es más importante que tú. Es mi mayor proyecto y mi mayor ilusión. Todo lo que hago, desde que me levanto, es para ella y pensando en ella.

Resulta inevitable hablar de su separación de Elena Tablada. Después de todo lo que ha pasado y vivido, ¿hay algo de lo que se arrepienta? ¿Ha hecho autocrítica?

No fue el típico matrimonio de seis meses. Hemos estado siete años. Hemos tenido una niña. Ha habido momentos mejores, peores. Pero realmente yo no me arrepiento de nada. Obviamente, la situación que tengo ahora con mi exmujer no es la más maravillosa del mundo, pero, bueno, yo veo a mi hija y se me pasa todo, claro.

Acaba de salir victorioso por la demanda que ella le interpuso para el cobro, con carácter retroactivo, de la pensión de alimentos de Camila desde 2022 a 2024. ¿Cómo se siente?

No tengo mucho que celebrar. Yo sabía, me imaginaba, por cómo funciona aquí la jurisprudencia y la ley en España, que esto iba a ser así. Es un tema que no es definitivo; es recurrible y, de hecho, se ha recurrido.

Yo tengo mucha calma, mucha paciencia y las cosas que vengan como tengan que venir. Obviamente, satisfecho por ciertos aspectos, pero con mucha tranquilidad y deseando que acabe esto porque está siendo bastante largo e incómodo para todo el mundo.

Ungría asegura que después del verano afronta nuevos retos profesionales.

Ungría asegura que después del verano afronta nuevos retos profesionales.

¿Usted como padre ha pagado siempre lo que le correspondía?

Yo jamás he dejado de cumplir con mis responsabilidades económicamente, jamás. Lo que pasa es que a veces se tiene la tendencia de pedir, pedir, pedir para ver si hay cosas que se pueden conseguir, a pesar de no ser de una manera razonable. Yo nunca he faltado a mis responsabilidades.

Uno puede decir que sí, otro puede decir que no, pero al final hay una persona que ve las dos versiones, con todas las pruebas que cada uno lleva, y decide que las cosas son como yo decía.

Hay que mirar siempre por la menor, que se irá dando cuenta de todo.

Claro. El tema es que hay que tener cuidado con lo que se dice porque dentro de nada tenemos una hija que va a leer, que va a escuchar, que le van a decir. Hay que saber que hay ciertas cosas que también significan protección y que no se tienen en cuenta.

Cambiando de tercio. Viajemos al pasado, ¿cómo era el Javier niño?

El Javier niño fue complicado, porque mis padres se divorciaron cuando yo tenía cuatro años. Fue una separación un poquito complicada. Mis padres, cada uno en su casa, cada uno en su circunstancia.

Me dieron todo el amor que ellos pudieron y al final me fui haciendo la persona que soy hoy. Hay cosas de las que me acuerdo, hay cosas de las que me acuerdo que me gustaría no acordarme y hay cosas de las que no me acuerdo que me gustaría acordarme.

"Me he acomodado en la solitude"

¿Cuántos hermanos son?

Yo soy el hermano mayor. Tengo cinco hermanos. Y yo soy el número seis, el primero. No todos son hermanos entre sí, porque tengo hermanos de padre y hermanos de madre. Me tocó ser el primero y entiendo que también abrí camino para mis hermanos pequeños en ciertos aspectos. Me llevo bien con mi padre, con mi madre, con mis hermanos, con todos me llevo muy bien.

¿Le ha pesado de alguna manera el apellido paterno, el Ungría?

No me ha pesado nada. De hecho, todo lo contrario: me ha creado muchísimo orgullo. Sí tengo cierto sentimiento de culpabilidad porque mi padre me ha educado en mantener un perfil bajo y tengo la sensación de haberle expuesto a veces en el disparadero con las decisiones que he tomado en mi vida. Quizás he sacado un poco el pie del tiesto.

Y si le pregunto por amor, ¿qué me dice? ¿Está abierto a enamorarse?

Estoy solterísimo. No tengo ninguna gana de enamorarme. Me encantaría decirte lo contrario. Haber tenido una separación demasiado complicada, sumado a que mi prioridad ahora mismo es una persona que tiene cinco años, me ha acomodado en la solitude. La solitude es un término que está en desuso: es la soledad sin connotaciones negativas. Me gusta mucho estar solo.

Para terminar, ¿cómo se ve dentro de 20 años?

Primero, espero verme vivo.(Risas). Me gustaría estar lo suficientemente bien y sano, tanto por dentro como por fuera, para poder ver a mi hija feliz, cumplir sus sueños. Que siga disfrutando de mí, igual que yo disfrutaré de ella. Haciendo los planes que más nos gustan juntos.