Mario Vargas Llosa con su familia en su último cumpleaños.

Mario Vargas Llosa con su familia en su último cumpleaños. Redes sociales

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Álvaro, hijo de Mario Vargas Llosa, desvela las causas de la muerte de su padre y cómo pasó los últimos días de vida

El hijo mayor del Premio Nobel ha concedido una íntima entrevista donde ha contado como fue el último adiós a su progenitor.

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Ya han pasado tres semanas desde la muerte de Mario Vargas Llosa, y su nombre sigue acaparando titulares. El pasado 13 de abril se comunicó la noticia de su fallecimiento y, desde entonces, han sido muchas las teorías que han salido a la luz en torno a su deceso. Sin embargo, su hijo, Álvaro Vargas Llosa (59 años), ha desmentido recientemente, en una entrevista, las afirmaciones sobre una presunta enfermedad y ha explicado cuál fue la verdadera causa de su muerte.

"No sé qué se dice por ahí, pero aconsejo no prestar oídos a nadie que no haya tenido acceso a mi padre o a mi familia", ha declarado en una entrevista con El Comercio. El hijo del Nobel ha evitado señalar a nadie en concreto, pero ha manifestado su preocupación por las versiones erróneas que, según él, podrían distorsionar la memoria de su padre.

Álvaro Vargas Llosa se ha sincerado y ha querido poner el foco en los hechos reales: las verdaderas causas del fallecimiento y cómo fueron los últimos días del escritor. "Mi padre no murió de leucemia, enfermedad en la que la médula produce una cantidad excesiva de blastos. No era su caso", ha revelado.

Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa

La expareja de Isabel Preysler (74) vivió una etapa final complicada, ya que -según su hijo- "lo que tenía eran unas defensas muy bajas que lo hacían propenso a infecciones de distinto tipo". Este sería el motivo principal por el que, en las últimas imágenes del autor, se apreciaba un deterioro físico evidente. "Tarde o temprano sabíamos que vendría alguna infección que superaría su resistencia. La última neumonía le hizo estragos y fue definitiva", ha expresado en esta entrevista.

Para su hijo, lo verdaderamente difícil está siendo la "sensación de vacío", ya que ha confesado que el mundo se le ha “empobrecido”. Aun así, está seguro de que poco a poco se irá formando una idea permanente de su padre en su mente.

Al hablar sobre los últimos días del premio Nobel, se sinceró: "Todos convergimos en Lima para estar a su lado", comenzó relatando. Sin embargo, lo más importante para él fue el cuidado que su padre recibió en sus últimas horas de vida.

"Lo paseamos en auto y en silla de ruedas, le leímos poemas y fragmentos de novelas, le pusimos conciertos de música clásica, le contamos cosas de sus obras, de nuestras vidas. Atendimos sus urgencias de salud y, en los momentos finales, hubo en la familia quienes se animaron a cantarle música criolla, porque la sensibilidad auditiva es lo último que se pierde", continuó.

Los hijos de Mario Vargas Llosa a la salida del Centro Funerario.

Los hijos de Mario Vargas Llosa a la salida del Centro Funerario. EFE

Sus últimos días

Álvaro Vargas Llosa también reveló cómo fueron esos minutos más duros antes de su despedida: "Cuando ya estaba semiinconsciente, nos turnamos para leerle en voz alta. Le pusimos música, sobre todo sonatas de Beethoven, composiciones de Mahler. Yo le dije al oído en un momento: 'Hubiera preferido irme antes que tú'", concluyó con profunda emoción.

Durante la entrevista, también se abordó si el escritor era consciente de que su muerte se acercaba. Álvaro cree que sí: "Era consciente del deterioro en la última etapa y, de tanto en tanto, hacía comentarios resignados, con cierto humor negro", confesó. Y añadió: "A veces le subía la ‘nevada’ arequipeña, frustrado por no poder seguir siendo el hombre vital que fue siempre".

Eso sí, antes de fallecer, Vargas Llosa dejó claras muchas de sus últimas voluntades: "Quería ser cremado, evitar una ceremonia pública y que nos ocupemos de su obra", reveló su hijo. Y así ha sido: una ceremonia discreta, íntima y sin grandes actos oficiales.

Los restos cremados de Mario Vargas Llosa ya descansan en paz entre Latinoamérica y Europa. Sus cenizas fueron separadas en dos urnas y, tal como desveló Álvaro en una carta publicada días después del fallecimiento, emprendió un viaje a Europa para cumplir el último deseo de su padre.