Morgana y Gonzalo, los hijos de Mario Vargas Llosa, en un fotomontaje junto al escritor.

Morgana y Gonzalo, los hijos de Mario Vargas Llosa, en un fotomontaje junto al escritor. Gtres

Famosos DIFÍCIL RELACIÓN

Morgana y Gonzalo, los hijos de Mario Vargas Llosa que nunca aceptaron a Isabel Preysler: el origen de la insalvable relación

En 2015, los vástagos del Nobel cerraron filas en torno a su madre. "Yo temía que esto tuviera unas consecuencias nefastas para ella", admitió Gonzalo.

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El año 2015 fue tremendamente convulso y agridulce para el escritor Mario Vargas Llosa. El principio del fin de una estructura familiar y el arranque de una intensa historia de amor que puso su, hasta la fecha, tranquila vida patas arriba. Venía el premio Nobel de Literatura de festejar sus 50 años de casado junto a su por entonces esposa, Patricia Llosa (80 años).

Todo parecía ir de perlas para el escritor, pero una portada de ¡HOLA! dio al traste con su vida de ensueño. Un tsunami de dimensiones colosales arrasó con todo: se hizo público su romance con la reina de corazones, la socialité filipina Isabel Presyler (74). Las fotos que el semanario publicó no dejaban lugar a dudas: la dupla salía de una cita romántica.

Este romance cogió por sorpresa, en primer lugar, a la familia de él, ésa que se las prometía feliz de aniversario de boda en Nueva York. Aún en shock, Patricia Llosa emitió un comunicado. Un escrito en el que se conoció por primera y última vez su versión de los hechos. Llosa y sus hijos aseguraron sentirse "sorprendidos y muy apenados" por la noticia.

Mario Vargas Llosa y su exmujer, Patricia, horas antes de la boda de su nieta Josefina. Año 2023.

Mario Vargas Llosa y su exmujer, Patricia, horas antes de la boda de su nieta Josefina. Año 2023. Gtres

Se habían enterado por la prensa, como el resto del mundo. Mario se mudó a España y se instaló a vivir en la residencia de Isabel, en Puerta de Hierro. Borrón y cuenta nueva. Patricia, herida y humillada, se replegó, se aisló y nunca quiso hablar.

Puso tierra de por medio y pasó aquellos años en República Dominicana, arropada por los suyos. Por sus hijos y, sobre todo, por sus nietos. Al tiempo que Mario se dejaba inmortalizar con Isabel en las páginas satinadas de la crónica social, durante incansables viajes y cenas, Patricia luchó por reponerse.

Patricia junto a su hija Morgana, en una imagen tomada en Nueva York, en septiembre de 2015.

Patricia junto a su hija Morgana, en una imagen tomada en Nueva York, en septiembre de 2015. Gtres

Le escribió, incluso, una carta a Preysler, de su puño y letra, de mujer a mujer, en la que venía a advertirle a la filipina que no era la primera vez que Mario actuaba así; dejándose arramblar por los sentimientos, pero que siempre retornaba a casa. Fue aquella, sin saberlo entonces, una misiva premonitoria: en efecto, en 2022 esto acontecería.

Mientras tanto, los hijos se preocuparon por el estado anímico de su madre. "Yo temía que esto tendría unas consecuencias nefastas para mi madre. Sobre todo, porque desde los 18 años ella había dedicado enteramente su vida a mi padre. Al principio el hecho de perderlo le afectó mucho", admitió en aquellos días Gonzalo Vargas Llosa.

Y añadió: "Pero me ha sorprendido su extraordinaria capacidad para superar el drama, para no dejarse derrumbar y seguir adelante". Cuando aquel amor tardío comenzó a consolidarse, los hijos de Mario tomaron partido por su madre. Cerraron filas. Muy en concreto, dos de ellos: Gonzalo y Morgana, quienes nunca aceptaron a Isabel.

De hecho, ni siquiera se molestaron en que existiera cordialidad. "No me preguntes nada. Voy con una niña menor de edad así que tengan mucho cuidado con lo que hablan", fue una de las pocas ocasiones en que Morgana rompió su silencio ante las cámaras de Europa Press.

En esos días, Morgana confesó a sus amistades más íntimas "la situación de soledad en la que siente que está sumido su padre en estos momentos; no ha parado de comentar entre sus amigas que está mucho más solo que cuando estaba con Patricia", informó Vanitatis.

Morgana no fue la única que estuvo del lado de su madre. Tanto ella como Gonzalo, el segundo hijo de Vargas Llosa y Patricia, viajaron hasta Madrid para apoyar a su madre en cuanto aparecieron las fotografías del nobel con Isabel Preysler. Además, ambos hermanos elaboraron un comunicado en el que mostraban de forma pública que estaban del lado de Patricia.

Mario Vargas Llosa junto a su hijo Álvaro.

Mario Vargas Llosa junto a su hijo Álvaro. Gtres

A lo largo de aquellos años, Gonzalo también fue especialmente duro a la hora de tachar la nueva relación de su padre con Preysler de "producto comercial". "Qué irónico y trágico que mi padre, que siempre ha sido un 'pater familias' ejemplar, haya terminado, sin quererlo, haciéndole daño a su familia", agregó Gonzalo.

Y remachó: "Si ella -Isabel- hubiese actuado de una manera distinta, con cierta discreción y con más sensibilidad hacia mi madre, habríamos podido tener por lo menos una relación cordial". Por otro lado, Gonzalo, el hijo mayor de Mario y Patricia, siempre ha estado más próximo a su padre y, además, ha compartido tiempo y espacio con Isabel.

Cuando en diciembre de 2022 Isabel desveló que su historia con el Nobel había terminado -pretextó que por los "celos" de él-, los hijos de Vargas Llosa decidieron hacer borrón y cuenta nueva, olvidar todos los agravios y reconducir su vida familiar. Y, así, todos volvieron a lo que siempre fueron: una familia numerosa unidísima a la que, poco a poco, llegaron siete nietos.

Vargas Llosa junto a su exmujer Patricia, su nieta Josefina, el padre de ésta, Gonzalo, y Morgana.

Vargas Llosa junto a su exmujer Patricia, su nieta Josefina, el padre de ésta, Gonzalo, y Morgana.

Ninguno de los hijos de Mario tuvo acceso a la mansión de 2.000 metros cuadrados que Preysler posee en Puerta de Hierro, tenían la entrada vetada, de ello se encargaba el guarda de seguridad apostado en la puerta, y siempre han evitado coincidir en eventos sociales por muy literarios que fueran.

Desde el primer momento, la ex de Julio Iglesias (81) quiso mantener distancia. Tal y como confesó Jaime Peñafiel (92) a EL ESPAÑOL: "Isabel siempre ha manipulado mucho la información, más que lista es inteligente. La conozco muy bien. Ella misma es su mejor relaciones públicas, sabe mover muy bien los hilos, utiliza a la prensa en su propio beneficio".