
Kiko Rivera, Isabel Pantoja, Anabel e Isa Pi. Getty Images
Esta fue la última imagen pública de Isabel Pantoja junto a sus hijos, Kiko Rivera e Isa Pi: cuánto tiempo ha pasado
La tonadillera y sus hijos han volado a Canarias para apoyar a Anabel Pantoja en uno de los momentos más complicados de su vida.
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En las tormentosas relaciones del clan Pantoja de los últimos años, el pasado 23 de noviembre, por fin, se atisbó algo de luz con el nacimiento de Alma, la primera hija de Anabel Pantoja (38 años) y David Rodríguez (26). Desde entonces, todo ha sido pasión y ternura entre la pareja que reside en Arguineguín, ubicado en la costa suroeste de Gran Canaria donde la televisiva encontró desde el primer momento una tranquilidad largamente acariciada tras deambular por los platós televisivos.
Siete semanas después de dar a luz, Anabel y David tienen el corazón encogido en un puño ya que su bebé empezó a tener problemas de salud el pasado miércoles 8 de enero. Una situación que empeoró de tal manera que tuvieron que ingresarla el viernes en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) del Hospital Materno Infantil de Las Palmas. Ese mismo día avisaron a la familia de la situación tan crítica que están viviendo. La reacción no se hizo esperar.
Isabel Pantoja (68) y su hermano Agustín (60) cogieron el primer avión con rumbo a la isla, al igual que hicieron por separado Kiko Rivera (40) y su hermana Isa (29). También se encuentran arropando a la influencer algunas de sus amigas más íntimas como Belén Esteban (51), Raquel Bollo (49) y Susana Bicho. En el aeropuerto, el rostro de Raquel mostraba preocupación, por lo que ante los reporteros que le esperaban les respondió que "prefiero no decir nada, es muy delicado todo".

Isabel Pantoja con Anabel y Soraya Arnelas en el escenario. Gtres
De momento no ha trascendido ninguna imagen de la familia Pantoja unida al unísono ni tampoco consta que hayan coincidido todos en la misma habitación. Si en algún momento ocurriera se cumplirán seis años desde la última vez en la que Isabel Pantoja estuvo junto a sus hijos públicamente.
Hay que trasladarse a la primera quincena de julio de 2019 cuando la tonadillera regresó de Honduras donde había participado en Supervivientes y entró de forma triunfal en el plató donde se abrazó efusivamente con Jorge Javier Vázquez (54), quien le esperaba con un gran ramo de rosas blancas. En directo se enteró de que Kiko e Isa se habían estado peleando por los platos. Que sus vástagos no se hablaran le llenó de una gran tristeza y, afligida, les dijo: "Por qué, si sois mi vida. ¿Por qué os lleváis mal? Por favor, os lo pido con locura, abrazaros y besaros". Sus hijos se mostraron muy orgullosos de su participación en el reality, pero entre ellos la química no fluía.
Aquellos consejos de la intérprete de Marinero de luces se olvidó de aplicarlos a sí misma cuando el 2 de agosto el DJ descubrió la habitación secreta en Cantora donde la cantante guardaba las pertenencias de Paquirri, fallecido el 26 de septiembre de 1984. Esa ha sido la gran mentira de la sevillana. En su momento ella adujo que había sufrido un robo después de que un juez sentenció que tenía que dar los objetos a sus ‘hijastros’, pero nada más lejos de la realidad. Algunos de estos objetos siguen teniendo un gran valor sentimental para Francisco (51) y Cayetano Rivera (48), que durante décadas le han estado reclamando a la viuda de su progenitor a quien siguen venerando.
Supersticiones aparte, el viernes 13 de noviembre de 2020 se emitió en Telecinco el especial Cantora: la herencia envenenada, donde Kiko se despachó a gusto. "La relación con mi madre se rompió para siempre el 2 de agosto. Ese día pasó algo. En cuestión de segundos todo se rompió. Es algo que no puedo perdonar y no pienso olvidar. Mi madre no estuvo a la altura", comentó en el programa. Isabel hizo mutis por el foro y no habló con su primogénito.

Isabel Pantoja con sus hijos, Kiko e Isa Pi. Getty Images
El 18 de octubre del año pasado, Isa Pantoja se sentó en ¡De viernes! para hablar por primera vez con detalle de las consecuencias de su adopción. Explicó que su tío Agustín le dejó de hablar cuanto tenía 10 años durante nueves meses sin que hubiera un motivo concreto y que su madre no hizo nada por resolverlo. A partir de ese momento hubo una brecha en la familia. El momento más duro ocurrió años después cuando la joven tuvo que saltar la valla de Cantora para poder ver a su progenitora: "Tenemos un encuentro bastante feo, me dijo cosas horrorosas, muy hirientes".
Y añadió que "no sé cómo vive así, sabiendo que tiene dos hijos con los que no se habla, nietos con los que no tiene relación y teniendo una vida tan sola. No sé si es demasiado fuerte o le da igual todo. Mi madre no es feliz porque no quiere ser feliz”. Hasta la fecha ni madre ni hija se han reunido ni tan siquiera se han hablado por teléfono.