Se ha convertido en el tema de la semana, del mes y con total seguridad, se trata de uno de los temas del año. Las imágenes de Iñaki Urdangarin (54 años) dando un paseo por la playa en actitud cariñosa con una compañera de trabajo llamada Ainhoa Armentia (43) han causado un revuelo sin precedentes en nuestro país.

A la espera de que la infanta Cristina (56) rompa su silencio y se pronuncie sobre esta presunta traición, poco a poco se van conociendo más detalles de la relación entre el exjugador de balonmano y la que a todas luces parece su nueva pareja. La pregunta ahora es: ¿cómo se consiguieron esas fotografías? ¿cuánto dinero pidió el fotógrafo y cuánto recibió?

A pesar de que se ha especulado con que el propio Urdangarin habría facilitado la realización de las imágenes para hacer pública la separación con la madre de sus cuatro hijos y forzar un divorcio que ella se negaría a concederle, poco o nada hay de cierto en estos rumores.

Iñaki Urdangarin este viernes a la salida de su puesto de trabajo en Vitoria. Gtres

Este viernes, El programa de Ana Rosa ha desvelado quién hizo las fotografías, cómo las hizo y cómo y por cuánto las vendió. Según desvela el citado magacín matinal, todo ha sido fruto de una casualidad, con la correspondiente suerte del reportero gráfico de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.

La persona que captó a Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia no es un fotógrafo profesional ni el reportaje fue fruto de un seguimiento al marido de la infanta Cristina, sino que se trata de un señor de origen francés, aficionado a la fotografía, que justo el martes 11 de enero se desplazó a Bidart para disfrutar de su hobbie.

En ello estaba cuando se encontró a la pareja de frente y, en un principio, no fue consciente de la importancia de la situación, puesto que pensó que Urdangarin se encontraba con un miembro de su familia. Empezó a hacer fotos discretamente mientras que Iñaki y Ainhoa mostraban, sin miedo a ser vistos, una actitud cómplice y cercana frente al mar. De repente, el exduque de Palma y su compañera de trabajo se percataron de que los estaban fotografiando.

Ainhoa Armentia a la salida de su trabajo en Vitoria. Gtres

Lejos de encararse, enfadarse o huir, su reacción no fue abrupta, la pareja siguió caminando por la playa de forma natural, aunque manteniendo las distancias y evitando hacerse arrumacos. Ahí fue cuando el autor del reportaje fue consciente de que no se trataba de un familiar de Iñaki Urdangarin, sino de que el cuñado del rey Felipe VI (53) podría estar viéndose con otra mujer que no era su esposa. 

¿Pasó algo más entre Urdangarin y Ainhoa que la complicidad que se recogen en la exclusiva de la revista Lecturas y se habría retirado alguna imagen? La respuesta es no. El fotógrafo no sabe lo que hicieron antes de que él llegase al lugar, pero lo que él presenció es lo que inmortalizó.

Esta persona, que habla perfectamente español a pesar de ser francés, se dio cuenta de la importancia de su reportaje y puso rumbo a Madrid para intentar venderlo cuanto antes. En primer lugar, entró en contacto con un importante grupo editorial de nuestro país de corte monárquico, Vocento, y les pidió 50.000 euros con la propiedad de las fotografías.

Una cantidad muy elevada, que este medio rechaza, por lo que el fotógrafo optó por empezar un breve periplo que acabó en la revista que este miércoles dio salida a las controvertidas imágenes. Desde la dirección de la publicación no se lo pensaron y compraron el reportaje por "un precio bastante inferior" al que pedía su autor en un principio. Una cantidad, quizá, aproximada a la mitad, entre 20 y 30.000 euros.

Por su parte, este hombre de origen francés conocía el valor y el impacto que podía ocasionar la noticia de que Urdangarin tenía otra relación -más allá de las fotografías- y pidió a los medios de comunicación que vieron el reportaje que firmasen un contrato de confidencialidad. De alguna manera, así también evitó que la exclusiva no se filtrase hasta este pasado miércoles por la mañana, prococando verdadera conmoción en todo el país y fuera de nuestras fronteras. 

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