Desde hace días, Diego Matamoros (34 años) y Carla Barber (30) no comparten imágenes juntos en sus redes sociales. Algo extraño, puesto que tienen acostumbrados a sus respectivos followers a ser testigos de su día a día como pareja. Tiene un motivo. Tal y como ha podido saber JALEOS, atraviesan una nueva crisis en su relación que les ha llevado a poner distancia entre ellos. Un paréntesis que guardaría similitudes con el que se dieron el pasado mes de septiembre, cuando algunas voces aseguraron que habían roto, pero tan solo se dieron un margen para retomar la relación.

Ahora, el panorama sería similar. Las fuentes consultadas por este periódico no hablan de punto final, sino de una grave crisis que ha provocado que Diego coja sus cosas y se marche a su casa situada en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid, en la localidad de Boadilla del Monte -la misma que compartía con su exmujer, Estela Grande (27)-. Mientras, Carla permanece en su domicilio en pleno centro de la capital, en el barrio de Justicia. Además, la médica especializada en estética se ha quedado con Togo, el perro que comparte con Matamoros.

Por el momento no han ejecutado ninguna medida más drástica que esa mencionada distancia. En Instagram, más allá de dejar de mostrar momentos juntos -porque no los hay-, reina la normalidad. Ni han dado el paso de dejarse de seguir ni tampoco han borrado las fotos en las que aparecen los dos y que forman parte de los recuerdos de todos estos meses de amor. Dos gestos, tanto el unfollow como el hacer desaparecer todo rastro del otro, muy de moda entre quienes exponen su romance en redes sociales cuando zanjan una historia de amor.

La pareja en una de las muchas imágenes que han compartido en el último año en redes. Instagram.

Mientras dejan pasar el tiempo para ver si son capaces de retomar la relación, de superar esa crisis, Barber continúa con su trabajo en la clínica de medicina estética a la que da nombre y donde es habitual ver a rostros conocidos que acuden a ella para realizarse algún retoque o someterse a uno de sus tratamientos. Por su parte, Diego ha tomado la decisión de abrirse un nuevo camino y se ha matriculado en un Máster de Decoración e Interiorismo 3D en la Escuela Madrileña de Decoración, previo pago de los 3.600 euros que cuesta el curso.

La calma antes de la tormenta

Estas diferencias en la pareja llegan poco después del viaje de lujo que realizaron la pasada Semana Santa a Tulum, en México. Unos días de ensueño en los que disfrutaron del sol, la playa y el relax y que fueron narrando a sus seguidores casi al detalle. Unas imágenes, aquellas, en las que nada hacía presagiar que una nueva tormenta entre ellos estaba a punto de desatarse.

Los rumores sobre un noviazgo entre Diego y Carla comenzaron a finales de mayo de 2020. Los mismos se confirmaron pocos días después, cuando fueron fotografiados en una terraza, junto a otros amigos, dedicándose miradas cómplices e, incluso, besándose sin importarles ser vistos. Una de esas imágenes con beso era empleada por ambos en Instagram para confirmar lo evidente. "La vida te sorprende... (estrellas en el universo)", era el mensaje con el que él acompañaba a la instantánea. "El mejor regalo de mis 30. Caído del cielo", eran las palabras de ella.

Esta es la foto que ambos compartieron en sus redes para confirmar su relación. Instagram.

Durante todo este año, tan solo han tenido que sortear un obstáculo: una crisis que duró diez días, el pasado septiembre, y que, como Barber explicó en una entrevista hace unas semanas, se debió a que ella le pidió que no acudiera a la televisión y él hizo caso omiso. Porque uno de los temas que trató fue el robo con agresión que Barber sufrió a las puertas de su casa el pasado mes de septiembre. Algo que ella le había pedido, expresamente, que no hiciera.

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