La vida de Camilo Blanes Ornelas (36 años), más conocido como Camilín, preocupa a los suyos y, en concreto, a su madre. Así lo hizo constar Lourdes Ornelas en una exclusiva: su hijo está enfermo y necesita ayuda. Sus problemas de salud se acucian cuando sale por la noche y pierde el control. Todo, según su progenitora. El caso es serio y la posibilidad de inhabilitarlo sobrevuela sobre al joven y, según conoció JALEOS hace unos días, es una idea que viene rumiando de un tiempo a esta parte. 

Cuando su madre llegó a asegurar en la publicación que estaba trabajando con sus abogados para conocer las posibles vías legales en aras de proteger a su hijo y su ingente herencia, a Camilín algo se le despertó. Según deslizan a este periódico, tocaba dar un paso al frente, dar la cara y enfrentarse a los medios y, de paso, a su timidez. Era imperioso mostrarse bien, enérgico y, como él dijo en Viva la vida, "sobrio". Se informa, así, que todo obedece a una suerte de lavado de imagen, "una estrategia" para hacer ver que no hay nada de qué preocuparse. 

El discurso es claro: su madre exagera en su afán por sobreprotegerlo. Hace mucho tiempo que el pasaje que relata su madre por las calles de Chueca no le pasa, según él: "Él lo ha negado, le ha restado importancia. La verdad es que no le sentó nada bien esa portada y se lo ha hecho ver". Camilín está receloso y no se fía de casi nadie: "Ahora mismo lo único que desea es volver a la rutina musical y centrarse en su carrera. Demostrar que todo está bien". 

En otras palabras, dejarse ver más y tener más presencia en los medios como hijo de Camilo Sesto. Preocuparse y ocuparse de la intendencia de ese museo que se está gestando en Alcoy en homenaje al intérprete. De hecho, un paso al frente ya lo ha ejecutado: le ha plantado cara al albacea de su padre 'denunciando' la desaparición en su casa de unas alianzas que pertenecieron a sus abuelos y que Sesto siempre llevaba consigo.

Una acusación que, además de frenar la creación del citado mausoleo un poco más, ya ha obtenido respuesta por parte del aludido. Este pretexta que no las ha robado; que tan solo las tiene para hacer unos moldes que se colocarán en el museo, pero que su intención es dársela, al cabo, de nuevo a su legítimo propietario. Sea como fuere, lo que se pone de manifiesto es que Camilín "está más presente que nunca" y, como aseguró él mismo en Alcoy, velará por que las voluntades de su padre se cumplan todas y siempre. 

Su madre, muy preocupada

Lourdes Ornelas en una imagen de archivo. Gtres

Fue a finales de noviembre cuando la revista Hoy Corazón llevaba a su portada las desgarradoras palabras de Lourdes Ornelas: "Mi hijo tiene un problema. Está enfermo y necesita ayuda". Las alarmas saltaban cuando Camilo Blanes era visto el pasado 24 de noviembre deambulando por las calles del madrileño barrio de Chueca desorientado, sin poder articular palabra y negándose a recibir ayuda, en ocasiones de forma agresiva. 

La exmujer de Camilo Sesto aseguraba que esta situación "ya ha pasado muchas veces" y vaticina que "se volverá a repetir". Así lo relataba, asegurando que está "desesperada" y que la vida de su hijo corría peligro. Según su versión, el joven estuvo tres días desaparecido, no durmió en su casa y volvió "sin sus documentos, sin sus tarjetas de crédito y sin su teléfono". Su madre le estuvo buscando sin éxito por todos los sitios que suele frecuentar y pide ayuda para sacarle de esta situación.

Desde la angustia de esta madre se apunta que el problema de Camilín no es nuevo. Ornelas confesaba que el joven ha estado en tratamiento en varias clínicas tanto en Madrid como en México, donde residía hasta la muerte de su padre, aunque en ninguna ha conseguido curarse, por lo que la madre del joven ha decidido recurrir a la vía legal para ayudarle: "He contratado a uno de los mejores abogados de España y voy a tomar cartas en este asunto", revela Lourdes, que no está dispuesta a rendirse: "Soy una superviviente. Voy a luchar hasta el final con todas mis fuerzas para sacar adelante a mi hijo", concluía. Hoy, parece que el objetivo de Camilo Blanes es claro: hacer olvidar esa portada y esas declaraciones. 

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