Rosa Benito durante el programa 'Viva la vida'.

Rosa Benito durante el programa 'Viva la vida'. Mediaset

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Rosa Benito, destrozada tras hablar de su dura depresión: "Solo quería dormir"

29 octubre, 2018 12:28

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Este pasado domingo Rosa Benito (62 años) ha hablado por primera vez sobre la dura depresión que ha padecido. Lo ha hecho en el programa de Toñi Moreno (44), Viva la vida, y con motivo de la visibilidad de los problemas de salud mental. La exmujer de Amador Mohedano (63) ha contado su experiencia para concienciar y ayudar a las personas que sufren esta enfermedad. "Tuve una depresión bastante fuerte, estuve ingresada en el hospital San Juan de Dios porque yo quise, y mi psiquiatra vio que era lo adecuado", ha arrancado su testimonio la que fuera colaboradora de Sálvame

En todo momento lanzando un mensaje positivo, Benito se ha abierto en canal: "Tuve unos profesionales maravillosos, donde te dan tanto ánimo e intentan que tengas tanta seguridad en ti misma. El problema que tenía es que todo me daba miedo. Me aterraba mi casa, yo no podía ir a mi casa. Del tramo de la casa de mi hermana a la mía iba llorando". De repente, cuenta Rosa, le dio pavor estar sola en esas cuatro paredes que se habían convertido en extrañas: "Ahora estoy súper feliz, pero antes no. Me daba miedo la gente, yo iba por la calle y me asustaba todo, miraba de reojo, porque creía que todo el mundo me estaba mirando".

Rosa Benito durante el momento de su confesión.

Rosa Benito durante el momento de su confesión. Mediaset

Una situación de paranoia que le hizo desconfiar de sí misma: "Esta no es una enfermedad como un cáncer, que se sabe rápidamente. La depresión, cuando se sabe, ya la llevas tú mucho tiempo arrastrando". Asegura la madre de Rosario Mohedano (39) que se siente orgullosa y que no oculta, en absoluto, lo que padeció: "Yo lo cuento en todos los sitios, en una cena o donde sea. Quiero que la gente sepa que se sale, pero también tienes que poner de tu parte". En su caso la depresión se materializó de una manera muy clara: "Yo me doy cuenta de que tengo un problema cuando no quiero ver a nadie, cuando veo que me asusta todo".

Entonces, ante semejante desesperación, se puso en contacto con una buena amiga: "Tengo una amiga mía que se llama Trini, que trabajaba en el ambulatorio de Torrejón de Ardoz, a la que le dije 'Me pasa esto'. Encontré una doctora muy buena, pero tengo que decir que es muy importante el entorno que te rodea, tu familia. Los que no te piden explicaciones, los que intentan sacarte una sonrisa, los que intentan ayudarte, para darte esa confianza que tú has perdido".

"Estaba todo el rato en posición fetal"

Rosa Benito.

Rosa Benito. Gtres

En su opinión, la clave es hablar las cosas con naturalidad, nunca ocultar la situación ni avergonzarse: "La vida está llena de locos maravillosos. No pasa nada, pero tenemos que decirlo. Hay que ir a los médicos que estudian para sacarnos de este pozo tan oscuro". Y eso hizo ella, ni se lo pensó: "Ingresé porque no paraba de llorar. Yo estaba todo el tiempo en posición fetal, solo quería dormir". En ese momento del relato, Rosa se rompe en directo: "Lloro porque los que de verdad sufren son los que están contigo. No podía ver la tele, me asusta el teléfono y llamé a mi psiquiatra". Le imploró desaparecer del barullo de la televisión: "Le dije que necesitaba que me apartase de todo, estar sola y que me ingresase. Me contestó 'Ya tengo la habitación porque sabía que me lo ibas a pedir'. Mi familia se asustó, pero mi hermana me dijo que para delante y mis hijos que querían verme bien, resueña, bromista" Relata Benito que fueron 48 horas de ingreso muy complicadas "metida en una habitación".

De aquel ingreso conserva buenas amistades la tertuliana: "A día de hoy sigo teniendo amigos, nos mandamos whatsapp. Recuerdo a una niña que hizo una tontería y hoy es madre y está feliz". Su salida a la vida vino cuando su doctora le dijo: 'Rosa, tienes que salir'. Hoy, Rosa puede decir que lo peor ya ha pasado y se atreve a mirar al presente y al futuro con cierta satisfacción. No siente miedo, sale a la vida con temor y a las cosas las llama por su nombre: "No voy al psicólogo, voy al psiquiatra. No me da cosa decirlo". 

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