Isabel Sartorius y César Alierta en un montaje.

Isabel Sartorius y César Alierta en un montaje.

Famosos EN ‘STAND BY’

El caliente y frío de la relación de Isabel Sartorius y César Alierta

El expresidente de Telefónica "está horrorizado" por el interés de los medios y le ha comunicado a ella su "necesidad de enfriar la relación".

21 noviembre, 2017 02:13

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No ha transcurrido ni un mes desde que se conociera la relación entre el expresidente de Telefónica César Alierta e Isabel Sartorius, ni si quiera una semana desde que salieran las primeras imágenes juntos, y la relación parece enfriarse. Según confiesa a EL ESPAÑOL una persona cercana a la pareja, Alierta "está horrorizado por la situación" en la que se ve inmerso desde que se conoció su relación con la ex del rey Felipe y le ha planteado a Sartorius su "necesidad de enfriar la relación". Dar un paso atrás y tomarse las cosas con calma.

César Alierta en un evento.

César Alierta en un evento. Gtres

Ver su imagen en las revistas del corazón, donde nunca había aparecido hasta ahora, le ha hecho meditar sobre el vínculo que les une. La historia de amor o amistad especial entre César Alierta e Isabel Sartorius se inició hace siete meses, tras un viaje a Nigeria por motivos de trabajo durante el último fin de semana del mes de mayo relacionado con el trabajo de ambos en la Fundación Telefónica, para la cual trabaja Isabel como asesora externalizada. Al directivo aragonés le ha caído como un jarro de agua fría la difusión de unas fotos en las que se puede ver a la pareja a la salida del Palacio Municipal de Congresos de Madrid tras un homenaje a la cantante Cecilia.

Ella aparece radiante, peinada con un favorecedor moño bajo, con una levita plateada que cubre un vestido mini negro con estampados rojos en el pecho. Tras haber perdido veinticinco kilos luce la figura de una quinceañera. César Alierta vestía, por su parte, pantalón vaquero, jersey abierto con cremallera desabrochada a la altura del pecho y una cara de perplejidad y disgusto que desentonaba con la junvenil sonrisa de su acompañante.

Según revela dicha fuente, el expresidente de Telefónica le habría hecho saber a la hija del marqués de Mariño que desea poner al ralentí una historia de amor que acababa de nacer. Alierta no está preparado en modo alguno psicológicamente para soportar la persecución de los paparazzi.

Es un hombre sobrio, de gustos sencillos, austero y alguien que en absoluto busca en Isabel la compañía de una mujer joven para presumir de conquistador. Le hubiera gustado que su relación no se hubiera hecho pública tan pronto, que solo su círculo más íntimo de amistades supieran que la mujer con la que inició de forma tímida una relación de cenas con amigos comunes, había pasado a mayores. Como informamos en Jaleos, la relación de Isabel Sartorius y César Alierta no acababa de convencer a la familia de éste.

[Más información: El incierto futuro de Isabel Sartorius y César Alierta: la familia de él recela]

Durante el concierto homenaje a Cecilia, César Alierta se mostró cómplice y muy cariñoso con su pareja, especialmente cuando sonó la canción Un ramito de violetas, una de las canciones más románticas del repertorio de la cantante fallecida hace 41 años. Juntos bailaron al ritmo de los temas que interpretaron duetos como Christina Rosenvinge y Vega, Mikel Erentxun y Marilia o Pasión Vega y Jorge Marazu. Nunca se había visto tan contenta a Isabel desde los tiempos en los que siendo muy joven, en las fiestas privadas celebradas en Pachá o o en Las Jarillas, era la más animada y sacaba a bailar incluso a los miembros del clan Almodóvar.

El romanticismo desapareció de golpe a la salida, cuando Céar Alierta, tal vez en una nube, comprendió que todos nuestros actos tienen consecuencias, y acudir a un acto multitudinario y salir con una de las mujeres que más interés despierta en España, incluso por delante de "la otra Isabel", mucho más.

Sartorius en una imagen reciente.

Sartorius en una imagen reciente. Gtres

La naturalidad, simpatía y autenticidad de Sartorius han calado hondo en este hombre de negocios con el que estableció una conexión muy profunda, pero no lo suficiente para vencer la aversión de este a verse inmerso en un mundo que desteta. No quiere estar en el escaparate público y mucho menos en el papel cuché. Se ha criticado su informal manera de vestir en el concierto, pero los que le conocen saben que César Alierta llevaba traje porque lo imponía el cargo que ostentaba, y no es un hombre al que le preocupe ni la moda ni las sastrerías de lujo. Para su vida privada le gusta la ropa cómoda, y ni de lejos es su intención comprarse ahora jeans para estar a la altura de su amiga, veinte años más joven que él.

No está todo dicho. Aunque Alierta haya decidido poner tierra de por medio con Isabel, y aunque puede que haya más fotos en el mercado que le exasperen aún más, la que fuera novia de todo un rey puede recuperar a su césar. No es Isabel una mujer que se pueda olvidar fácilmente. Y puede ocurrir que, antes de lo previsto, Alierta se arrepienta de no haber cogido el toro por los cuernos, pasar el brazo por encima del hombro de su amiga a la salida del teatro, sonreír a los fotógrafos, abrirle con parsimonia y caballerosidad él mismo la puerta del coche y apechugar con lo que que le ha venido encima. En definitiva, ponerse el mundo por montera.