La baronesa Thyssen y su búnker en el bajo Ampurdán.

La baronesa Thyssen y su búnker en el bajo Ampurdán.

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Descubrimos la casa secreta que la baronesa Thyssen posee en S’Agaró

Muy pocas personas, solo sus allegados, conocen la existencia de este inmueble. JALEOS lo ha descubierto. 

16 agosto, 2017 02:27

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De todas las mansiones, villas y palacios que ha tenido y tiene Tita Cervera (74 años) en el mundo, su favorita siempre ha sido Mas Mañanas, en la urbanización Punta Brava de Sant Feliu de Guíxols (Costa Brava). Incluso más que Villa Favorita, el palacio que poseía en Lugano (Suiza). El terreno fue un regalo de su padre y la casa original la construyó su primer marido, el tarzán cinematográfico Lex Barker, que también fue exmarido de las actrices Lana Turner y Arlene Dahl (92). Con el tiempo, la baronesa compró las dos propiedades adyacentes y actualmente tiene un complejo de lujo que da directamente a unos espectaculares acantilados.

Sin embargo, Thyssen escondía un secreto. Interiormente no estaba satisfecha. Quería algo más. Quería una casa en primerísima línea de mar en su adorada Costa Brava y, por fin, la ha conseguido, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL. Está en S’Agaró, un pequeño enclave que pertenece a Castell-Platja d’Aro que tan de moda pusieron en la década de los cincuenta estrellas del calibre de Elizabeth Taylor y Ava Gardner.

Vista de la vivienda de la baronesa desde arriba.

Vista de la vivienda de la baronesa desde arriba.

Su anhelado sueño queda desvelado ahora, a pesar de que compró la propiedad hace una década. ¿Por qué tanto hermetismo? Tita no da puntada sin hilo, pero quizás quería guardar este secreto simplemente para satisfacer un deseo personal y, como no, para disfrutarlo con sus hijas mellizas, Guadalupe Sabina y María del Carmen (10). Por cierto, las primeras imágenes de las criaturas recién llegadas a España se hicieron en esta ‘humilde’ morada sin que nadie supiera que era de su propiedad.

El inmueble data de 1963 y tiene una superficie construida de 257 metros cuadrados distribuidos en tres plantas de 115 metros cuadrados, 82 metros cuadrados y 60 metros cuadrados, respectivamente. No es tan espectacular como Villa Favorita en Lugano o Mata Mua en Marbella, pero estar rodeada de un frondoso jardín con acceso directo a la playa es un lujo que siempre había anhelado. En pocas palabras, la zona es el Malibú de la Costa Brava.

Lo más curioso es que desde hace seis años la casa está en constante remodelación, como ha podido comprobar este medio. Sin prisa, pero sin pausa. Los obreros trabajan con mucha calma siguiendo las instrucciones de la baronesa, que de tanto en tanto se presenta a pie de obra para seguir de cerca la transformación de su propiedad. Carmen Cervera ha decidido conservar casi la totalidad de fachada original (por ahora se sabe que ha quitado uno de los balcones) pero ha tirado abajo todo el interior para reformarlo a su gusto. Ella quiere que esté todo en orden, pero los vecinos no entienden el por qué de la lentitud de las obras.

Imagen de la casa en plenas obras.

Imagen de la casa en plenas obras.

Quizás, la baronesa no ha podido centrarse todo lo que debería porque sus últimos años han sido bastante complicados. Su nombre apareció en los famosos ‘papeles de Panamá’; alzó la voz alegando que tenía problemas de liquidez; Hacienda le ha estado inspeccionando por tener ciertas irregularidades en su patrimonio, así como por poseer varias sociedades offshore; durante varios años no se habló con su hijo Borja (37) ni con su nuera Blanca (42) y hubo varias demandas judiciales entre ambos que finalmente llegaron a buen puerto y actualmente sigue manteniendo un tira y afloja con el Ministerio de Cultura y su legado pictórico en el Museo Thyssen de Madrid.

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Ante tal vendaval de acusaciones, inspecciones y peleas, la baronesa se refugia en su mansión de Punta Brava. Si su primer marido fue el que la construyó, con el último, Heini Thyssen, vivió su época más feliz cuidándole hasta el momento que falleció. Los que tuvimos oportunidad de visitarles, pudimos observar cómo le mimaba, cómo se preocupa por sus comidas y cómo paseaba junto a él por su inmenso jardín con vistas al acantilado.