Muchos de los desfiles de la MBMFW tienen un patrocinador, pero hay casos en los que es más evidente que en otros. En el de Jorge Vázquez, por ejemplo, el suelo de granito negro y mármol crema, de la firma Levantina, añadía un toque salvaje al componer una especie de estampado geométrico de piel de cebra, colocado en zig-zag para marcar el camino de las modelos. 

En el de Alvarno, sin embargo, siete coches (por pequeño que sea el modelo Smart) parecen muchos. La matrícula de los mismos, ALVARNO SS 2017 (en inglés, Spring-Summer 2017). Como consecuencia, quienes ocupaban la codiciada primera fila no puedieron disfrutar de una visión tan amplia como la que otorgaban otras filas más arriba, que permitían la visión por encima de los vehículos. 

En la colección Alvarno Club, el dúo formado por Álvaro Castejón y Arnaud Maillard montó un club de playa en toda regla sobre la pasarela, con música marchosa, aplausos, pulseras fluorescentes y palmeras, una de las cuales cayó, minutos antes de comenzar el desfile, afortunadamente, sin herir a nadie ni romper nada...

Una propuesta basada en las contradicciones, porque según los diseñadores, "en el Universo Alvarno los polos opuestos son y deberían ser armoniosamente posibles". Y así, los tejidos futuristas se mezclan con encajes artesanales, el blanco convive con el negro y el estampado de cebra y los pantalones cargo desfilan junto a kimonos bordados. 

Como inspiración las flores de la pintora estadounidense Georgia O'Keeffe. Las prendas estrella, los monos y los minivestidos-abrigos con shorts, y como accesorios, los maxi collares en oro oxidado y enormes tocados de cristal y alambre. Los tonos amarillo, rosa fucsia (uno de los colores del próximo verano), verde naranja y azul cobalto para poner color a las emociones y vivir a tope la fiesta del verano.

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