La cantante Carla Bruni, emocionada, el día que Nicolas Sarkozy ingresó en prisión.

La cantante Carla Bruni, emocionada, el día que Nicolas Sarkozy ingresó en prisión. Gtres

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Carla Bruni, "devastada" tras las amenazas de muerte que recibe Nicolas Sarkozy en la cárcel: teme por su integridad física

El exmandatario francés ingresó en la cárcel el pasado 21 de octubre para cumplir una condena de cinco años.

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La estancia de Nicolas Sarkozy (70 años) en la prisión de La Santé ha desencadenado una tormenta mediática que no cesa. El expresidente, condenado por corrupción y tráfico de influencias, enfrenta ahora un nuevo frente: amenazas de muerte dentro del penal.

Una delicada situación que ha puesto en alerta a las autoridades y ha generado una profunda preocupación en su entorno más cercano.

Carla Bruni (57), su esposa, vive estos días con gran inquietud, según medios franceses, que aseguran que la cantante y exmodelo está "devastada" y teme por la integridad física de su marido.

Las amenazas se han materializado en vídeos difundidos por redes sociales, grabados por internos del propio centro penitenciario. En ellos, se profieren insultos y advertencias explícitas contra Sarkozy.

Nicolas Sarkozy junto a su esposa, el pasado día 21, antes de ingresar en prisión.

Nicolas Sarkozy junto a su esposa, el pasado día 21, antes de ingresar en prisión. Gtres

Se hacen referencias directas a la figura de Muamar Gadafi, el dictador libio cuyo régimen habría financiado la campaña presidencial del exmandatario en 2007.

"Sarko lo va a pasar mal", se escucha en uno de los registros, que ha sido clave para que el Ministerio del Interior activara un protocolo de seguridad sin precedentes.

Desde su ingreso el pasado martes, Sarkozy permanece en régimen de aislamiento, acompañado en todo momento por dos escoltas armados que se turnan las 24 horas del día.

Estos agentes, instalados en una celda contigua, lo acompañan incluso durante sus paseos, visitas a la biblioteca o al gimnasio.

La medida ha sido duramente criticada por sindicatos penitenciarios y expertos en derecho carcelario, que consideran desproporcionada la presencia de policías armados dentro de un centro penitenciario.

"Nos tratan como si no fuéramos competentes", denunció Wilfried Fonck, portavoz del sindicato Ufap-Unsa.

Nicolas, saludando antes de ingresar en prisión.

Nicolas, saludando antes de ingresar en prisión. Gtres

En paralelo, Carla Bruni ha optado por el silencio público, pero allegados al matrimonio aseguran que la artista apenas logra dormir desde que Sarkozy fue encarcelado.

"Está muy angustiada. Teme que algo pueda pasarle, incluso con tanta seguridad. Las amenazas son reales", declaró un amigo cercano al diario Le Parisien.

La preocupación de Bruni se suma al debate nacional sobre los privilegios que rodean al expresidente, cuya protección especial ha sido interpretada por algunos sectores como un trato de favor.

La Fiscalía de París ha abierto una investigación formal por amenazas de muerte, y tres internos han sido interrogados por su presunta implicación en los hechos.

Mientras tanto, el Gobierno francés defiende la decisión de reforzar la seguridad de Sarkozy, alegando que su condición de antiguo jefe de Estado exige medidas excepcionales. El ministro del Interior, Laurent Núñez, ha sido claro: "Las amenazas son concretas y no podemos ignorarlas".

El caso ha reavivado el debate sobre la independencia judicial y el papel del Ejecutivo en situaciones de alto perfil.

La reciente visita del presidente Emmanuel Macron (47) a Sarkozy ha sido interpretada por algunos analistas como una señal de respaldo político que podría influir en la decisión sobre una posible libertad condicional.

En este contexto, la figura del expresidente se encuentra en el centro de una controversia que mezcla justicia, seguridad y reputación institucional.

Mientras Francia se divide entre quienes exigen igualdad de trato y quienes defienden la protección reforzada, Carla Bruni vive con el corazón en un puño.

La prisión de La Santé, conocida por su dureza, se ha convertido en el escenario de una tensión creciente que no solo afecta al interno más ilustre del penal, sino también a la estabilidad emocional de su familia.