Felipe VI junto a Letizia, su madre, la emérita Sofía, y sus hijas, Leonor y Sofía. Gtres
Felipe VI, con guayabera, preside la tradicional recepción en Marivent pendiente de la emérita Sofía y de sus hijas
Noche especial la que se ha vivido este lunes, día 4, en los jardines de Marivent, donde los Reyes, junto a la Emérita y sus hijas, encabezan el besamanos.
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21 horas de este lunes, 4 de agosto. La isla de Mallorca se encuentra parcialmente nublada, y los termómetros marcan 28º grados. Los jardines del Palacio de Marivent, al tiempo que acogen el crepúsculo de la jornada, son la sede de un día importante para la Familia Real.
La presencia de fotógrafos, así como de 600 invitados, denota que este día 4 no es un día cualquiera en la residencia de verano de la Familia Real. El palacio ha recibido la tradicional recepción que los reyes, Felipe VI (57 años) y Letizia (52), ofrecen cada verano a las autoridades baleares y a una representación de la sociedad civil.
Si ya de por sí cada año esta fecha marca un punto de inflexión en la agenda real, este 2025 ha sido directamente histórico. Principalmente, por la asistencia, por primera vez, de la princesa Leonor (19) y la infanta Sofía (18). Sus Altezas Reales han sido la gran sorpresa de la jornada.
Los reyes de España, sus hijas y la emérita Sofía, llegando a su encuentro con las autoridades. EFE
No obstante, ha habido otra notable protagonista en este día clave para la isla de Mallorca, que lo ha hecho más crucial si cabe: la reina emérita Sofía (86). Como no podía ser de otro modo, todas las miradas han estado puestas en su destacada figura.
Su asistencia, confirmada apenas horas antes del evento, ha sido recibida con gran cariño por parte de los presentes. La Emérita, que ha convertido Marivent en su refugio estival durante décadas, ha reaparecido en un momento en que su presencia parecía incierta.
Felipe VI charlando con la reina Letizia, este lunes, día 4 de agosto. EFE
Su hermana, Irene de Grecia (83) -a la que toda la familia atesora un gran afecto y llama 'la tía Pecu'-, está afrontando un trance aciago a nivel de su salud, y estos días atrás Sofía de Grecia no se ha separado de su lado, en el palacio de la Zarzuela, donde residen.
Cuentan que Sofía está, lógicamente, afectada por el bache de salud que atraviesa su querida hermana y lo encara arropada en todo momento por su familia, por un círculo muy reducido de amistades y, en especial, por sus hijas, la infanta Cristina (60) y Elena (61).
No obstante, el deber -la Corona- manda, y este extremo bien lo conoce y aplica la emérita Sofía; una mujer regia y con un carácter germánico. La reina emérita lleva 52 estoicos años asistiendo, sin falta, a esta cita con las autoridades baleares y la sociedad civil.
Y este 2025 no ha querido faltar, pese a sus poderosas razones. Así las cosas, la mujer de Juan Carlos I (87) ha querido estar presente. Y lo ha hecho, cómo no, con su sempiterna sonrisa en el rostro.
La emérita Sofía, feliz y emocionada, este lunes, junto a la Princesa y a la Infanta, en Marivent. Gtres
Sofía de Grecia ha reaparecido, en realidad, como siempre: como si nada hubiera pasado, luciendo una actitud serena y con su afabilidad de siempre. Conviene, eso sí, destacar los pequeños pero elocuentes gestos de cariño que le han dispensado tanto los Reyes como la Princesa y la Infanta.
Se ha tratado de una estampa familiar que no se veía desde octubre del año pasado, durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias en Oviedo.
Este lunes, la Emérita ha acudido al encuentro con las autoridades baleares agarrada del antebrazo tanto de la heredera al trono, Leonor de Borbón, como de la infanta Sofía. Es necesario subrayar, además, la atención que ha prestado a la Emérita su hijo, el Rey.
Felipe VI ha estado muy pendiente, durante toda la ceremonia, tanto de su madre como de sus hijas, quienes han debutado en esta recepción tan especial para ellas.
El monarca ha lucido para esta recepción una guayabera, innovando así en lo que se refiere al código de vestimenta que ha regido años atrás. La elección de la guayabera -una camisa de origen caribeño, ligera y elegante- responde al carácter informal pero institucional de la recepción.
Además, es una forma de adaptarse al clima mallorquín sin perder el tono diplomático que exige la ocasión.
Sofía, pilar de Marivent
La Emérita y sus nietas Leonor y Sofía, en Marivent. Gtres
Durante años, la reina Sofía ha sido -y continúa siéndolo- el pilar emocional de Marivent. Impulsó tradiciones como el desayuno comunal en la terraza, donde cada miembro de la familia real comenzaba el día juntos, antes de seguir su agenda personal.
Incluso el rey Juan Carlos participó en esos rituales familiares que convertían el palacio en un hogar más que en una residencia oficial.
Hoy, con las villas de las infantas desocupadas y los nietos convertidos en adultos, Marivent ha cambiado. Pero Sofía permanece. Su presencia es un símbolo de continuidad, de afecto y de resistencia ante los cambios que han marcado a la familia real en los últimos años.
Ahora sí: vacaciones privadas
Tras una intensa agenda institucional en la isla balear, los Reyes, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, inician este martes, 5 de agosto, su esperado periodo de vacaciones privadas.
El punto final a sus compromisos oficiales lo ha marcado la tradicional recepción en el Palacio de Marivent. Como es habitual, el destino de las vacaciones reales se mantiene en el más estricto secreto.
Solo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (52), conoce el paradero exacto de la familia por motivos de seguridad. En años anteriores, los Reyes han optado por enclaves discretos como Grecia, el Algarve portugués o la Costa Azul francesa, siempre alejados del foco mediático y con un marcado carácter privado.
Con la agenda institucional cerrada y el telón bajado en Marivent, los Reyes y sus hijas se sumergen en un merecido descanso.