Recién llegado de la reunión anual de Netexplo, me ha parecido que podría ser interesante compartir algunas de las tendencias e innovación que pude ver por allí.

Netexplo es un observatorio privado independiente creado hace nueve años, auspiciado por el Senado francés, por su ministerio para la Economía Digital - sí, en Francia hay un ministerio y una ministra para la industria digital, Axelle Lemaire, dentro de Economía - y por HEC París, que estudia el impacto de las tecnologías digitales sobre los negocios y la sociedad. Para ello, crea una spotter network, un panel de “exploradores” formado por profesores de universidades de todo el mundo que trabajamos con nuestros alumnos tratando de localizar iniciativas punteras e interesantes a las que dar cierta visibilidad y mostrar a una red de empresas que financian en parte la actividad.

¿De qué se habló este año en Netexplo? En primer lugar, un importante protagonismo de blockchain, el sistema de base de datos distribuido que conocimos gracias a Bitcoin, y que ahora vive su segunda oleada de popularidad a medida que se aplica a cada vez más cosas: Bitland es una startup en Ghana que lleva a cabo el registro de tierras y propiedades inmobiliarias sobre blockchain en un país con escasas soluciones centralizadas o estatales en ese sentido, o una israelí, Colu, que trata de crear un ecosistema de aplicaciones sobre blockchain dando lugar a una bajada de las barreras de entrada de complejidad. Que blockchain estaba destinado a una vida bastante más larga que Bitcoin parecía bastante claro, pero ahora además parecemos estar entrando ya en una auténtica segunda etapa de aplicaciones cada vez más imaginativas.

Además, vimos el primer proyecto latinoamericano que obtiene un primer premio, una compañía colombiana, IKO Creative Prosthetic Systems, destinada a crear prótesis para niños que los propios niños pueden diseñar e integrar en su vida y sus juegos, utilizando impresoras 3D y piezas de Lego.

Por supuesto, robots con enfoques múltiples: drones capaces de volar solos porque pueden ver el entorno y evitar obstáculos, robots que se rediseñan y reconfiguran a sí mismos en función de sus necesidades, nanorobots que se desplazan por nuestras venas, o hasta una inteligencia artificial capaz de pasar con buena nota el examen de acceso de la Universidad de Tokyo.

Sistemas de traducción P2P para los once idiomas oficiales de Sudáfrica, plataformas para el trabajo freelance con sistemas de evaluación colaborativos, y hasta un laboratorio casero de biotecnología para hacer bio-hacking.

Si creías que lo habías visto todo en innovación... mejor vuelve a mirar.