Las claves
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Isabel Viña Bas, médico especializada en salud hormonal y directora médico-científica de IVB Wellness Lab, es uno de los rostros más reconocibles de la divulgación médico-científica en España. Desde redes sociales como Instagram o TikTok, y su podcast Tus amigas las hormonas, la especialista acerca con rigor y sencillez temas como la inmunología, los hábitos saludables y las necesidades farmacológicas y nutricionales en el día a día.
Pon tus hormonas a funcionar [Grijalbo] es su primer libro, y supone un salto cualitativo: la obra es un manual prolijo y detallado que abarca la complejidad de nuestro sistema endocrino. Así, un déficit de una hormona puede provocar efectos tan diversos como la depresión o la obesidad... pero su sobreabundancia también. "Para comunicar la medicina no solo hay que acercar el nivel", explica Viña a EL ESPAÑOL. "También hay que ayudar a elevarlo" .
Usted tiene una máxima: "Saber más para temer menos". ¿El mundo de las hormonas sigue generando confusión y temor?
Es un un área un poco gris. La gente sabe que hay enfermedades que ocurren cuando las hormonas no funcionan bien, pero pocos saben que existen muchas y que son la manera en la que los diferentes órganos se comunican. Todo el mundo sabe que hacer deporte es bueno, pero, ¿por qué? Porque mejora el metabolismo de la insulina. De lo contrario, no podemos procesar bien los carbohidratos, las proteínas y las grasas, estos tienden a acumularse en el tejido adiposo y aparecen enfermedades como el síndrome metabólico o la diabetes tipo 2.
¿Tendemos a ver la endocrinología como la consulta a la que vamos 'para adelgazar' o para un malestar, cuando es una disciplina enormemente amplia?
Sí, pero es más que eso. La medicina en España tiene un enfoque, bajo mi parecer, muy reactivo. No valoramos el enfoque preventivo. Tendemos a valorar la salud solo cuando la perdemos. Mi labor consiste en concienciar y explicar. Llegar con una diabetes de tipo 2 a la consulta es un fracaso médico, porque significa que llevas muchos años con indicios en tu cuerpo de que algo no funciona bien. Empiezas a acumular grasa en el abdomen, a tener neblina mental, una excesiva somnolencia después de comer, el deporte no te reporta los mismos beneficios...
¿Puede darse el caso contrario, la obsesión 'biologicista' por nuestro comportamiento? Hay personas preocupadas por su cortisol simplemente por tener un día agitado.
Totalmente. Yo siempre digo que hay que tener el cerebro abierto para aprender, pero no tanto como para que se te caiga [risas]. No hay que caer en extremos: no todo es cortisol o insulina, hay un contexto. Es normal tener periodos de estrés y días de mayor cansancio. Lo complicado de esta era es que se cogen los argumentos y se llevan a extremos absurdos. Parece que si no me levanto a las 5 de la mañana, hago el pino con una pierna, me pongo en luz infrarroja y además tomo un té matcha, no sirve de nada. No, eso es distorsión. Cuando subimos un vídeo a redes, debemos preguntarnos: ¿ayuda realmente a la gente, o ayuda a mi canal a llegar a más gente?
La médico Isabel Viña (Cedida)
¿Cuáles son entonces las principales nociones sobre el ciclo del cortisol que deberíamos tener claras para no exacerbar el estrés?
El ritmo normal del cortisol arranca por la mañana, así que nada de retrasar el café: si lo tomas cuando el cortisol está más alto, te va a hacer más efecto. Es más lógico tomar cafeína cuando hay luz y necesitas energía que por la tarde. De tres a cuatro de la tarde puedes aplicarte un pequeño 'chute' de energía, como hacer deporte, que te va a permitir aguantar hasta la tarde-noche. Y luego, una cena ligera con proteínas, que tienen triptófano, y de carbohidratos, que liberan insulina, nos va a permitir producir melatonina, que inhibe el cortisol y ayuda a dormir.
El libro arranca abordando los problemas de tiroides. El hipotiroidismo alcanza ya el 10% en España. ¿Qué está ocurriendo?
El hipotiroidismo se relaciona con la edad: es una glándula propensa a verse afectada por la autoinmunidad, hasta un 25% de personas sanas tienen anticuerpos contra la tiroides. A mayor edad, mayor probabilidad de sufrir daños. Por otra parte, cada vez consumimos menos yodo en la dieta. Necesitamos entre tres y cuatro átomos diarios, sin ellos la tiroides falla y se agranda, produciendo bocio. ¿Por qué? En España, la principal fuente de yodo es la sal, pero mucha gente opta por sales sin enriquecer: sal rosa del Himalaya, sal celta, sal negra... ¡Es mejor que olvides el potasio de la sal rosa y tomes la sal a un euro el kilo que tiene yodo y es lo fundamental!
Varios capítulos mencionan los trastornos hormonales al alza entre mujeres. ¿Se pueden relacionar con el aumento de casos de mama u ovario entre jóvenes?
Es una pregunta muy sensible, y trato de ser muy conservadora. Pero es cierto que la exposición a disruptores hormonales está adelantando las primeras menstruaciones entre 3 y 4 años. El cáncer es multifactorial, pero la acción de estos tóxicos sobre la señal hormonal estrogénica en la mama suma riesgo. Desde luego, el incremento del cáncer no viene solo de que vivamos más o tengamos más grasa corporal. Pero, lamentablemente, desde que tenemos la evidencia hasta que cambia el paradigma médico sobre una enfermedad se tarda de media 10 años.
¿Estamos inmersos, como se suele decir, en un ambiente que promueve la disrupción endocrina?
Está todo interrelacionado. Los disruptores hormonales contribuyen a una alteración en el metabolismo de la grasa que nos predispone a acumularla. El exceso de grasa corporal es un almacén perfecto para estos compuestos y la vuelven más inflamatoria. Vivimos un ambiente que favorece la enfermedad. Vamos a todas partes en coche, todo lo comemos ultraprocesado, todo lo hacemos con estrés... Así que si no nos va a cuidar nadie, cuidémonos nosotros.
La médico Isabel Viña (Cedida)
Cuando hablamos de longevidad, ¿nos falta tener en cuenta que esos factores van a afectar a las nuevas generaciones de maneras que aún desconocemos?
Totalmente de acuerdo. La genética carga la pistola de la longevidad, pero quien aprieta el gatillo es el ambiente. Y este ha cambiado en 50 años como no lo había hecho en los 150 años anteriores. Algo tan sencillo como salir a la calle y charlar con la vecina de al lado. La soledad se relaciona con un riesgo de demencia y de muerte equivalente a hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol. Hay una hostilidad a nivel micro: polución, pésima calidad nutricional, estrés social... No podemos compararnos con personas que han llegado a los 104 años y esperar tener esos resultados haciendo lo mismo porque estuvieron expuestos a una realidad completamente distinta.
¿Es posible que se esté dando una sobremedicalización de la sociedad? ¿Buscamos soluciones farmacológicas a problemas más complejos de resolver?
No tengo una opinión firme, pero a nivel médico y personal me da la impresión de que los márgenes en los que empezamos la medicación han cambiado mucho. Antes tratabas la hipertensión con una cifra por encima de 140, y ahora las guías empiezan a decir que es por encima de 130. Lo mismo pasa con el azúcar o el colesterol. Y la medicación tiene sus riesgos. Los diuréticos generan una depleción brutal de minerales como el magnesio. Los mal llamados antiácidos como el omeprazol generan deficiencias de vitamina D. Creo que primero tenemos que atender a los pilares de la salud: movernos, comer adecuadamente, manejar el estrés y el descanso.
¿Cuál sería entonces el principal mal hábito que los españoles deberíamos corregir para mejorar nuestra salud?
Me encanta esa pregunta. Sin duda se trata de la falta de movimiento. No tenemos que hacer una hora de ejercicio de fuerza, otra de cardio, ir a pádel, yoga, tai-chi... Es algo tan sencillo como caminar 7.000 pasos al día, ni siquiera 10.000, para reducir la mortalidad por todas las causas casi un 50%. Los síntomas depresivos se reducen un 20%, la demencia -una de las principales causas de muerte- en casi un 40%. Y son 40 minutos al día: diez yendo a coger autobús, diez de vuelta, diez para ir a la compra, diez para volver y diez poniéndote un podcast. ¡No es nada complicado!
