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Vivir más tiempo y con buena salud es, probablemente, el deseo más común entre los seres humanos. En su lucha contra el paso del tiempo y la fragilidad del cuerpo, muchas personas buscan la fórmula secreta para alcanzar una vida larga y plena. Y aunque no existe una receta infalible, la ciencia ha ido señalando una serie de hábitos y decisiones que pueden marcar la diferencia. Uno de los mayores defensores de este enfoque es el Dr. John Scharffenberg, médico, nutricionista y profesor universitario que está a punto de cumplir 101 años, y que continúa viajando por el mundo para compartir su mensaje de prevención.

En una entrevista en Viva Longevity!, este veterano experto en salud pública -vegetariano desde el nacimiento y formado en Harvard- identificó los siete factores de riesgo que, a su juicio, más contribuyen a las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la mortalidad prematura. “Ahora sabemos que la principal causa de enfermedad y muerte en los países industrializados es la enfermedad cardiovascular, y se puede prevenir con el estilo de vida adecuado, sin necesidad de medicamentos”, afirma.

Tabaco. “El primer factor de riesgo es el tabaco. Lo sabemos desde hace mucho. En 1964, el informe del Cirujano General lo dejó claro: todos saben que no se debe fumar”, explica. En su opinión, fumar daña casi todos los órganos del cuerpo y sigue siendo, a día de hoy, la principal causa prevenible de muerte en el mundo.

Consumo de alcohol. “¿Cuánto alcohol es seguro beber? Cero. Cualquier pequeña cantidad de alcohol que tomes aumenta tu riesgo de morir por algo”, señala. Para reforzar su postura, citó el mayor estudio mundial sobre alcohol, publicado en The Lancet, que analizó datos de 195 países y concluyó que no existe una dosis segura.

Sedentarismo. El ejercicio es extremadamente importante”, enfatiza. Incluso en personas con otros riesgos, la actividad física puede ser un factor protector. “Un hombre que fuma, tiene hipertensión y colesterol alto, pero hace ejercicio todos los días, vivirá más que otro sin esos problemas que no hace ejercicio”, argumenta. Además, subraya que el tramo de edad más crítico para mantenerse activo es entre los 40 y los 70 años.

Exceso de peso. Considera que el sobrepeso está detrás de la mayoría de enfermedades crónicas y que algunas personas desarrollan incluso una forma de adicción fisiológica a ciertos alimentos: “Están produciendo opiáceos en su cuerpo”. Por eso, defiende un enfoque diferenciado según el origen del problema. Ahora bien, “ser delgado solo es bueno si haces ejercicio; si no, no tiene ventaja”, afirma.

Exceso de carne y azúcar. Scharffenberg agrupa ambos en un único factor de riesgo. Advierte que “por primera vez, se ha demostrado que el azúcar aumenta el riesgo de infarto”, y relata el caso de un paciente con colesterol y triglicéridos altos por abusar del helado con azúcar añadida. Sobre la carne, critica que las autoridades sanitarias estadounidenses evitaron decirlo abiertamente, pero en realidad “cuando recomendaron comer más frutas y verduras, querían decir que se comiera menos carne”.

Grasas saturadas. Las grasas animales (como las de la leche entera, la carne o los embutidos) son otra fuente de riesgo para el corazón. “La Asociación Americana del Corazón recomienda que solo entre el 5 y el 6% de las calorías provengan de grasas saturadas. Eso significa una dieta vegetariana”, sostiene. Aunque las guías oficiales evitan la palabra “vegetariano”, el doctor es claro: “La dieta óptima es la dieta vegetariana”.

Hipertensión y colesterol elevado. Scharffenberg considera que estos dos factores suelen ser consecuencia de los anteriores, pero igualmente representan un riesgo claro si no se controlan. Critica el uso indiscriminado de estatinas y recuerda que, según un estudio citado en su charla, “al 93% de las personas no les ayudó a vivir más. Solo al 7%, que ya tenía enfermedad cardíaca”.