Tamara Contreras inició una petición para acabar con las guardias que ya tiene más de 88.000 adhesiones.

Tamara Contreras inició una petición para acabar con las guardias que ya tiene más de 88.000 adhesiones. Pablo García Santos

Salud

Contreras, la doctora que puede lograr que Mónica García acabe con las guardias de 24 horas

La intensivista del Hospital Mateu Orfila de Menorca ha recabado más de 80.000 firmas para terminar con una práctica que tiene más de 50 años.

2 marzo, 2024 03:16

"Las guardias de 24 horas son un anacronismo que pone en riesgo el descanso, la conciliación y la salud mental de nuestros profesionales sanitarios". En un tuit, Mónica García se comprometía a abordar una de las mayores quejas de los médicos, la de trabajar sin descanso durante 24 horas varios días al mes. Ningún titular del Ministerio de Sanidad había manifestado antes este compromiso. Buena parte de esa 'culpa' la tiene una intensivista que ejerce en una idílica isla balear.

Tamara Contreras se formó en Sevilla pero lleva casi una década trabajando en la UCI del Hospital General Mateu Orfila, el principal de Menorca. Allí vivió la pandemia —durante los primeros meses era directora médica del centro— y desde allí ha liderado una petición en la plataforma change.org para exigir al ministerio parar ese "anacronismo", en palabras de García.

"Hoy he tenido guardia, he estado 20 horas despierta, 18 de ellas trabajando", cuenta Contreras en la petición. "Anoche el busca del hospital sonó a las 3 de la mañana, me temblaban las piernas del cansancio y el estrés. Un chico de 21 años politraumatizado se desangraba. Cinco minutos antes soñaba no recuerdo el qué, y de repente le estaba canalizando para transfundirle sangre e intubándole para evitar una parada cardíaca".

El texto pide a Sanidad acabar con lo que considera un "modelo arcaico que pone en peligro la seguridad del paciente y de los propios sanitarios" y acumula ya más de 88.000 adhesiones. Fue lanzado el 3 de febrero y ha ido acumulando firmas de tal forma que Mónica García tuvo que responder el lunes en redes sociales.

Contreras recuerda el estrés y el miedo de sus primeras guardias, cuando hacía el MIR, pero en aquel momento todo era nuevo y "lo vivía hasta con ilusión". La situación no tardaría en cambiar.

Aunque asegura no haber vivido problemas graves por el cansancio, "yo misma me doy cuenta de mi lentitud: le digo a la enfermera que ponga al paciente no sé cuántos miligramos de un fármaco y en seguida me giro y le pregunto cuánto le he dicho", cuenta a EL ESPAÑOL.

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"En la UCI, cuando nos llaman es para algo muy grave, no para un dolor de oídos. De pronto estás dormido y, de pronto, mirando un electrocardiograma, atendiendo un infarto, intubando a un paciente... Y tienes que despertarte. Es muy difícil pasar de 0 a 100".

El sistema de guardias se pensó para casos excepcionales en los que el médico era avisado para que tuviera que atender un caso. De hecho, al principio no se pagaban. Sin embargo, este sistema ha ido derivando —en algunas especialidades, en otras sigue habiendo guardias localizadas— en una jornada continua de 24 horas.

Contreras realiza una media de 5 o 6 guardias mensuales, que en periodos vacacionales llegan a ser 8 o 9 "ya que tenemos que cubrirnos entre nosotros". Periodos que coinciden, además, con la temporada alta del turismo en Menorca, "cuando la población llega a triplicarse y eso se nota muchísimo a nivel asistencial".

Guardias médicas y conciliación familiar

No se trata únicamente del cansancio sino que periodos de 24 horas sin salir del hospital hacen difícilmente compatible el trabajo con la conciliación familiar. "No es fácil normalizar guardias teniendo hijos", explica.

Ella, como muchas médicas y médicos, tiene que hacer encajes de bolillos para poder compatibilizar estas jornadas con las obligaciones familiares.

"A un niño lo puedes dejar con alguien 8 o 12 horas a lo sumo, pero 24... Y, además, de forma continuada, no algo puntual. Conciliar la vida familiar con nuestros horarios es tarea imposible, un dolor de cabeza. Hay quien pide reducción de jornada, pero la conciliación se hace muy difícil".

La pandemia, como a muchos médicos, supuso un revulsivo. Al pasar de la dirección médica a ser adjunta en la UCI, "volví a ese ritmo de vida y a convivir con ese no poder más. Pero si nos quedábamos en esa queja permanente, no íbamos a avanzar: llevamos 50 años con el mismo sistema y este no se adapta a las necesidades de la sociedad actual".

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Fue hace menos de un año, cuando inició una cuenta divulgativa en Instagram sobre el trabajo de la medicina intensiva, @uci_para_todos, cuando empezó a recibir muchos mensajes de compañeros sobre el infierno de las guardias médicas.

El 'clic' vino "durante las navidades, cuando estaba leyendo Egoísmo del bueno, el libro del exdirector de Change.org José Antonio Ritoré. Dice que si no nos enfrentamos a algo que pensamos que podemos cambiar, no lo vamos a cambiar nunca". Y ahí se decidió.

Pérdida salarial

La doctora se ha sorprendido de la repercusión de su campaña y de la cantidad de llamadas de compañeros para mostrarle su apoyo... "y lo contrario también", cuenta entre risas. La razón es que eliminar las guardias supondría una pérdida de hasta un tercio del poder adquisitivo de los médicos.

"El discurso es que esto conllevaría una merma económica. Hay que plantear qué pasa con el sueldo base de un médico en España, que son 1.200 euros, y de qué manera se puede solucionar con complementos, nocturnidad, etc."

Esa renuncia salarial hace que muchos médicos opten por seguir haciendo más allá de los 55 años, cuando muchos de ellos tienen la opción de librarse de ellas.

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Aunque eso todavía lo ve lejos (tiene 42), recuerda el caso de compañeros "que no se las quitan porque sus hijos estudian la Universidad, estudian fuera y hay que pagarles la carrera... No te puedes quitar tan fácilmente un 30% del sueldo".

Ante esa situación, Contreras confiesa que se hace difícil mantener la vocación médica. "Yo soy vocacional pura: con cuatro años dije que quería ser médico y volvería a ser intensivista a pesar de la dureza de la profesión, una y mil veces".

"Pero tengo momentos de crisis, de decir que ojalá no fuera mi vocación y a ver cómo salgo de aquí. Me gusta mucho mi trabajo pero me gusta más vivir".

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Cambiar el sistema de guardias es difícil, pero no imposible. Los médicos de países como Reino Unido, Islandia, Francia o Países Bajos no tienen jornadas de 24 horas. Pero la propia ministra reconocía, en una entrevista el pasado jueves, que "es una iniciativa que va a costar tiempo porque estamos acostumbrados a una manera y a unos procedimientos que hay que cambiar y adaptar".

Contreras reconoce que no sabe si llegará a ver ese cambio mientras esté ejerciendo su profesión de forma activa. "Me encantaría que fuera así. Entiendo que es algo lento de hacer, pero también es urgente".

La intensivista apunta que desde el Ministerio de Sanidad no se han puesto en contacto con ella por esta cuestión, de momento, pero da un voto de confianza a García. "No esperaba menos de una profesional asistencial como ella: no le tenemos que explicar cómo vive un médico de guardia 24 horas, cómo te encuestras el día después y cómo afecta a tu familia. Eso es un ingrediente importante para poder sacar algo positivo de aquí".