Un grupo de científicos propone llamar 'anendofasia' al hecho de no tener una voz interior.

Un grupo de científicos propone llamar 'anendofasia' al hecho de no tener una voz interior. iStock

Salud Neurociencia

Estas son las únicas personas que no tienen una voz interior: el hallazgo científico

Hasta un 5% de los humanos podría no reproducir palabras en su oído interno mental a la hora de realizar acciones o resolver problemas.

28 febrero, 2024 01:48

Mientras el interesado lee estas líneas, seguramente, una vocecita en su cabeza las esté reproduciendo palabra por palabra. Sin embargo, hay un grupo de personas que lo hará en silencio. Ni un sólo murmullo en su interior. Es lo que ahora un grupo de científicos propone llamar anendofasia: an (carencia), endo (interno) y fasia (habla). 

"Solemos suponer que el habla interior la experiencia de pensar algo que ocurre en un lenguaje natural— es universal. Sin embargo, evidencia reciente sugiere que, al igual que otras experiencias fenomenales como las imágenes mentales, la experiencia del habla interna varía entre las personas, fluctuando de constante a inexistente", comienza la investigación, llevada a cabo por profesionales de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos).

En base a sus datos, la mayoría de las personas afirman tener una voz interior. De los 4.145 usuarios de su muestra, el 85% estaba completamente de acuerdo con la afirmación "cuando leo, tiendo a escuchar una voz en mi mente". Mientras, una proporción similar estaba de acuerdo con la máxima "pienso en los problemas mentalmente en forma de una conversación conmigo mismo".

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Sin embargo, el 85% no son todos. ¿Qué pasa con aquellos que no se identifican con esas afirmaciones? Algunos decían escuchar una voz interior en situaciones muy específicas. Otros, directamente, nunca habían oído nada.

Algo de película

"Entre el 2% y el 5% afirman que nunca ha experimentado una voz interior. Asumen que esos monólogos internos que a menudo se ven en películas o series de televisión son sólo un recurso cinematográfico en lugar de algo que la gente realmente experimente", explica en un artículo al respecto Gary Lupyan, investigador en Psicología en la Universidad de Wisconsin-Madison y uno de los autores de la investigación.

Según la teoría del origen del habla interna del psicólogo Lev Semenovich Vygotskiĭ, durante la infancia el objetivo principal del habla es la comunicación, esencialmente con los padres. El pequeño utiliza este recurso para satisfacer sus necesidades básicas. Es cuestión de supervivencia. Con el tiempo, los niños desarrollan lo que bautizó como 'habla egocéntrica', en la que verbalizan sus pensamientos en voz alta. En este caso, lo hacen principalmente en la resolución de problemas. Al final de la niñez, este habla egocéntrica se internaliza y se transforma en lo que se conoce como 'habla privada'; popularmente voz interior.

"La voz interior, en cierta manera, es un yo dentro del yo", explica a EL ESPAÑOL Umberto León, profesor de Neuropsicología y Aprendizaje en la Universidad de Monterrey. "Es un fenómeno bastante conocido, un mecanismo que ha sido conceptualizado como de control de la conducta", prosigue.

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El experto hace referencia al trabajo con infantes de Vygotskiĭ y pone un ejemplo: "Cuando el niño estaba haciendo una tarea con el color amarillo y le quitaban ese color, tenía que cambiar toda su planificación. Ese cambio de planificación lo expresaba en voz alta. Se le escuchaba decir: como tengo que pintar el sol, pero no tengo amarillo, tendré que usar el verde". "Es un habla dirigida a sí mismo, como una especie de murmullo, que luego pasa a un habla privada", continúa León.

Pero, ¿qué ocurre si no se tiene ese habla privada? Es lo que la reciente investigación se propuso analizar. Tras la realización de algunas pruebas sencillas, encontraron que aquellos con manifiesta anendofasia tenían más dificultad para recordar una lista de palabras o para identificar rimas. "Nuestros experimentos sugieren que existen consecuencias conductuales reales al experimentar más o menos habla interna", escriben los autores.

Un futuro con interrogantes

"A mí, a nivel profesional, lo que me llama la atención es el papel que juega el habla interna en la regulación de la conducta que veíamos en el niño cuando se le quitaba el lápiz, en la planificación a largo plazo, y eso es algo que no ha medido el trabajo", apunta León. Consciente de que esta ha sido una de las primeras investigaciones, espera que sea algo que se pueda estudiar más a largo plazo. "Es concepto bastante moderno y tenemos que indagar más", concede.

Como otra limitación de la investigación además del tamaño final y la conformación de la muestra, alude a que la falta de voz interior es una experiencia autoinformada, por lo que es muy complicado discernir si esa persona carece o no de ella: "No podemos saber si la otra persona está identificando bien lo que es no tener pensamiento interno".

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De momento, lo único que se puede afirmar a ciencia cierta es que se ha abierto un nuevo camino para la ciencia. Por lo que parece repleto de incógnitas, eso sí. Lo mismo ocurre con la afantasia, la carencia de pensar en imágenes.

Contaba Blake Ross, creador de Mozilla Firefox, en un post de Facebook de 2016, que él nunca había conformado una imagen mental: "Nunca he visualizado nada en toda mi vida. No puedo 'ver' la cara de mi padre o una pelota azul que rebota, el dormitorio de mi infancia o la carrera que hice hace diez minutos. Pensé que 'contar ovejas' era una metáfora. Tengo 30 años y nunca pensé que un humano pudiera hacer nada de esto. Y me está volviendo loco".

Ross creía que la afantasia era lo habitual. Su texto se hizo viral. "Hay una especie de asombro visceral que acompaña a este tipo de diferencias ocultas. Parecemos aferrados a la idea de que experimentamos las cosas de cierta manera porque son así", reflexiona Lupyan. Como explica el neurocientífico Anil Seth, encontrar personas que experimentan el mundo de una manera diferente implica que nuestras propias experiencias puedan estar equivocadas. Si es así, ¿en qué más podríamos estar equivocados? Lo dicho. Sin duda este es un camino repleto de incógnitas.