Cinco días. A la variante B.1.1.529 de la Covid-19, variante omicrón según la nomenclatura con letras griegas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no le ha hecho falta más para sembrar la alarma en todo el mundo.

Los primeros casos se secuenciaban el lunes 22 de noviembre entre las cepas de SARS-CoV-2 responsables del aumento de la incidencia en la provincia de Gauteng en Sudáfrica, con origen en la vecina Botsuana. Ese mismo día, sin que todavía lo supiéramos, una joven sin vacunar que volvía de visitar Egipto traía a Bélgica el primer caso de omicrón en Europa.

La escalada en la provincia ha sido relevante, en especial porque el país disfrutaba de una baja incidencia tras superar en septiembre su tercera ola. El martes eran 868 casos, el miércoles 1.275, el jueves 2.465 nuevos positivos. Omicrón, según la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo capital de Gauteng, está detrás del 77% de estos nuevos casos.

Reino Unido, uno de los primeros países junto con Israel e India en suspender los vuelos con los países de África del Sur, aseguraba que se trata de la variante de riesgo "más significativa" encontrada hasta ahora. En un rápido movimiento conjunto, la Unión Europea ampliaba su respuesta y optaba por utilizar su freno de emergencia.

En plena caída generalizada de las bolsas —el Ibex ha firmado su peor semana y se ha dejado un 4,96% en el último cierre de sesión—, los Gobiernos de la UE acordaban este viernes blindarse y suspender los vuelos procedentes de Sudáfrica y otros seis países de la región.

Los 27 Ejecutivos han acordado además que todos los europeos que regresen de estos países deberán someterse a una prueba PCR y también a una cuarentena para cortar en seco cualquier posibilidad de contagio. El Gobierno de España cesará los vuelos a partir del próximo martes, tras aprobarlo en el Consejo de Ministros de ese día.

Bruselas (Bélgica). Efe

Por el momento, no hay ningún contagio de esta variante detectado en España. Asimismo, la EMA (la agencia europea del medicamento) reconoce que es pronto aún para prever si omicrón es lo suficientemente contagiosa para esquivar los efectos de las vacunas actuales.

No obstante, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reiterado a los laboratorios fabricantes que contemplen las mutaciones a la hora de desarrollar las vacunas. EEUU, por su parte, anunció este viernes por la noche que impondrá restricciones a los viajeros del África austral desde este lunes.

La rapidez de propagación de omicrón coincide con la rapidez de la respuesta internacional para tratar de frenarla. "Será hasta que tengamos una comprensión clara del peligro que representa esta nueva variante", aseguró este lunes Von der Leyen. 

Y ha sido tan veloz y tan contundente que hasta el ministro de Salud de Sudáfrica, Joe Phaahla, la ve "injustificada", "contraproducente" y "draconiana" dada la escasa información científica aún disponible sobre la cepa.

Pero de poco le ha servido a Sudáfrica argumentar que los casos son cuantitativamente escasos.

Ritmo más rápido

"La variante se ha detectado a un ritmo más rápido que en anteriores surgimientos en el número de infecciones, lo que podría indicar que tiene ventaja a la hora de propagarse", indicaba la OMS en un comunicado en la noche del viernes. Sin embargo, con la información de la que disponen los investigadores a día de hoy, es pronto para decir si las mutaciones cumulativas en su proteína Spike, la llave de entrada del coronavirus en las células del organismo, y el punto sobre el que inciden la mayoría de vacunas inoculadas en Occidente, como la de Pfizer, Janssen o Moderna.

"El número de casos es muy limitado", explica Alfredo Corell, catedrático de inmunología en la Universidad de Valladolid, a EL ESPAÑOL. Lo preocupante es que tiene 32 mutaciones en la zona de los genes de la proteína Spike, casi todas conocidas, pero que estaban separadas en variantes distintas. Si hay muchas mutaciones, puede suceder que la variante escape a la inmunidad. Pero eso es una hipótesis. Hay que enfrentarla a anticuerpos en laboratorio y hacer trabajo de campo para determinar su dispersión. Sabremos entonces si es más infectiva o no".

El catedrático considera que "se ha disparatado mucho la cosa" en torno a omicrón. "Me recuerda a la 'variante del diablo' de California. Estuvo dos semanas en los titulares y jamás llegó a ninguna parte ni tuvo recorrido". El término horrenda, escrito por un investigador, le llama especialmente la atención. "Yo no creo que un científico deba hablar así, y menos en Twitter". La inmunóloga y filósofa de la ciencia Matilde Cañelles, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC), también se muestra crítica con la comunicación, en especial con los mensajes de Tulio Oliveira, Director del Centro de Respuesta Epidémica e Innovación de Sudáfrica.

"Me parece que se basa en muy pocos datos, y, por otra parte, hace un llamamiento tan desesperado, que ha levantado las alarmas en una población que ya de por sí está con miedo de que aparezca LA variante que evada las vacunas", reflexiona Canelles. "En este tipo de situaciones hay que controlar mucho cómo se difunde la información en un medio de tanto alcance como Twitter. Y sobre todo cuando no se tienen todos los datos".

El control de las fronteras es positivo, coinciden ambos inmunólogos, "para que la nueva variante no se expanda desaforadamente antes de que sepamos qué características tiene". Pero, ta y como explica Cañelles, "el hecho de que esta variante se haya convertido en predominante en un contexto de incidencia muy baja del virus no implica obligatoriamente que vaya a ser muy letal o que evada las vacunas. Hay que estar haciendo un seguimiento muy fino, pero sin sacar conclusiones erróneas hasta que se tengan los datos".

"Creo que de tres o cuatro excepcionalidades se está haciendo mucho ruido. Los científicos y las autoridades deben ocuparse, no preocuparse, del impacto de la variante en la población", concluye por su parte Corell. "Lo que me parece realmente importante es que demuestra que la pandemia no se ha acabado y que no lo hará hasta que vacunemos a todo el mundo. A nivel de cooperación internacional ha sido un auténtico desastre. La Agencia Europea del Medicamento ha vuelto a retrasar los trámites a tiempos prepandemia, y yo no me lo explico. Hay vacunas que podrían ser buenísimas y siguen esperando".

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