Se trata de una de las enfermedades mentales más estigmatizadas que existe. A ello contribuye que su causa no está clara: se cree que la interacción entre condicionantes genéticos y ambientales, desde complicaciones en el parto hasta crecer en grandes ciudades, pueden desembocar en la esquizofrenia, que afecta a aproximadamente a una persona de cada 100: es el trastorno mental severo más frecuente.

En las últimas décadas, esta enfermedad ha saltado a la palestra, perpetuando su estigmatización, debido a casos tristemente famosos como el de Noelia de Mingo, médica que apuñaló mortalmente a tres personas en la Fundación Jiménez Díaz, donde realizaba su residencia. Ahora, lo hace de nuevo con el caso de un hombre que ha enviado una carta con una navaja ensangrentada a la ministra de Industria, Reyes Maroto.

El tratamiento farmacológico y el apoyo psicosocial es vital para que estas personas puedan llevar una calidad de vida equiparable a la de la población general.

¿Qué es la esquizofrenia?

El conocido manual de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, DSM-5, establece que para diagnosticar esquizofrenia deben darse dos o más de los siguientes síntomas: ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje desorganizado, comportamiento catatónico (movimientos anormales), aplanamiento afectivo o una desmotivación exagerada, siendo incapaces de moverse.

La OMS caracteriza esta enfermedad como una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta, siendo las alucinaciones y los delirios experiencias frecuentes en estos pacientes, las famosas 'voces' interiores que se asocia con los pacientes esquizofrénicos.

Los síntomas comienzan a manifestarse entre los 15 y los 35 años y con frecuencia duran toda la vida. Según la Sociedad Española de Psiquiatría, tiende a aparecer en familias: uno de cada diez niños que tenga un progenitor con esquizofrenia la desarrollará. Sin embargo, la herencia no es suficiente y hacen falta acontecimientos desencadenantes, como situaciones de estrés, dificultades de relación familiar, etc.

¿Es peligrosa la esquizofrenia?

Es frecuente asociar esta enfermedad con personas violentas y peligrosas, impredecibles. Casos como el de Noelia de Mingo o la persona que ha enviado una navaja ensangrentada a Reyes Maroto hacer pervivir ese estigma.

Sin embargo, la mayoría de personas con esquizofrenia no son proclives a la violencia. Esta se da en pacientes que tienen un historial previo de violencia o aquellos con abuso de alcohol u otras sustancias. Las personas tratadas son estables y no se comportan de forma agresiva.

La paradoja se da en que hay parte de estos pacientes que, al estar estabilizados, pueden abandonar la medicación, lo que, en el caso de aquellos con síntomas paranoicos y psicóticos, pueden incurrir en comportamientos violentos.

¿Cómo se trata la esquizofrenia?

La esquizofrenia se trata con una combinación de fármacos antipsicóticos y apoyo psicosocial. Esta enfermedad está considerada discapacitante y, según la Organización Mundial de la Salud, las personas con esquizofrenia tienen entre 2 y 2,5 más probabilidades de morir a edad temprana que el grueso de la población. Esto es especialmente grave en países de ingresos bajos y medios, donde gran parte de estos pacientes no están tratados.

Si hay algo que está demostrado que no funciona son las instituciones psiquiátricas “a la vieja usanza”, como las denomina la OMS, y “violan sus derechos humanos básicos”, conminando a tansferir la asistencia desde estas instituciones a la comunidad.

Un ejemplo de la vulnerabilidad de las personas con esquizofrenia se ha vivido durante la pandemia. La Sociedad Española de Psiquiatría envió una carta a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, para pedir la inclusión de los pacientes esquizofrénicos en los grupos prioritarios para su vacunación pues, según un estudio reciente, el diagnóstico de esquizofrenia fue el mayor predictor de la mortalidad entre las personas infectadas.

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