Al principio lo importante era sobrevivir y muchos de los efectos secundarios de la Covid-19 pasaron desaparcibidos, pero pronto empezaron a llamar la atención. Consecuencias más o menos graves de la enfermedad que tenían algo en común: llamaban mucho la atención de los pacientes. 

Entre ellas, hubo una que causó revuelo, no tanto por su gravedad sino por lo llamativo para quien la sufría: una caída de cabello sostenida en el tiempo que hubo quien erroneamente bautizó como calvicie, un error habitual según los dermatólogos que han estudiado este efecto adverso. 

España ha protagonizado unos de los mayores estudios de la caída de cabello secundaria a la Covid-19, analizando una serie de casi 200 pacientes que sufrieron efluvio telégeno inducido por el Sars CoV-2, el nombre científico de este evento dermatológico. 

Ramón Grimalt, dermatólogo en Grimalt Dermatología, es uno de los firmantes del trabajado, publicado como carta al editor en el Journal of The European Academy of Dermatology and Veneorology. Y comienza su entrevista con EL ESPAÑOL con una buena noticia para los que han sufrido este efecto adverso: al contrario que la calvicie, esta caída del cabello es reversible de forma natural

"Lo que provoca son alopecias difusas, no dejará calvas y por supuesto no causará calvicie", subraya Grimalt que, explica, no se sorprendió mucho al ver este efecto en pacientes Covid-19. 

El dermatólogo señala que la caída de cabello más abrupta de lo normal -lo que se conoce como efluvio telógeno- es algo habitual en las infecciones graves. De hecho, lo que a lo mejor no todo el mundo sabe es que es habitual siempre, ya que el pelo se renueva a diario. 

"Cambiamos al día entre 80 y 100 pelos; y aunque antes estaba sincronizado con el cambio de estaciones -como sigue ocurriendo con muchos animales para regular la temperatura-, ahora ya no", comenta el experto. "Conservamos esa tendencia a la muda, pero ahora es asincrónica, es el estigma filogenético de los animales que fuimos", añade. 

Lo que sucede con las infecciones graves -u otras situaaciones excepcionales, como los partos múltiples- es que el cuerpo prioriza recuperarse de la enfermedad, lo que hace que tanto las uñas como el pelo estén más frágiles. 

Esto se puede traducir en una caída del doble de pelos de lo habitual lo que puede ser muy llamativo para el paciente. "Se nota más con el pelo largo, por la sencilla razón de que ocupan más; 200 pelos largos pueden acumularse en el fregadero más que 200 cortos", coemtna el experto que cree que, por esta razón, las consultas de dermatología han recibido más consultas de mujeres por este síntoma. 

Una de las pacientes afectadas.

De hecho, en la serie analizada por los dermatólogos catalanes más del 70% son mujeres, lo que no quiere decir que la sufran más. "Puesto que la Covid-19 grave es más frecuente en varones, son estos los más afectados", comenta el especialista. 

Uno de los mensajes más importantes que se pueden concluir de este estudio es que "no es necesario hacer nada al respecto". Es decir, no hay que buscar un tratamiento médico o una solución externa; el tiempo volverá a poner las cosas -y los pelos- en su sitio. 

Sin embargo, si se opta por ello, Grimalt advierte de la importancia de hacerlo con un dermatólogo. "No hay que dejarse embaucar por falsos productos milagrosos, es un engaño muy fácil, porque al tiempo se va a arreglar y quien quiera lo puede atribuir a la sustancia que sea", concluye. 

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