El bioquímico José Luis Jiménez, experto en aerosoles de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), ha instado a las autoridades sanitarias de España a asumir la transmisión área de la COVID-19 como la principal vía de contagio, y a emitir recomendaciones de seguridad en consonancia, aunque eso suponga disentir de la Organización Mundial de la Salud, que todavía considera a las gotículas de saliva emitidas al toser o al hablar como las principales maneras en las que se propaga la infección por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

En declaraciones a Las Mañanas de RNE, Jiménez ha lamentado que se haya instalado el "dogma" de que la transmisión de enfermedades por aerosoles es secundaria, cuando la evidencia científica ofrece pruebas de casos de contagios por compartir espacios cerrados, como sucedió en los autobuses de provincias chinas. En ese sentido, el investigador ya polemizó abiertamente con Fernando Simón, cuando el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias por alinearse con la OMS: "Lo siento, Doctor Simon, pero la evidencia de transmisión por aerosoles es apabullante. Y es la mayoría de la transmisión", escribió en Twitter. 

"No lo hemos explicado bien: lo peligroso es compartir el aire en ambientes interiores", insiste Jiménez, que es uno de los expertos mundiales que ha abogado por consideral "aerosol" a las gotas salivales de 100 micras, y no las de 5, ya que esas partículas siguen en el aire durante un período prolongado y tienen accesibilidad a la fracción respirable del pulmón

En este caso, el experto ha valorado que "España no tiene cultura de contradecir a la OMS", como si sucede en Alemania o EEUU, algo que achaca a que la figura del investigador goza en estos países de "un respeto" que no tiene en el nuestro, y que hace que su criterio sea mejor valorado aunque disienta de la hipótesis dominante. Otro problema específico de los españoles que detecta, y que desciende a hechos más prácticos, es que "llevamos muy mal la mascarilla", dejando "huecos por los que se escapa el aire". Por otra parte, el investigador ha insistido en que la ventilación de los espacios interiores es fundamental para prevenir el contagio.

"España es territorio OMS. Y aunque dicen que no hay que pasar tiempo en espacios cerrados, no explican bien por qué", lamenta Jiménez. "No hace falta que las ventanas estén abiertas de par en par, pero sí deben estar abiertas todo el rato, al menos lo suficiente para que no se quede mucho en la habitación", ha recalcado Jiménez, que cree que la ventilación es una asignatura pendiente en muchas sociedades. Además, ha hablado de la falsa sensación de seguridad que pueden transmitir las mascarillas. "No hay que pensar que uno está seguro por llevarla, hay que seguir respetando otras medidas", subraya el bioquímico.

Las "carpas" serían una solución, como han implementado en el propio Colorado para dar clase. "Y aquí hace más frio", señala. De otro modo, se podrían implementar medidores de CO2 en las empresas y colegios para medir el aire exhalado, y decidir cuánto abrir las ventanas. "El virus dura en el aire una o dos horas", matiza, por lo que tenerlas abiertas toda la noche no tendría sentido. Finalmente, estas medidas, si van acompañadas de la instalación de filtros impulsada por normas de seguridad similares a las que rigen con la alimentación o el agua, también tendrían beneficios para prevenir el resto de enfermedades respiratorias.

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