Diez semanas es mucho tiempo y pensar ahora mismo en España que tengamos que estar dos meses y medio desde que se decretó el estado de alarma hasta, no ya frenar la curva, sino machacarla, se nos hace ahora una eternidad. Pero supongamos que hablamos de diez semanas desde que se dispararon los casos en Madrid y otras dos localidades del País Vasco y La Rioja. Contando desde aquel 9 de marzo, diez semanas nos pondrían en el 18 de mayo, una cifra que no parece alejarse mucho de las predicciones actuales -tras las sucesivas prórrogas previstas y calculadas

Pero es difícil saber si ese 18 de mayo se habrá acabado con el virus, o más bien éste nos habrá dado una tregua, una tregua para volver a la normalidad tan poco a poco que mucha gente casi ni lo notará. Sin embargo, la revista médica más importante del mundo, The New England Journal of Medicine ha publicado esta semana lo que podría considerarse la receta más fiable hasta la fecha para que el coronavirus sea en ese tiempo recordado sólo como una pesadilla. 

El análisis, llevado a cabo por Harvey Fineberg, un reputado especialista en Salud Pública de la Universidad de Harvard, propone seis pasos que, asegura, si se cumplen servirían para lograr el objetivo. Aunque la propuesta en para EEUU, nada indica que no se pueda extrapolar a España. El problema es que, aquí ya llevamos algo más de tres semanas confinados; ¿habremos seguidos los pasos de la receta mágica?

Un mando unificado

Este primer punto podría decirse que se ha cumplido en España o no. Lo que hizo el presidente Pedro Sánchez al decretar el estado de alarma fue poner al país a las órdenes de cuatro ministros: Robles, Marlaska, Ábalos e Illa. Pero parte de la oposición pide un mando único, pero de más partidos que los que conforman el Gobierno, una especie de reedición de los pactos de la Moncloa. Obviamente, Fineberg no entra en esto. El cree que el presidente de EEUU debe nombrar un único líder que le reporte directamente. Tiene que ser una persona que tenga la completa confianza del presidente y que se gane la confianza del pueblo. Entre sus poderes: movilizar a cualquier civil y militar necesario para ganar la guerra. Lo mismo tendría que ocurrir en las comunidades autónomas, donde se nombraría a un responsable que coordinaría la respuesta única de cada región con la persona de confianza del presidente. Así, que tal y como lo plantea el experto la respuesta es no, España no cumple con ese primer punto. Si lo hiciera, hay algo seguro: se reducirían mucho las ruedas de prensa. 

Millones de test 

El experto cree que toda aquella persona que tenga síntomas, aunque sean leves, debe de hacerse la prueba del coronavirus, aunque no especifica cuál. Para ello, apunta a que EEUU necesita millones de test. En España, la cifra no sería tan alta, por la diferencia de población, pero la estrategia parece coincidir con la que ha puesto en marcha el gobierno, más tarde que los países del sudeste asiático, y parece que Alemania, al menos. Pero ahora, en este momento, con cinco millones y medio de test comprados a China y todas las pruebas PCR que se hacen a diario, podríamos dar por aprobado esta segunda punto. 

EPIs para todos

Éste es una de las propuestas más interesantes del editorial de Fineberg y, sin duda, y a tenor de las decenas de quejas de los profesional, una de las que no hemos cumplido. El autor pide equipos de protección individual para todos los sanitarios y equipación hospitalaria para que todos los centros médicos atiendan a los pacientes muy enfermos. "Nunca mandaríamos a un soldado a la batalla sin un cinturón con balas de repuesto", reflexiona. Eso sí, reconoce que aunque esto se consiguiera -en España, se está en vías de solucionarlo pero aún no se ha llegado ni de lejos-, las áreas golpeadas más duramente tendrían que enfrentarse a decisiones etícamente complicadas para decidir dónde y con quién se usan esos equipos, principalmente respiradores. ¿Les suena?

Dividir en cinco grupos

Este punto es el más novedoso de la propuesta del especialista de Harvard. El médico propone dividir a la población en cinco grupos: los infectados, los que se cree que lo han estado -serían lo que han dado negativo en un test a pesar de sus síntomas o aquellos que no se han hecho la prueba, que son la mayoría de los casos en España en la actualidad-, lo que han estado expuestos al virus, los que se cree que ni han estado expuestos ni lo han podido contraer y, por último, los que han estado infectados pero se han recuperado y son actualmente inmunes. 

Una vez hecha la división, para lo que haría falta hacer numerosas pruebas de PCR -el experto no nombra los test serológicos como los adquiridos por España-, se haría lo siguiente: hospitalizar a las personas con enfermedad grave o alto riesgo de llegar a ese estado; establecer espacios para cuidar de aquellos con enfermedad leve o moderada -a eso corresponderían nuestros hoteles cedidos a los positivos-; montar enfermerías para que los positivos leves no contagien a sus familiares negativos; convertir hoteles ahora vacíos en centros de cuarentena para los que hayan estado expuestos al virus, de forma que se les pueda separar de la población general dos semanas y, por último, ser capaces de identificar al quinto grupo, que sí tendrían que dar positivo en test de anticuerpos. Según el autor, esta última medida sería vital para ir reestableciendo la economía de manera rápida y segura. Se supone que España está preparándose para llevar a cabo justo esto. Aunque el Gobierno no ha hablado de la división en cinco grupos, sí que ha anunciado que aislará en recintos acondicionados a las personas que den positivo al test de anticuerpos. 

Inspirar y movilizar

El quinto punto sería, a priori, el más fácil de cumplir, aunque también puede ser el más difícil. Se trata de hacer que todo el mundo juegue un papel en la lucha contra el coronavirus. Por citar sólo una de las ideas que propone es ampliar la función del uso de mascarillas: si las lleváramos todos, no solo sería más difícil expandir el virus sino que no habría estigma posible para aquel enfermo o asintomático positivo que tuviera que salir por cualquier motivo justificado. En España en la actualidad no se ha llegado a ese idílico escenario, aunque son muchas las empresas que se han ofrecido -algunas con éxito- para fabricar respiradores, mascarillas y otras labores solidarias. Además, siempre nos quedarán los aplausos de las ocho.

Investigación

El último punto es el más lógico y en el que España si parece estar dando la talla. El autor pide más investigación y más rápida -en nuestro país se han puesto en marcha varios ensayos clínicos-, pide aplicar la ciencia y la lógica para ver cómo se puede volver a la normalidad y pide estudiar más a fondo al virus, para saber cuánto sobrevive en las superficies, cómo se transmite y cómo de peligros son o no diferentes espacios. "Si nos tomamos esto en serio y las actuaciones están guiadas por la ciencia, podremos empezar a revivir negocios de todo tipo, incluidas las aerolíneas, los hoteles y los restaurantes", afirma. 

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