A las seis de la mañana de este lunes había en el mundo 77.362 afectados por COVID 19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus antes conocida como neumonía de Wuhan. Así lo explicaba el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, en una rueda de prensa que ofrece casi a diario desde que se desató la crisis. 

De estos casi 80.000 afectados, sólo 2.074 casos se habían producido fuera de China. De ellos, al cierre de esta edición, 222 en Italia -y siete muertes-, que se ha convertido en el tercer país más afectado del mundo, por detrás de China y Corea del Sur. A última hora de la noche de este lunes, el Gobierno de Canarias confirmaba un nuevo positivo en España, un médico italiano que acudió al Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, donde se constató la presencia del coronavirus, aunque un segundo análisis en el Instituto Carlos III de Madrid deberá reconfirmarlo este martes.

Sin embargo, las noticias que llegan desde Italia parecerían indicar que el virus allí es tanto o más potente que en China. Se han suspendido las misas en el Duomo de Milán, como también lo ha hecho el carnaval de Venecia. Además, se ha establecido un toque de queda para bares y discotecas en las zonas más afectadas. Los supermercados se están quedando vacíos, encontrar mascarillas o desinfectante de manos es toda una hazaña y mucha gente que tenía previsto viajar al norte de Italia ha anulado sus viajes. Un ejemplo: un grupo de alumnos del Instituto Santa Rosa de Lima en Málaga que iba a pasar por Venecia en su viaje de estudios ha sido obligado a regresar a su ciudad.

Así, en Italia la preocupación es máxima, pero la alarma ha llegado a la vecina España. Además de un batacazo en bolsa que no se veía desde el referéndum del 'Brexit' en el verano de 2016 -el índice español ha sufrido caídas del 4,07% y ha perforado la cota de los 9.500 puntos hasta los 9.483,5 enteros-, han sido muchas las personas que han acudido a centros hospitalarios por haber regresado recientemente de Italia.

Nueve casos sospechosos

Lo decía el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en rueda de prensa de este lunes: en España ha habido nueve casos sospechosos de coronavirus desde que se supo que en el norte de Italia se habían declarado varios focos de la enfermedad que causa el COVID 19. Estas cifras pueden ser mayores a tenor de lo que diversas consejerías regionales de Salud han ido declarando por la tarde. Salamanca, Málaga, Murcia y Navarra han sido las comunidades afectadas, pero sin duda no serán las únicas.

En España se ha desatado algo parecido a la histeria debido a nuestra proximidad con el país alpino. De ahí que, como señala a EL ESPAÑOL el jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, se entienda que muchas personas acudan a su centro sanitario más próximo demandando que se les realice la prueba del coronavirus, un test que, aunque barato, requiere del trabajo del personal sanitario y de su posterior análisis. 

Por eso, el Ministerio de Sanidad estableció desde el principio de la epidemia unos protocolos que han de cumplirse de forma estricta. ¿El problema? Como explica Trilla, "la situación ha ido por delante" y los protocolos actuales no contemplan Italia como un escenario de riesgo. Tras la reunión en la tarde de este lunes del Centro Europeo de Control de Enfermedades en la que se unificarán criterios con los países de la UE y la del Consejo Interterritorial convocada de forma extraordinaria para este martes, la situación previsiblemente cambiará.

Test del coronavirus

Pero, hasta este martes, los criterios para hacerse la prueba del coronavirus son los mismos que hace cinco días, tres. El primero, que la persona haya llegado de la provincia de Hubei en los 14 días anteriores a los síntomas y que presente síntomas respiratorios leves; el segundo, que haya estado en contacto con un paciente afectado hace menos de dos semanas y que lo sepa con certeza; y, el último, que se trate de un enfermo grave, en cuyo caso se amplia la zona geográfica a toda China. 

En teoría, todas las personas que han ido al hospital por haber llegado de Italia, con independencia del grado de gravedad, no cumplirían estos criterios pero, evidentemente, la situación ha cambiado con el brote de Italia. Trilla señala que este fin de semana su hospital, el Clínic de Barcelona, ha recibido a muchos italianos, quizás un número exagerado: "Es algo habitual en estas situaciones". 

Todos demandaban la prueba, pero en la mayoría de los casos se les negó. Por supuesto, esto no sólo requería atenderles en el centro sanitario, sino hablar con ellos, con calma y explicarles los motivos para no hacerlo. "A muchos no les sentaba bien", comenta el especialista. 

'Worried well'

Pero incluso si los criterios ya hubieran cambiado para el fin de semana, a muchas de estas personas se les hubiera denegado la prueba, "mal que les pese a los que están angustiados". "La mayoría de la gente que ha venido es lo que los ingleses denominan con el término worried well, que sería algo así como personas sanas preocupadas innecesariamente por su salud", comenta Trilla, "muchos incluso preguntaban si se podían hacer la prueba en la privada ante la negativa a hacérsela". 

Así, queda por saber qué decidirá este miércoles Sanidad y qué aplicarán los departamentos de Salud Pública de las distintas regiones, porque hoy parece claro que se ha actuado un poco por libre. Por ejemplo, se ha hecho la prueba y descartado la enfermedad en seis estudiantes de intercambio italianas que acudieron al Complejo Hospitalario de Navarra. También en un instituto de San Javier, en Murcia, el director ha mandado a casa "de forma preventiva" a alumnos sanos que habían vuelto de un viaje de estudios a la zona más afectada de Italia. 

Trilla llama a la calma. Apela a la racionalidad, por ejemplo, en el uso de mascarillas, que se han agotado en muchas farmacias españolas. Ahora mismo, explica el experto, sólo el personal que atiende a estos pacientes debe llevarlas y sólo las que llevan filtro. En el caso de que hubiera más casos, podrían usarlas los pacientes inmunodeprimidos o las personas mayores que vayan al médico. 

"Las quirúrgicas no ofrecen protección al 100%, hay que ajustarlas bien y tienden a perder efecto con la humedad", dice el médico respecto a las mascarillas más asequibles y sencillas. "Es una sorpresa para mí la aparente necesidad que siente la gente de tener mascarilla", comenta. 

Baja mortalidad

Entre los motivos para no caer en el pánico hay que destacar que la mortalidad de la nueva enfermedad continúa siendo baja fuera de China. Como ha confirmado este lunes la OMS, es del 0,7%, algo más elevada que la de la gripe estacional, del 0,1%, pero baja comparada con la de muchas enfermedades. "Eso sí, hay que recordar que esas siete de cada 1.000 personas tienen nombre y apellidos y familia, no podemos menospreciar esa cifra". 

Trilla comenta, también, que hay que fijarse en que la mayoría de los casos que se han estudiado en España -incluidos los dos casos confirmados y ya curados, el de Mallorca y el de La Gomera- han presentado pocos síntomas y eso es positivo. 

En cualquier caso, el especialista espera que según pase "la fiebre del fin de semana y el aluvión de noticias" la gente se vaya tranquilizando. Sin duda, los cambios que anuncie este martes Sanidad también contribuirán a ello. 

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