El ibuprofeno, junto al paracetamol, es uno de los fármacos más populares, más consumidos, y mas susceptibles de ser usados como automedicación sin consejo médico en España. De hecho, hasta el 50% de los españoles se automedica sin receta médica previa, algo que en la mayoría de los casos consiste en la toma esporádica de fármacos puntuales, pero que en otros casos puede dar lugar a problemas serios.

Tanto paracetamol como ibuprofeno son fármacos analgésicos (reducen el dolor) y antipiréticos (reducen la fiebre); sin embargo el ibuprofeno se diferencia en el hecho de que tiene potencial antiinflamatorio.

El problema es que se ha convertido, de forma similar al paracetamol, en un "fármaco para todo", y en ambos casos existen efectos adversos conocidos, y no son para todo el mundo. Pero el hecho de que haya que tomar ciertas precauciones, no quiere decir que sean ciertos los muchos mitos que perviven sobre estos fármacos. Estos son los más difundidos.

Hay que tomar un "protector"

Actualmente el ibuprofeno, el paracetamol y la aspirina son considerados analgésicos menores susceptibles de automedicación, algo que en muchos casos no debería ocurrir, aunque no son pocos los profesionales de la salud que consideran que en casos puntuales de dolores leves esta automedicación puntual sí debería efectuarse. La realidad es que depende, dado que muchos pacientes que se automedican también sufren otras enfermedades basales, y tomar un solo ibuprofeno puede desencadenar consecuencias nefastas.

En el caso del ibuprofeno y los antiinflamatorios en general se conoce sobradamente su potencial lesivo a nivel estomacal, siendo una de las primeras causas de úlcera gastrointestinal. Por ello, no son pocos los individuos que preguntan si es necesario tomar un "protector" de estómago cuando se toma ibuprofeno.

La realidad es que no: no está indicado tomar ningún tipo de protector gástrico siempre que se tomen antiinflamatorios. Sí está indicado en determinados casos, dependiendo sobre todo de la edad del paciente en cuestión, y de sus enfermedades previas. Sin embargo, en una persona menor de 60 años sin enfermedades previas, no está indicado usar ningún tipo de protección gástrica de forma habitual. De hecho, si ya se toma omeprazol o derivados por cualquier otro motivo, el uso de fármacos antiinflamatorios no está indicado y debería evitarse.

Además, hay que recordar que llamar "protector" a medicamentos como el omeprazol y derivados es un error, como ya repasamos en su momento en EL ESPAÑOL.

Puede provocar dependencia

Comúnmente, se suele relacionar el uso de analgésicos y antiinflamatorios leves con los analgésicos más complejos, como es el caso de los opioides menores y mayores. Los primeros no son susceptibles de producir dependencia ni tolerancia, es decir, tomar ibuprofeno o derivados en pautas cortas y bien prescritas no producirán necesidad de seguir tomándolos a largo plazo (dependencia) ni provocará una reducción de su efecto (tolerancia).

Esto sí sucede en el caso de otros analgésicos, como los opioides, fármacos derivados de la morfina: a largo plazo, aunque no siempre, son susceptibles de producir las mencionadas tolerancia y dependencia, dando lugar a una necesidad cada vez mayor de consumo, con sus consecuentes efectos adversos.

En el caso del ibuprofeno y derivados, en ocasiones se tiene sensación de tolerancia o reducción de sus efectos, pero esto suele deberse a la intensidad del dolor sufrido previamente y no a la ineficacia del fármaco en sí mismo.

Pueden provocar sueño

Finalmente, otra sensación comúnmente asociada a la toma de ibuprofeno y derivados es la somnolencia o necesidad de dormir tras su toma. La realidad es que este no es un efecto secundario conocido del ibuprofeno; lo que suele suceder es que, tras calmar el dolor o el malestar a raíz de tomar ibuprofeno, se tiende a la somnolencia por la necesidad de descansar, pero no lo provoca directamente el mismo ibuprofeno. Aunque, eso sí, cabe recordar que exceder la dosis de ibuprofeno diaria sí puede dar lugar a una somnolencia patológica. Siempre debe respetarse la dosis máxima diaria, que son los 1.200 mg o tres comprimidos de ibuprofeno 400 mg al día; aunque en España suele tenderse al uso excesivo del formado de 600 mg, para el que hace falta receta, aunque las farmacias no se han puesto exigentes hasta hace muy poco tiempo.

Un caso diferente es, de nuevo, la toma de analgésicos mayores como los derivados de la morfina. Entre sus efectos secundarios están los mareos, náuseas, molestias intestinales y también la somnolencia.

Conclusión

Como se puede observar, aún existen varios mitos y falsas creencias alrededor del ibuprofeno. Algunos profesionales sí defienden la automedicación en casos de dolores leves, usando tanto ibuprofeno como paracetamol de forma puntual, algo coherente en determinados casos.

El problema surge cuando dicha automedicación se lleva a cabo por parte de personas con enfermedades previas conocidas o desconocidas: el ibuprofeno y derivados pueden causar problemas gastrointestinales, incluyendo úlcera gastrointestinal; se ha demostrado que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, provoca daños a nivel renal y también tiene interacciones con otros fármacos.

De nuevo cabe destacar que estamos hablando del uso de ibuprofeno en casos de enfermedades previas, dado que todos estos efectos adversos suelen producirse con un uso inadecuado o excesivo del ibuprofeno, o en caso de sufrir enfermedades previas. Y, como muchos otros fármacos, no está aconsejado durante el embarazo.

Siempre que se use de forma adecuada, en individuos sanos, y en una pauta corta con las dosis médicas indicadas (siendo idealmente 1.200 mg al día o tres comprimidos de 400 mg diarios), el ibuprofeno y derivados han demostrado ser seguros y eficaces.