Es algo habitual y más en esta reentré después de las vacaciones, hasta el punto que muchos lo han bautizado como el inexistente síndrome postvacacional. Aunque puede suceder en cualquier momento, pesa más en los días laborables cuando todo se hace cuesta arriba. La sensación, un permanente cansancio, dista de ser sólo mental y es totalmente física, hasta el punto que puede costar levantarse de la silla para desplazarse una reunión o hasta el simple hecho de coger el teléfono. 

Si usted tiene alguno de estos síntomas, descuide, no está solo. Según el Colegio Real de Psiquiatras de Reino Unido, una de cada cinco personas se siente inusualmente cansada alguna vez en su vida y una de cada diez sufren ese cansancio de forma prolongada. El dato se corresponde con el de una encuesta también inglesa -pero que probablemente podría extrapolarse a España- en la que 300 médicos de familia  afirmaban que un quinto de sus consultas estaban relacionadas con la sensación de extremo cansancio de sus pacientes

Según explicaba a The Times el director médico de Bupa Health Clinics, Arun Thiyagarajan, hay muchísimas razones que pueden explicar este tipo de cansancio extremo, aunque la más obvia -y la que puede requerir de más intervención- es la falta de sueño. Sin embargo, dista de ser la única. De hecho, el experto sugiere que si una fatiga repentina y inusual persiste por más de una o dos semanas es recomendable acudir al médico. 

Desde la dieta al ambiente laboral puede impactar en lo cansado que uno se sienta. Hasta leer sobre esta sensación puede cansar. He aquí algunos de los factores que influyen y cómo pueden evitarse. 

Deshidratación

No es un mito. La deshidratación puede hacer que uno se sienta cansado. Investigadores de la Universidad de Connecticut llevaron a cabo un estudio con 25 mujeres sanas, bien hidratadas, a las que se les hizo hacer una serie de ejercicios para inducirles deshidratación.  Después, se les sometió a una serie de test mentales y se compararon sus resultados antes y después de la falta de hidratación, siendo mejores antes. Los hallazgos se publicaron en la revista Journal of Nutrition. Consecuencia lógica de este hallazgo: hidratarse correctamente, lo que no quiere decir beber dos litros de agua al día, sino ingerir líquido siempre que se tenga sed. 

Sobrepeso

De nuevo, la lógica impera en este factor de riesgo para sentirse cansado. "Hace falta más energía para moverse, por lo que es más fácil sentir fatiga", explica Thiyagarajan. La grasa corporal es, además, responsable de la descarga de la hormona leptina, que manda señales al cerebro sobre los depósitos de energía en el cerebro. Se ha demostrado que una presencia elevada de leptina incrementa la percepción de fatiga, lo que se cree que es una respuesta evolutiva para prevenir que el cuerpo busque más energía cuando ya tiene suficiente. Por último, la gente con sobrepeso tiene más problemas para dormir, algo que también le sucede a la gente extremadamente delgada. 

Poca ingesta de vitamina B

La vitamina B juega un papel importante en facilitar energía al organismo. Además, no basta con consumir alguno de los tipos de vitamina B, sino que hay que tomar toda la familia. Encuestas británicas revelan que la B2 y la B9 son las menos consumidas. La primera se denomina también riboflavina y la segunda, folatos. Un consumo adecuado de granos enteros, carne, pescado, lácteos y vegetales, así como de legumbres y frutos secos, puede ayudarnos a conseguir el consumo óptimo y frenar así los síntomas de cansancio extremo. 

Hacer poco ejercicio

Aunque pueda parecer un contrasentido, hacer deporte protege frente al cansancio. Un estudio publicado en la revista Psychotherapy and Psychosomatics demostró que los niveles de energía se incrementaban un 20% y el cansancio declarado se reducía en un 65% en las personas que practicaban deporte de forma regular. Sin embargo, si se hace mucho ejercicio intenso con poco tiempo de recuperación entre sesiones se puede producir el efecto contrario y que surja una fatiga extenuante.

Tener bajo el hierro

La falta de hierro es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) un problema de salud pública y el desorden nutricional más común del mundo. Sus síntomas incluyen sentir que falta el aire a la hora de respirar y niveles elevados de fatiga. Para evitarlo, hay que consumir alimentos ricos en este nutriente o suplementarse si es necesario. La vitamina C presente en frutas y vegetales ayuda al cuerpo a absorber el hierro de los alimentos. En cualquier caso, la deficiencia de este elemento puede ocultar otros problemas y es importante consultarla con el médico. 

Comer demasiadas comidas preparadas

La comida precocinada se ha convertido la preferida por muchísimos españoles y europeo, lo que hace que los males asociados a los ultraprocesados se multipliquen. Entre ellos, el extremo cansancio, asociado a dietas altas en azúcar y bajas en vegetales y frutas, lo que implica niveles altos de marcadores inflamatorios que se asocian a la fatiga. El consejo para evitarlo, obvio, rechazar los ultraprocesados en la medida de los posible y recurrir a lo que el dietista nutricionista Carlos Ríos ha bautizado como comida real. 

Una oficina poco saludable

Algunos lo verán como algo obvio, pero el trabajo cansa. Y no, no nos referimos al trabajo físico, sino a las oficinas. Un entorno de trabajo poco ventilado o con la calefacción central muy alta en invierno puede reducir nuestra capacidad de llevar a cabo tareas simples. Por ello, es recomendable que la temperatura sea un poquito fría para mantener alerta a los trabajadores y que la oficina esté bien iluminada, especialmente con luz natural. 

El ciclo menstrual

La fatiga es más prevalente en algunos momentos del ciclo menstrual de las mujeres. "En los primeros y últimos días del ciclo menstrual, una mujer puede sentirse mucho más cansada", explica el médico británico. Las mujeres perimenopáusicas también se sienten más cansadas. La buena noticia es que hacer ejercicios de estiramiento dos o más días a la semana puede prevenir este síntoma incluso en ese periodo de tiempo. 

Niveles altos de ansiedad

La salud mental, incluida la ansiedad, la depresión y estar bajo de ánimo, está muy relacionada con la fatiga, aunque no en todo el mundo. También ocurre con el estrés. Se sabe que los niveles de dopamina y serotonina, neurotransmisores que ayudan a estabilizar el ánimo, son más bajos en la gente con ansiedad y todo ellos contribuye a sentirse cansado. Para evitar la ansiedad se recomienda, de nuevo, la práctica de ejercicio físico. 

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