El fin del verano está a la vuelta de la esquina y con él, la promesa de retomar los hábitos saludables de los que nos liberamos durante estos meses como, por ejemplo, el deporte. No hay duda de los beneficios que tiene el ejercicio físico sobre la salud y por ello, cada vez se practica más deporte y a edades más avanzadas. Según la Encuesta de Hábitos Deportivos, elaborada por el Consejo Superior de Deportes, en los últimos diez años se ha observado un notable crecimiento en las tasas de práctica deportiva: el 46,2% de la población española ya practica deporte semanalmente

Pero también es cierto que hay afecciones que pueden poner en riesgo la salud a la hora de hacer ejercicio físico, sobre todo si se realiza de forma intensa y que pueden dar lugar a eventos como la muerte súbita. Prevenir y detectar estos síntomas a tiempo para practicar deporte con seguridad es la razón de ser de la nueva Unidad de Cardiología Deportiva de la Fundación Jiménez Díaz, puesta en marcha el pasado junio.

Formada por cardiólogos expertos en imagen cardíaca y arritmias, esta unidad se dirige a personas sanas que hagan deporte de forma regular o que quieran empezar a hacerlo. Álvaro Aceña, cardiólogo en la Unidad de Cardiología Deportiva del hospital madrileño, cuenta que “el objetivo es la detección precoz de enfermedades subclínicas”, es decir, patologías cardíacas que conllevan un alto riesgo para la salud en el contexto de la práctica deportiva.

Todas las pruebas, en un solo día

El procedimiento comienza con una analítica previa a las pruebas y, en el día de la consulta, tendrá lugar una entrevista clínica para conocer posibles síntomas o antecedentes familiares. Esta primera fase también incluye una exploración física exhaustiva para, posteriormente, hacer un electrocardiograma. Esta prueba, que detecta la electricidad del corazón, puede expresar muchas de las causas de la muerte súbita, así que es imprescindible “que esté informada por un médico con alta experiencia, porque los matices de las alteraciones tienen una sutileza muy importante”, advierte el cardiólogo.

Después, “le hacemos un ecocardiograma, con lo que medimos la capacidad del corazón, los tamaños de las cavidades o el espesor de las paredes”: el buen funcionamiento del corazón. Esta prueba también debe ser analizada por especialistas, ya que en el corazón existen las denominadas “zonas grises” que pueden corresponder tanto a una enfermedad cardíaca como a la adaptación del corazón al ejercicio. Para finalizar, el paciente se somete a una ergometría o prueba de esfuerzo, en la que se realiza de nuevo un electrocardiograma para confirmar la capacidad de ejercicio del deportista. 

Con todas las pruebas realizadas en el mismo día, el paciente puede volver a casa con un informe completo y el consejo médico para realizar deporte con seguridad, ya que lo esperado es “no detectar ningún problema importante”, sin embargo, señala el doctor, “dependerá del grupo poblacional al que te enfrentes. La media de edad de los pacientes de la Unidad de Cardiología está entre los 40 y 45 años, edad a partir de la cual se incrementa el riesgo de muerte súbita, por lo general, debido a enfermedades cardíacas

Las enfermedades cardiovasculares, principal factor de riesgo de la muerte súbita

Antes de los 40 años, el riesgo de muerte súbita “se debe principalmente a una miocardiopatía hipertrófica -que podemos detectar con un chequeo cardiológico-” debida a “alteraciones genéticas que aumentan el grosor de la cavidad cardíaca”, declara Aceña. Pero a partir de los 40 “entramos en el mundo del infarto”.

“Un infarto ocurre bruscamente en un momento determinado y no podemos predecir cuándo puede ocurrir. Pero sí podemos detectar las enfermedades que te ponen en riesgo de esa situación: hipertensión arterial muy alta, colesterol descontrolado, alteraciones de irrigación en el corazón…”, enumera el cardiólogo. En la Unidad de Cardiología Deportiva, el objetivo prioritario es la prevención y el diagnóstico precoz de estas patologías para evitar eventos graves durante la práctica deportiva. 

Aunque no exista la manera de prever un infarto, “el deporte probablemente sea la mejor manera de retrasarlo y evitar que aparezca”, declara Aceña. Así, si se practica adecuadamente, los riesgos que entraña el ejercicio físico son escasos en comparación con los beneficios que aporta. El consejo médico para practicarlo con total seguridad es que “en el momento que aparezca cualquier síntoma, como dolor en el pecho o pérdida de conocimiento, hay parar y ponerse en contacto con un médico, porque podríamos estar hablando de un problema más grande”.

Asimismo, el doctor recomienda tener en cuenta factores que en muchas ocasiones pasamos por alto, como los antecedentes familiares. Y si queremos empezar a practicar deporte o retomar el hábito tras los meses de verano, “hay que tener paciencia y adaptarse, no podemos empezar con la misma carga deportiva, no solo por problemas cardíacos sino también por lesiones en otras zonas del cuerpo”, concluye Aceña. Al final, a la hora de practicar deporte sin riesgos, lo más importante “es el sentido común”