Actualmente Reino Unido ocupa el dudoso honor de ser el país con mayor tasa de obesidad de toda Europa, seguido de cerca por España en segunda posición, según un trabajo publicado en la revista The Lancet en 2017. Por tanto, denominar epidemia a la obesidad no es un adjetivo alejado de la realidad, dado que en nuestro país hasta uno de cada cuatro individuos sufre dicha enfermedad.

Sin embargo, no se trata de una patología aislada, ya que suele asociar consigo una serie de perjuicios para la salud, muchos de ellos de sobra conocidos: diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y riesgo de enfermedades cerebrovasculares. Así mismo, también existen otras enfermedades que no suelen asociarse a esta epidemia, pero lo están, no solo a nivel causal sino también a nivel genético.

Así lo afirma un nuevo trabajo publicado en Nature Communications, a cargo de la Universidad de Cambridge. Y es que, según los investigadores anglosajones, la obesidad se relacionaría de forma genética con otra gran epidemia que también azota a Reino Unido: la soledad.

Obesidad y soledad: un vínculo genético

En Reino Unido, casi una de cada cuatro personas mayores de 65 años sufren soledad. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, extraídos de la Encuesta Continua de Hogares, durante el pasado año 2017 hasta 4,7 millones de hogares españoles -alrededor de un 25,4% del total- estaban formados por una sola persona; de hecho, se trata de una cifra que ha ido en aumento, siendo 49.100 individuos más que en 2016. 

Por otro lado, en Gran Bretaña casi dos tercios de su población sufre sobrepeso u obesidad. En España los datos son más alentadores, aunque no por ello halagüeños, dado que hasta un 25% de los españoles sufre sobrepeso u obesidad. Tanto la soledad como la obesidad han demostrado aumentar por sí mismas el riesgo de multitud de enfermedades, e incluso el riesgo de muerte prematura, y por ello los investigadores intentaron hallar un vínculo entre ambas.

Y de hecho, existe tal vínculo. Según los investigadores responsables de este nuevo trabajo, existirían áreas de genes similares que aumentarían la probabilidad de sufrir sobrepeso y aislamiento social. Por tanto, sería el primer trabajo que mostraría un vínculo causal, o genético en este caso, entre obesidad y soledad, lo que a su vez podría ayudar a abordar ambas epidemias de forma conjunta.

Según el Dr. John Perry, científico senior de la Universidad de Cambridge, la soledad no sería provocada exclusivamente por el entorno y las experiencias de vida, sino que también tendría una importante base genética. Si bien es cierto que se sabe que existe una mezcla entre genes y ambiente, este estudio arrojaría luz sobre un posible tratamiento conjunto de ambos factores.

El estudio

Para llegar a tal conclusión, los investigadores analizaron la carga genética de 487.647 individuos cuyos datos se encontraban en el Biobanco del Reino Unido, y los cuales habían rellenado una encuesta sobre su percepción de soledad, la frecuencia de las interacciones sociales que llevaban a cabo, y la calidad de dichas interacciones.

Según los datos del trabajo, aquellos que se consideraban "solos" tenían diferencias genéticas en su ADN hasta en 15 ubicaciones diferentes. Y, además, estas diferencias también se encontraban en los individuos con sobrepeso, y a su vez se encontraban vinculadas con una región cerebral relacionada con el autocontrol emocional. Esto podría explicar por qué algunos individuos son felices viviendo en soledad, pero otros se desaniman por la misma razón, o por qué este desanimo puede provocar atracones de comida.

Para finalizar, el estudio también detectó que ciertos genes aumentan las probabilidades de que un individuo sea más sociable. De hecho, existían 13 variaciones genéticas que podían predecir si un individuo va a un pub o club social al menos una vez a la semana, y hasta 18 variaciones genéticas se vincularon a grupos religiosos.

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