Existen enfermedades a las que les resultan más apetitosos algunos animales. Esto se debe a que en muchos casos se transmiten a través de la picadura de ciertos insectos, que a su vez tienen predilección por uno u otro animal. Por ejemplo, las garrapatas suelen tener predilección por los perros en España, pero en Estados Unidos afectan más a los ratones de patas blancas.

Sea cual sea el caso, este parásito destaca por transmitir diferentes tipos de enfermedades, entre las cuales se encuentra la enfermedad de Lyme. Otra patología que puede contagiarse a través de la picadura de la garrapata es la fiebre de los conejos. Esta dolencia, típicamente ligada a estos roedores, puede afectar a otro tipo de animales, incluidos los humanos.

Sin embargo, en el caso que se explica en este artículo no destaca sólo por haber podido contagiar hacia un ser humano, sino porque ha llegado a ser mortal, y sin necesidad de que un conejo haya tenido contacto directo.

La letal fiebre de los conejos

Según se hace eco el portal LiveScience, el pasado año una mujer de 73 años de edad enfermó gravemente y murió apenas cinco días después a raíz de una serie de problemas respiratorios, según indica un reciente informe de los Centros para el Control de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. 

Sin embargo, hasta el pasado 17 de junio de 2017, no se llegó a saber cuál fue la verdadera causa de la muerte de esta mujer: tularemia, también conocida como fiebre de los conejos. Dicha enfermedad es causada por un microorganismo llamado Francisella tularensis, el cual provoca en tan solo tres días fiebre, lesiones en la piel, problemas respiratorios, diarrea y la muerte en casos extremos. De hecho, existen antibióticos para tal infección, la cual puede resolverse sin problemas si es detectada a tiempo.

Como sucede con la enfermedad de Lyme, la tularemia se transmite a través de picaduras de insectos que han entrado en contacto con un animal infectado. Sin embargo, el caso de esta mujer destaca por el hecho de que no tuvo contacto con insectos, ni había sido expuesta a cadáveres de animales o de agua sin procesar.

Cómo se produjo el contagio

Tras una serie de investigaciones, los médicos han logrado encontrar la causa del contagio en este caso sin necesidad de conejos de por medio. Según su informe, el perro de la fallecida fue encontrado con un conejo muerto en la boca el pasado mes de mayo de 2016, y poco después se encontró más letárgico y con menor apetito.

Tras la muerte de la mujer, también se analizó la sangre del perro, en la cual también se detectaron signos de infección por tularemia. De hecho, los investigadores también encontraron a una serie de conejos infectados en torno a la propiedad de la mujer, que vivía en un entorno semirrural.

En este caso, en el cual destacó la afectación respiratoria de la mujer infectada por tularemia, los investigadores sospechan que se produjo una cepa que portaba su perro, que posiblemente la llevaba en la boca tras contactar con el conejo muerto.

Según el CDC, cada año se informa de unos 125 casos de fiebre de los conejos solo en Estados Unidos, aunque los casos mortales son puntuales.

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