En tierras con tradición pirotécnica, entre las que destaca la Comunidad Valenciana en España, los niños aprenden desde pequeños unas normas de seguridad básicas para disfrutar de las fiestas. La regla elemental es la de encender siempre los petardos en el suelo, nunca entre las manos, lejos de otras personas y manteniendo nuestra propia zona corporal a distancia, especialmente la cara.

De lo contrario pueden ocurrir trágicos accidentes como el descrito en el New England Journal of Medicine. Un hombre de 44 años residente en Chandigarh, India, sufrió serias heridas en ambos ojos cuando un petardo que estaba encendiendo explotó cerca de su cara. El ojo izquierdo pudo ser salvado, aunque con serios daños. El derecho, lamentablemente, reventó, en una condición descrita como "ruptura del globo ocular".

El hombre acudió el pasado septiembre de 2015 a Urgencias tras la explosión. Los fragmentos del petardo habían penetrado profundamente en sus ojos, provocando que fuese incapaz de percibir la luz por parte del ojo derecho, y sufriendo una visión difuminada por parte del ojo izquierdo.

Fragmentos en la córnea

Según el informe del NEJM, los médicos fueron capaces de eliminar los fragmentos de petardo incrustados en el ojo izquierdo, aunque fueron necesarias varias sesiones para lograrlo. Se habían alojado en la córnea, la capa transparente y más extensa del ojo humano. Como describió uno de los oftalmólogos a LiveScience: "Fue difícil eliminar muchos de los fragmentos incrustados en las capas más profundas de la cornea del paciente".

Tras extirpar los fragmentos, el paciente recibió antibióticos y colirios oculares, logrando llegar a mejorar la visión de su ojo izquierdo hasta 20/40 en tres meses. Sin embargo, su ojo derecho quedó severamente dañado, ya que los fragmentos de petardo habían perforado el globo ocular produciendo una "ruptura" imposible de reparar.

Un ojo que no se pudo "coser"

Aunque existen casos donde una perforación ocular puede solucionarse si se recibe tratamiento a tiempo - que consiste en coser, literalmente, el agujero -, los daños producidos por este petardo fueron excesivos. Provocaron que el fluido del globo ocular se filtrase, haciendo imposible la sutura.

Finalmente, el paciente desarrolló una condición llamada "tisis bulbar", o lo que es lo mismo, una reducción y falta de funcionamiento del globo ocular. En la práctica esto significa que el ojo afecto queda completamente ciego.

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