"Su estancia en la unidad de ictus conlleva una vigilancia intensiva por parte de los profesionales para realizarle un cuidado de forma más estrecha en las últimas horas". Con esta frase se inicia el folleto que se les facilita a los familiares de los pacientes ingresados en la misma zona del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (FJD) donde la periodista María Teresa Campos ha pasado los últimos dos días, desde que el martes por la tarde sufriera una isquemia cerebral que ya se puede definir como ictus.  

Quizás esta frase es la que haya confundido a las hijas de la presentadora, Terelu y Carmen, que se han referido estos días a la "unidad de cuidados intensivos" o de "vigilancia intensiva" al definir dónde se ingresaba su famosa madre, que ha pasado a planta en la tarde de este jueves. 

[Más información: María Teresa Campos presenta "una leve mejoría"]

La unidad de ictus de la FJD es una de las joyas de la corona del centro hospitalario. Cuenta con sólo cinco boxes -puestos- para garantizar la atención más personalizada y en ella pueden ingresar tanto los pacientes que entran por la vía privada como los que acceden por la pública, ya que el hospital es un centro público-privado cuya área más exclusiva está gestionada por el grupo Quironsalud. 

La primera vez que un familiar o allegado accede a la unidad puede "resultar algo desconcertante", advierten desde el centro. La presencia de multitud de aparatos es de los aspectos más llamativos, pero también impresiona encontrar al enfermo "con diferentes cables que forman parte de un sistema de monitorización para en todo momento conocer su ritmo cardiaco, tensión arterial y saturación de oxígeno". Además, el paciente está rodeado de máquinas que, "por medio de un catéter venoso introducen sueros o medicación a ritmo constante". 

En el folleto, se explica a los familiares que "la información médica es confidencial y, salvo autorización expresa, sólo se facilitará a familiares directos". Por tanto, los partes médicos emitidos por el hospital han sido redactados por petición expresa de las Campos. 

La unidad de ictus es muy nueva, ya que se inauguró en noviembre de 2015. Neurólogos, enfermeras/os, auxiliares y celadores se han ocupado estos días de la periodista, cuyas pertenencias se tuvieron que llevar sus familiares al ingresarla, al contrario de lo que sucede en la planta del hospital, donde cada paciente dispone de un armario para dejar sus cosas. 

Antes de entrar en la unidad, situada en la quinta planta del edificio C del centro -unidad 35- y a la que se accede por la puerta principal, es obligatorio lavarse las manos con una solución hidroalcohólica. Algunas advertencias del folleto pueden haber resultado difíciles de cumplir para las Campos, dado su carácter extrovertido y ruidoso. Así, se pide "hablar en voz baja y colaborar en crear un clima de silencio y tranquilidad para el bienestar de los pacientes". El móvil también ha de usarse con estas limitaciones y, en caso de optar por escuchar la radio o algún aparato similar, se tendrá que hacer con auriculares y bajo autorización médica. 

En cualquier caso, todas estas limitaciones se han acabado cuando María Teresa Campos ha pasado a planta. Allí sí ha ingresado en la parte privada del centro hospitalario, donde hay incluso suites, por supuesto individuales, que cuentan hasta con sala de espera

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