En inglés se les denomina weekend warriors (luchadores de fin de semana) y, hasta ahora, la ciencia había hablado poco sobre ellos, a pesar de que se presupone que no son pocos. Son las personas que, debido a su ajetreada jornada laboral, no pisan el gimnasio ni practican actividad física conocida de lunes a viernes, pero que los fines de semana se pegan la paliza con sesiones de ejercicio de al menos hora y cuarto.

Ahora, un equipo de investigadores de la inglesa Loughborough University ha analizado los hábitos deportivos de 63.591 adultos que habían respondido entre los años 1994 y 2012 a varias encuestas de salud con el único objetivo de averiguar si esa peculiar forma de practicar deporte era beneficiosa para la salud y, sobre todo, si cumplía uno de las cualidades establecidas del ejercicio físico: la reducción de la mortalidad por diversas causas.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los individuos de entre 18 y 64 años practique al menos 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos si éste es vigoroso. Pero la OMS no establece cómo ha de estar repartido ese tiempo y la mayoría de guías de práctica clínica lo traduce en una recomendación de media hora de deporte al día, cinco jornadas a la semana.

Ahora los autores dirigidos por Gary O'Donovan han demostrado que aquellos que agrupan este ejercicio en una o dos sesiones durante el fin de semana se benefician, y mucho, de su práctica. En comparación con los sedentarios, estos guerreros de fin de semana presentaron un 30% menos de riesgo de morir por cualquier causa, un 40% menos de riesgo de fallecer por enfermedad cardiovascular y un 18% menos de riesgo de perecer por cáncer.

Los investigadores se encontraron con otra buena noticia adicional y es que incluso los que practicaban menos deporte del recomendado, tanto acumulado en una o dos sesiones como regularmente a lo largo de la semana, presentaban un menor riesgo de muerte que los totalmente inactivos.

Sin embargo, un editorial que acompaña al estudio publicado en JAMA Internal Medicine advierte de que éste no se debe interpretar como una carta blanca para abandonar la práctica deportiva diaria e irse de cabeza al fin de semana: la convivencia diaria con el deporte tiene otros beneficios -desde el estado de ánimo al control de enfermedades como la diabetes- que sí se pueden ver afectados por el cambio de patrón.

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