El doctor Roberto Méndez, a la derecha, junto a un yogur.

El doctor Roberto Méndez, a la derecha, junto a un yogur.

Nutrición

Soy médico y este es el kéfir probiótico del 'súper' en España que recomiendo a mis pacientes

No todos los alimentos con apariencia de yogur son realmente yogur, de la misma manera que no todas las variedades son igual de recomendables.

14 enero, 2024 11:52

Con el paso de los años, los productos alimentarios ricos en prebióticos y probióticos no solo se han popularizado en los supermercados y grandes superficies, sino también en pequeñas tiendas e incluso en nuestros propios domicilios. Si bien hace no muchos años el yogur natural y sus diferentes variedades era el abanderado de los productos fermentados, hoy tiene un serio competidor.

El kéfir, que actualmente ya no es un alimento de moda, sino uno más de tantas alternativas saludables, llegó como serio competidor del yogur en cuanto a riqueza en probióticos o microorganismos saludables se refiere. Conocido durante mucho tiempo como "falso yogur", aunque comparte algunas características con este derivado lácteo, tiene sus propios beneficios y diferencias, como comentaremos hoy.

Si bien antiguamente había que preparar el kéfir de forma casera, actualmente es posible adquirirlo en prácticamente cualquier supermercado, e incluso existen kéfirs de sabores, algo que provoca confusiones entre algunos compradores creyendo que son otro tipo de yogur más. Si bien ambos se elaboran con leche y fermentos, el yogur natural debe ser un "producto de la leche coagulada obtenido por la fermentación láctica mediante la acción de Lactobacillus bulgarius y Streptococcus thermophilus" según la ley española.

[Yogur o kéfir: este es el lácteo que más probióticos tiene del supermercado en España]

El kéfir, por su parte, es también un tipo de leche fermentada. Pero los microorganismos encargados de su fermentación son una serie de bacterias y levaduras que forman los conocidos gránulos del kéfir. De hecho, el kéfir se elabora añadiendo estos gránulos a la leche y dejándolos fermentar, dando lugar a una sustancia viscosa y con sabor más ácido que el del típico yogur. Es por este motivo que el kéfir casero puede ser más saludable que el comercial, dado que podemos elegir mejor los ingredientes.

Como ya ocurriese con el yogur, la industria alimentaria también ha propuesto la venta de kéfir de sabores o con trozos de fruta, dado que el sabor ácido del yogur natural y del kéfir natural no es del agrado de todo el mundo. Pero, como también comentamos en el caso del yogur en un capítulo previo de 'soy médico', los kéfir de sabores deberían evitarse: no son tan saludables, suelen incorporar azúcares añadidos o edulcorantes artificiales, y los saborizantes utilizados no son más que aditivos que convertirían un producto saludable en un ultraprocesado.

En un kéfir natural el ingrediente mayoritario debe ser la leche, pudiendo rondar una proporción de hasta el 95%. Incluso cuando el kéfir posea azúcares o edulcorantes añadidos, este porcentaje de leche puede llegar a mantenerse intacto, pero igualmente no serían recomendables para su consumo. La leche contiene azúcares naturalmente presentes, y por ello tanto kéfir como yogur siempre poseerán una cantidad de azúcar que rondará los 4 gramos por cada 100 gramos de producto de forma natural. 

Así pues, un kéfir natural debe poseer como ingredientes la leche, fermentos lácticos y/o levaduras del kéfir. Y nada más. Cualquier añadido, sobra, y deberíamos evitarlo siempre que sea posible.

El kéfir, como el yogur, ha demostrado significativos beneficios para la salud, como ya puntualizó un artículo publicado en Frontiers in Nutrition: potencial antimicrobiano, anticancerígeno y antidiabético, además de poder modular el microbioma intestinal. Además, como punto a favor, el kéfir sí puede ser consumido por personas intolerantes a la lactosa, dado que los microorganismos del kéfir usan este azúcar para hacer su fermentación, reduciendo drásticamente su presencia en el producto final. Como sucediese con el yogur, el kéfir posee proteínas de alto valor biológico y una cantidad significativa de calcio de fácil absorción, además de probióticos.

Respecto a este último punto, aunque tanto yogur como kéfir poseen probióticos, el kéfir cuenta con una mayor variedad de organismos vivos beneficiosos. Además, el kéfir tiene cierta ventaja sobre el yogur, ya que estos microorganismos mueren al someter el alimento a altas temperaturas, pero el kéfir no puede someterse a una segunda pasteurización tras su fermentación, como sí se hace con los yogures. En cuanto a valores nutricionales generales, ambos productos comparten multitud de similitudes, aunque deberíamos asociarlos a una dieta rica en verduras y sobre todo fruta. No solo de kéfir y otros derivados lácteos vive el hombre, ni su microbiota.